La presidenta de la cámara baja, Tina Kotek, dijo que “la presencia de Teresa en esta cámara le da voz a la gente que ha sido especialmente afectada por la retórica sobre inmigración que viene del gobierno federal. Está haciendo un gran trabajo”.
Wooburn, Oregón, EU., 30 de mayo (AP).- Teresa Alonso pensó que la esperaba una vida mejor en una tierra prometida cuando de niña la trajeron de México a Estados Unidos. Pero su familia terminó en una vivienda sin calefacción ni agua corriente en Oregón, trabajando en el campo, en una plantación de fresas.
Hoy, Alonso es una de las primeras personas traídas ilegalmente a Estados Unidos que llegan a una legislatura.
“Esto demuestra que el potencial humano no conoce el status inmigratorio y que entre los inmigrantes de Estados Unidos, especialmente los que vienen de niños y reciben la educación indicada, su potencial ofrece liderazgo para este país”, declaró Arturo Vargas, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Funcionarios Elegidos y Designados.
La ironía de que fue elegida el mismo día en que Donald Trump derrotó a Hillary Clinton en las elecciones presidenciales no le pasa inadvertida a Alonso.
“No logramos tener una mujer presidenta, pero me tienen a mí como legisladora”, expresó Alonso entre risas en su pequeña oficina del Capitolio de Oregón.
Alonso, quien es demócrata, se nacionalizó en el 2012. Ahora que Trump ha emprendido una campaña para hacer cumplir al pie de la letra las leyes de inmigración, se considera una defensora de sus votantes. Su distrito se encuentra en una zona mayormente hispana de Woodburn, 48 kilómetros al sur de Portland.
El servicio de Inmigración y Control de Aduanas, conocido por sus siglas en inglés, ICE, le puso el ojo a esa comunidad. Detuvo a dos camionetas llenas de trabajadores en febrero y se llevó a varios. Alonso es una ex concejal de Woodburn City.
“Cuando pienso en la gente de mi comunidad que se despierta temprano para ir a trabajar, que ahora se despierta y reza para que no se la lleve el ICE… me parece inaceptable”, declaró Alonso en una entrevista.
Agregó que algunos niños no quieren ir a la escuela, temerosos de que cuando vuelvan se habrán llevado a sus padres.
Una tarde reciente, los estudiantes salían de la secundaria Woodburn High School, muchos de ellos hablando en español, y se dirigían a sus autobuses amarillos. Cuatro de cada cinco alumnos de la escuela, a la que fue Alonso, eran hispanos.
“Nuestros estudiantes latinos la consideran un ejemplo”, expresó Víctor Vergara, director de la Academia de Estudios Internacionales de la escuela. “La ven y piensan ‘lo podemos hacer. Ella es como nosotros’“.
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La primera inmigrante hispana que llega a la legislatura de Oregón, Alonso y otros tres legisladores han pedido al ICE que suministre detalles de sus actividades para ver cómo han cambiado.
Entre sus propuestas de ley figura una que requeriría a las universidades públicas del estado que promuevan la inclusión y la diversidad. Otra prohibiría a las agencias estatales dar contratos a firmas que no previenen el hostigamiento sexual ni la discriminación. La Asociación de Abogados de Oregón apoya esa iniciativa y dice que muchos trabajadores son discriminados por sus patrones y que el estado no debería usar dinero de los contribuyentes para contratar empresas que no toman medidas para combatir el hostigamiento.
Algunos legisladores no ven bien la inmigración ilegal. El representante republicano Sal Esquivel presentó un proyecto que busca anular una ley de 1987 que hizo de Oregón el primer estado santuario del país. La iniciativa no prosperó y ni siquiera llegó a la legislatura en pleno.
“Los estados deben cumplir con las leyes federales sobre inmigración”, dijo Esquivel en un correo electrónico.
En el centro de Woodburn, que en muchos sentidos se parece a un pueblo mexicano, con taquerías, carteles en español y paredes con murales, la gente se muestra entusiasmada con la elección de Alonso.
“Nos sentimos orgullosos”, dijo Manuel Villanueva, propietario de El Forastero, que vende botas y sombreros de cowboy. “Es latina y puede reducir el racismo que vemos”.
La posibilidad de que haya más redadas del ICE afecta los pequeños comercios porque la gente se muestra reticente a salir de compras. Alonso y otros están tratando de encontrar soluciones.
“Lanzamos la iniciativa ‘small business Saturdays’ (sábado, día de los pequeños comercios) para alentar a la gente a que venga a comer algo nuevo, a comprar algo nuevo, que nunca ensayaron”, dijo Alonso. Otros políticos apoyan la iniciativa.
Alonso es descendiente de la tribu de los purepecha. Deseosos de una vida mejor, sus padres se fueron de San Jerónimo, un pueblito del estado de Michoacán sobre el lago Patzcuaro, famoso por sus pescadores, que atrapan los peces tirando redes desde sus canoas.
En la casa que alquilaron en Oregón, usaban un baño afuera y sacaban agua de una manguera, recuerda Alonso. En el invierno, llenaban baldes de agua y los dejaban adentro para que no se congelase.
“Recuerdo un invierno en el que el agua se congelaba también adentro de la casa”, relata. “Muchos inviernos nos acostábamos todos juntos con mis padres”.
La familia de Alonso regularizó su situación cuando se aprobó una amnistía bajo el gobierno de Ronald Reagan.
En su campaña electoral, Alonso distribuyó material en inglés, español y ruso, dado que en Woodburn hay una gran comunidad rusa.
“Me siento muy orgullosa”, dice Alonso conteniendo la emoción. “Es un gran honor representar una de las comunidades más diversas del estado”.
Su victoria electoral se produjo en un momento clave, según la presidenta de la cámara baja Tina Kotek.
“La presencia de Teresa en esta cámara le da voz a la gente que ha sido especialmente afectada por la retórica sobre inmigración que viene del gobierno federal”, afirmó Kotek. “Está haciendo un gran trabajo”.
A nivel nacional, hay al menos otro caso como el de Alonso. Blanca Rubio, que fue traída ilegalmente de México de niña, fue elegida en noviembre para la Asamblea Estatal de California.
Otros dos inmigrantes que vinieron legalmente pero se quedaron cuando sus visas expiraron, también se hicieron ciudadanos y llegaron a legislaturas estatales: Isela Blanc, elegida igualmente en noviembre en Arizona, y Adriano Espaillat, un dominicano que ganó una banca en la legislatura de Nueva York en 1996 y que el año pasado llegó al Congreso nacional.
«Son tan estadounidenses como los demás”, afirmó Vargas. “Quieren tanto el país que están dispuestos a hacer el sacrificio de servir al público”.