Para Élmer Mendoza cada página que escribía era un ejercicio en el que podía expresarse a sí mismo una parte de lo que es y que lo define.
Por Nallely Sánchez
Sinaloa, 30 de abril (Noroeste).- Hace 25 años, cuando Élmer Mendoza trabajaba en su quinta o sexta novela y no le gustaba, aun y cuando eran de una prosa impecable y se preguntaba qué le faltaba, tuvo una revelación, que “debía escribir con un lenguaje que me saliera del corazón: el lenguaje culichi”.
El pasado jueves, al recibir el Doctorado Honoris Causa, máxima distinción que otorga la Universidad Autónoma de Sinaloa, el escritor sinaloense compartió en su discurso, que intituló El arte de narrar, cada página que escribía era un ejercicio en el que podía expresarse a sí mismo una parte de lo que es y que lo define.
“A partir de ahí, fue sustentar una estética sustentada en mi lugar de origen, la ciudad donde nací con muchas de sus características, el lenguaje, como sostén del arte de narrar, se convirtió en uno de los pilares de mi creación, pues me ayudó a reforzar el ritmo y el tono de mi narrativa” indicó.
Mendoza recordó que la decisión de ser escritor llegó cuando tenía entre 28 y 29 años y con ello iba implícita otra gran decisión: ser bueno.
“Así nomás. ¿Qué ruta debería seguir? Estudiar literatura en la UNAM, leer más y escribir cuentos. Aquí encontré el significado del arte de narrar: cualquiera escribe 10 páginas, pocos 200, pero 200 muy buenas, dos o tres, y son los que perduran, en ese grupo debo estar”, dijo.
Y aunque llevaba varias novelas escritas que desechó porque no le gustaban, se dio cuenta de que lo que lo haría diferente era el tema, el ritmo narrativo, el lenguaje y la estética.
“Gracias a estos elementos he logrado que mi literatura tenga alguna trascendencia, cuando me convertí en escritor me propuse poner a Culiacán en el mapa de la cultura universal y es muy posible que lo haya ignorado o en todo caso, abierto una puerta por donde la generación siguiente pueda entrar y llegar más lejos que yo”.
El escritor sinaloense, autor de novelas como Un asesino solitario, El amante de Janis Joplin, Cóbraselo caro, Asesinato en el Parque Sinaloa, La cuarta pregunta y Ella entró por la ventana del baño, entre otras, agradeció la distinción y reconoció el apoyo de su esposa, hijos, nietos, padres, suegros y amigos. “Agradezco esta inesperada distinción que me honra profundamente”, dijo.
El Rector de la UAS entregó el doctorado Honoris Causa a Élmer Mendoza, le colocó la insignia, el escudo, el birrete con ocho ínfulas, características del máximo grado honorífico y el título.
En su discurso, Guerra Liera destacó que difundir la cultura ha sido una convicción de la UAS, institución que a pocos días de celebrar 148 aniversario renueva el compromiso con la sociedad de promover lo más valioso que surge de la inteligencia y sensibilidad humana.
Recordó que el 2020 fue un año difícil y lo que va del 2021 ha sido desafiante, pero en medio de esta tormenta, las sociedades y comunidades universitarias tienen un potente faro que les guía y orienta para salir a flote: la cultura.
“En estos largos meses la cultura ha sido un resguardo para el intelecto y las emociones, un sitio seguro para despejar la mente, por eso celebramos estar reunidos esta mañana para homenajear a un escritor que se ha consolidado como una de las plumas más reconocidas de nuestro país y nuestra lengua”.
El funcionario destacó que ha tenido el privilegio de ver evolucionar a Mendoza en la última década y ser testigo de que su calidad como autor se consolida y se mantiene junto a su creciente prestigio, los premios de relevancia en México y el extranjero lo prueban.
Reconoció su trabajo a favor de la lectura, actividad que hace evocar tiempos remotos y visualizar futuros posibles. Al final, Élmer Mendoza compartió que ser profesor en la UAS ha sido una auténtica aventura y que siempre ha tratado de convencer a sus alumnos a que aspiren a la grandeza, que abandonen la zona de confort y vayan por todo. Y mencionó a Álvaro Rendón, “El Feroz”, que le hubiera encantado estar ahí, pero se adelantó.