La inquietud artística del músico Daniel Riveros dio al sexto álbum del chileno, luego de su exitoso Estilo Libre. Este disco es más íntimo y personal, con 10 canciones escritas y compuestas por Gepe, con la excepción del clásico de Café Tacuba «Las Flores».
Ciudad de México, 30 de julio (SinEmbargo).- Algo suena fuerte desde hace dos años: Gepe, una palabra de cuatro sílabas con la que el músico Daniel Riveros describe, explora y difunde la música chilena.
Estilo libre fue su gran álbum de popularidad y lo llevó de gira por gran parte de Chile, Latinoamérica, Estados Unidos y Europa (España e Inglaterra) y que dio pie a la realización de multitudinarios conciertos «a la carta» (con repertorios escogidos por los fans) en El Plaza Condesa de la CDMX y el Teatro Caupolicán de Santiago, recinto que abarrotó por segunda vez en su carrera.
¿Qué es la nueva música chilena? ¿Por qué entre Gepe, Mon Laferte, Javiera Mena, Camila Moreno, Nicole, al lado de Álvaro Henríquez, Manuel García, La Ley o Lucybell, son los más escuchados en Spotify?
Lo importante es darnos cuenta de que el país se ha abierto a nuevas fronteras y hoy no es sorpresa para nadie estar escuchando “cosas de Chile”.
Ciencia Exacta es un trabajo espontáneo, que contiene 10 canciones escritas y compuestas por Gepe, con la excepción del clásico de Café Tacuba «Las Flores». Este nuevo álbum cuenta con dos invitadas de lujo: la folclorista María Esther Zamora («Solo») y la baterista Juanita Parra («Flor del canelo»). Mientras que en la producción el artista chileno nuevamente se hace acompañar por Cristián Heyne y Fernando Herrera.
«Pusimos la energía en dar con una canción más pura ligada a las letras. Cada canción se construyó a partir de la guitarra y la voz. Por eso es súper simple. Considero que son canciones que están en función de sí mismas, de las imágenes y las ideas. Hay un imaginario latinoamericano mucho más ‘Gepe’. Hay menos búsqueda exterior y más hacia el interior», declara el músico.
“Es un disco mucho más sencillo, las canciones fueron grabadas con actitud poco pretenciosa y honesta”, afirma.
“El disco anterior es mucho más grandilocuente, como de ir hacia el fondo de los estilos musicales, estas canciones están arregladas mucho más a partir de la letra y de la melodía. Más allá de hacer un disco forzosamente latinoamericano. Tiene que ver con una manera de trabajar buscando la claridad y la sencillez”, expresa.
Una de las cosas de haber hecho este disco es haber ganado confianza en la obra misma de Gepe. Su claridad viene de confiar en sí mismo cada vez más.
“Qué bueno que en los ’60 los artistas sacaban un disco por año y qué bueno que haya vuelto un poco eso. La grabación es testimonio de la autoconfianza y son como capítulos en un libro grande, me gustaría construir mi carrera de esa manera. Este disco es un capítulo, no es algo cerrado, es un conjunto de canciones que responde a un momento particular”, dice el artista nacido en Santiago de Chile el 28 de septiembre de 1981.
A la hora de referirse a los músicos, Gepe no deja de hablar de Mon Laferte, la intérprete chilena de gran moda en México y que acaba de incluir una nueva fecha para el Auditorio Nacional en octubre próximo.
“Ella se quedó en México y ha hecho una excelente carrera. Ha venido trabajando construyendo un lenguaje propio, particular, eso me gusta. Además, me encanta que todos seamos chilenos pero que cada uno responda a su manera de decir, hay muchos caminos en cada uno de nosotros y respondemos esencialmente a ellos”, dice.
“Para nosotros lo más importante es la honestidad musical, por eso no hacemos diferencia entre lo que es música tradicional, música independiente, más allá de contar vivencias particulares hay un deseo que de se nos note la hebra, la cultura y eso es muy bonito. Hay una manera de entender lo que piensa Mon Laferte o tantos otros artistas en sus canciones, en sus videos, se les nota mucho la “chilenidad” y aunque puede parecer un poco nacionalista, me gusta mucho”, afirma el músico.
“Hacemos música de Chile de para México”, insiste.
“Después del 2000 no había estructura ni estilo para hacer la música en Chile. Fue ahí que empezamos a hacer y a hacer, empezamos a construir un pequeño artefacto de industria musical y comenzó a haber tantos artistas como público”, balancea.
“Que haya un público chileno que se identifique con sus artistas es algo totalmente nuevo, ahora hay muchos grupos, estilos, muchas maneras de hacer música. Con la relación pasada tengo contacto con Jorge Fernández, de Los Prisioneros y he compartido escenarios con La Ley. Hay un montón de diferencia entre la manera de pensar y la manera de trabajar, antes la industria musical era mucho más pesada, se necesitaba de muchos más recursos, no sólo monetarios sino artísticos, ahora hay muchas maneras de hacer la música y muchas formas de comunicarlo. Viajas a los distintos lugares con dos, tres o cuatro músicos, de acuerdo al presupuesto y te adaptas”, afirma.
“Tengo más contactos con músicos de los 60 que de los 80 y 90. Lo de los 60 son nuestros maestros”, concluye.