¿Por qué la COVID persistente es un reto para la ciencia? Aún desconcierta a expertos

30/05/2022 - 10:42 am

A ya dos años de la pandemia, aún existen muchas dudas respecto a las secuelas de la enfermedad. Expertos ahondan sobre las consecuencias, pero afirman que mucho se desconoce de la COVID persistente.

Madrid, 30 de mayo (Europa Press).- Con el aumento de casos de COVID-19 estas semanas también se espera un incremento de la COVID persistente, una condición que tanto desconcierta a pacientes y a expertos. Y es que a día de hoy esta condición post infección del SARS-CoV-2 representa un reto para la Medicina y para la Ciencia en general. Sigue siendo una gran desconocida.

Según defiende Cristina Calvo, jefa de Sección de Pediatría y Enfermedades Infecciosas de Hospital Universitario La Paz (Madrid), y también presidenta de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP), «sigue siendo un reto porque aún tenemos muchas incógnitas al respecto: ¿Por qué ocurre?, ¿cuáles son los factores de riesgo?, ¿cómo hacer correctamente el diagnóstico?, ¿cómo tratarlo?, ¿cómo es de frecuente?».

Cada vez vamos conociendo más y más cosas sobre esta «long COVID» como también la llaman por su nombre en inglés y, por ejemplo, sí que se sabe que, igual que hay COVID persistente, fruto del contagio del SARS-CoV-2, otras infecciones víricas también producen síntomas persistentes en el largo plazo, como sería el caso del citomegalovirus o del virus de Epstein Barr (mononucleosis), por ejemplo.

«Ha pasado lo mismo con el virus del ébola, ya que se presentaron casos de uveítis meses después de la infección aguda, o también síntomas persistentes por la infección del virus de chikunguya. Sí que es verdad que hay otros cuadros infecciosos que producen síntomas a largo plazo. Eso sí, estos no son sólo virales, también pueden estar originados por bacterias, como en el caso de la fiebre Q, o la enfermedad de Lyme; aparte de que ya con el MERS y el SARS-CoV-1, los coronavirus anteriores, también se presentaron síntomas persistentes», detalla por su parte, y en una entrevista con Europa Press, la doctora Esther del Corral Beamonte, médico internista.

Hoy en día pocas cosas se pueden decir «con plena certeza» sobre la COVID persistente. Foto: Mark Schiefelbein, AP

No obstante, esta portavoz de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) reconoce que, a grandes rasgos, hoy en día pocas cosas se pueden decir «con plena certeza» sobre la COVID persistente: «Con certeza se pueden contar pocas cosas, la causa no está aclarada, no se sabe por qué hay pacientes que siguen teniendo síntomas, tampoco se tiene a día de hoy ningún tratamiento eficaz que haya demostrado beneficio para la mejoría del cuadro».

¿MÁS FRECUENTE EN MUJERES JÓVENES?

Subraya que recientemente se ha publicado un metaanálisis de estudios observacionales que recoge bastante evidencia sobre este fenómeno, y que ha sido elaborado con 120 mil pacientes que tuvieron la COVID-19: «De estos, el 56 por ciento refiere algún síntoma persistente, es decir, más de la mitad de los pacientes con infección aguda pasados los tres meses refieren algún síntoma. De estos, los más frecuente son los síntomas generales, y hasta el 30 por ciento indica que presenta astenia, fatiga, la intolerancia al ejercicio físico; mientras que los menos frecuentes son los problemas de digestión».

Ahora bien, esta médico internista subraya que este estudio pone en duda un aspecto, y es que hasta el momento se pensaba que la COVID persistente era más frecuente entre las mujeres jóvenes, mientras que este trabajo científico muestra que la edad media de los pacientes afectados por estos síntomas persistentes se sitúa en pacientes de 52 años, siendo la mitad mujeres.

EL ABORDAJE DE LA COVID PERSISTENTE ES COMPLICADO

Con ello, la portavoz de la SEMI considera que hoy en día la COVID persistente es un reto para la Ciencia y la Medicina también porque no conocemos su causa. «Sin conocer la causa es difícil abordarla. No se sabe si es porque persiste el virus, de forma que el tratamiento debería orientarse a erradicar al virus; o bien porque los síntomas se mantienen porque persiste la inflamación, de forma que habría que tratar la inflamación; o bien si es porque hay disfunción de las mitocondrias, que es otra de las teorías que hoy en día se manejan, según cuenta.

