Con la mano tapándose la cara como si no diera crédito a lo sucedido, la imagen de esta veinteañera y progresista dio la vuelta al mundo en junio de 2018 cuando derrotó en las primarias demócratas a Joe Crowley, un reconocido y veterano congresista que llevaba casi veinte años en su escaño.
Los Ángeles, 30 abril (EFE).- El fenómeno de Alexandria Ocasio-Cortez llega mañana a Netflix con Knock Down the House, un documental que explora el insólito ascenso de esta joven latina que, con una campaña sin grandes medios pero centrada en la comunidad y la movilización vecinal, se convirtió en congresista por Nueva York.
Con los ojos como platos y la mano tapándose la cara como si no diera crédito a lo sucedido, la imagen de esta veinteañera y progresista dio la vuelta al mundo en junio de 2018 cuando derrotó en las primarias demócratas a Joe Crowley, un reconocido y veterano congresista que llevaba casi veinte años en su escaño.
Ocasio-Cortez se convirtió así en un símbolo de la nueva izquierda en Estados Unidos, además de toda una sensación en las redes sociales, pero Knock Down the House no muestra a la congresista que es hoy sino el peculiar, enrevesado y sorprendente camino que la llevó hasta la Cámara Baja.
Ganador del premio del público al mejor documental estadounidense en el Festival de Sundance, Knock Down the House gira en torno a Ocasio-Cortez, aunque, en realidad, cuenta también las historias de otras tres mujeres que desafiaron los clichés tradicionales de la política y que retaron en las primarias de 2018 a demócratas muy asentados en el poder.
Se trata de Amy Vilela, que intentó entrar en el Congreso por Nevada; Cori Bush, que hizo lo propio en Misuri; y Paula Jean Swearengin, que participó en las primarias de Virginia Occidental al Senado.
A ellas y a Ocasio-Cortez les unía la falta de experiencia política, la limitación de recursos y la escasez de apoyos por parte de los sectores más poderosos, pero también el entusiasmo por construir candidaturas progresistas basadas en la clase trabajadora y los más desfavorecidos.
«Las cuatro tenían razones muy personales para hacer lo que hicieron y para enfrentarse a maquinarias políticas consolidadas», dijo Rachel Lears, directora del documental, al portal Refinery29.
«Requiere de un coraje extra participar en una campaña en la que no se espera a nadie -añadió la realizadora-. Tuvieron que recurrir a sus experiencias personales de pérdidas y adversidades para tener el coraje y la fortaleza de hacer esto».
En el caso de Ocasio-Cortez, Knock Down the House ofrece un revelador e ilustrativo relato de la joven antes de que fuera conocida por el gran público.
De esta manera, aparece trabajando como camarera en un bar, pateándose de arriba a abajo las calles del Bronx y Queens en busca de votos, repartiendo panfletos a sus vecinos o compartiendo dudas junto a su familia y pareja sobre si está haciendo lo correcto.
«Si fuera una persona normal y racional, habría abandonado esta candidatura hace mucho tiempo», confiesa Ocasio-Cortez al comienzo del filme.
Su campaña, con un entusiasmo e ilusión muy refrescantes, apostó por diferenciarse claramente de las élites y el clientelismo político.
Frente a los de arriba, ella estaba con los de abajo; en lugar de con las corporaciones y los poderosos, daba la mano a inmigrantes y trabajadores; y, en vez de buscar el respaldo del «establishment» y la vieja guardia demócrata, prefería visitar a sus votantes puerta por puerta y abrir hueco a nuevas voces en la política.
«Me postulo para representar al Bronx. Soy ‘bronxite’ de tercera generación. Soy latina, soy boricua, soy descendiente de los indios taínos, soy descendiente de esclavos africanos. ¡Estoy orgullosa de ser estadounidense! Pero debemos estar a la altura de esa promesa», asegura en otro momento del documental.
529 women ran for congress in 2018 — Meet four of them in @knockdownmovie on May 1. pic.twitter.com/nJU40nfwfJ
— Netflix US (@netflix) 22 de abril de 2019
Asimismo, Knock Down the House refleja los problemas y críticas que sufren especialmente las mujeres al adentrarse en la esfera pública.
Como resume Amy Vilela: «Ahora publican que soy marxista. Ni siquiera sé que es ser marxista. Que soy comunista, socialista, un pedazo de mierda y una perra. Y que parezco rusa, que regrese a mi país, México … Pero, ¿Saben qué? Sigan hablando».
El final feliz solo se dio para Ocasio-Cortez, ya que el resto de protagonistas del documental perdieron sus primarias.
Pero, al margen de estas historias concretas, Knock Down the House también ayuda a entender el contexto de la izquierda tras la inesperada victoria de Donald Trump en las presidenciales, la influencia de movimientos como Occupy Wall Street y el peso de una juventud movilizada y preocupada por asuntos como la educación y la sanidad públicas o la lucha contra el cambio climático.