Por otro lado, esta portavoz de la SEMI dice que es una entidad que es «frustrante» para el paciente sobre todo porque se encuentra mal y está con síntomas, pese a que todas las exploraciones complementarias están bien. Un paciente sigue refiriendo fatiga y no encontramos una causa que la justifique porque por ejemplo el TAC de torax o la espirometría están bien», aclara.

Hoy en día la COVID persistente es un reto para la Ciencia y la Medicina también porque no conocemos su causa. Foto: John Minchillo, AP

Del Corral Beamonte, eso sí, celebra que, según su experiencia, la mayor parte de los pacientes con síntomas persistentes siguen el curso hacia la recuperación, de forma que mejoran espontáneamente, en algunos casos entre los seis meses y el año. «Sí es cierto que algún síntoma que les invalida sí tiene tratamiento, como en el caso de la cefalea, que es bastante frecuente. Entonces, al mejorar esos síntomas mejora su calidad de vida, o su capacidad de volver a trabajar; pero para la condición post COVID no existe a día de hoy un tratamiento específico», añade.

Recuerda en este sentido que hay hasta 205 síntomas descritos de COVID persistente, al mismo tiempo que resalta que para diagnosticar esta condición se deben mantener los síntomas que han surgido durante la infección más allá de las 12 semanas. Aparte, remarca que estos síntomas persistentes pueden aparecer en los pacientes, independientemente de la gravedad de la infección, y que en torno a un 10 por ciento de los contagiados la desarrollará.

En este punto sí resalta que se están dando pasos en su conocimiento, como por ejemplo que en octubre de 2021 la OMS publicara su definición, aunque considera que es «muy amplia» a día de hoy, y que poco a poco debería intentar ajustarse.

Un aspecto que también señala es que se desconoce el efecto de cada variante del SARS-CoV-2 en este sentido y cree que probablemente den síntomas persistentes en diferentes grados cada una de ellas, aunque afirma que no hay estudios claros al respecto. Pone el ejemplo de Aragón, donde ella trabaja, y dice que en esta última ola se han dado unos 400 mil positivos.

«Con la estimación de que un 10 por ciento de ellos desarrollará COVID persistente, es decir, unas 40 mil personas, se trata de un volumen de pacientes que no estamos viendo en las consultas», agrega. Al mismo tiempo, esta especialista de la Sociedad Española de Medicina Interna indica que se desconoce si la vacunación protege frente a este cuadro de síntomas persistentes.

Se desconoce el efecto de cada variante del SARS-CoV-2. En esta imagen de microscopio de 2020 difundida por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades se ven partículas del virus SARS-CoV-2, que causa la COVID-19. Foto: Hannah A. Bullock, Azaibi Tamin/CDC vía AP

EL TRATAMIENTO DE LA COVID PERSISTENTE

Mientras, en otra entrevista con Europa Press, el portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), el doctor Lorenzo Armenteros, indica que el tratamiento a día de hoy es sintomático, trata los síntomas, no la enfermedad, y efectivamente considera que representa uno de los mayores retos de la Ciencia en estos momentos, y que para resolverlo es necesaria mucha investigación.

Pone aquí el ejemplo de la neumonía, y el caso de la neumonía bacteriana, donde se pueden tratar la tos y la fiebre pero asegura que sólo se vence a la enfermedad con un antibiótico que elimine la bacteria. «Entonces, en el caso de la COVID persistente se está intentando buscar un antiviral de alto espectro que pueda eliminar el virus y todas sus consecuencias, es decir, actuar sobre toda la enfermedad, y no sólo sobre los síntomas», subraya.

Ahora mismo, indica que están puestas todas las esperanzas en los tratamientos antivirales o en los anticuerpos monoclonales, con gran efecto en las fases precoces de la enfermedad, aunque insiste en que es necesaria la investigación, y que podrían tener un efecto positivo también sobre la COVID persistente.

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