Ahora, la expareja y confidente de Jeffrey Epstein es acusada de pagarle a una menor de 14 años cientos de dólares por cada interacción sexual con el fallecido multimillonario.
Ciudad de México, 30 de marzo (RT).– Los fiscales estadounidenses ampliaron este lunes los cargos penales contra Ghislaine Maxwell, acusándola de haber facilitado a Jeffrey Epstein otra menor de edad para cometer abusos sexuales. Asimismo, a los seis cargos anteriores presentados en su contra después de su arresto en julio del año pasado se añaden dos nuevos, el de tráfico sexual y el de conspiración para cometer tráfico sexual.
Las acusaciones contra Maxwell ahora abarcan los hechos acontecidos entre 1994 y 2004 en Nueva York y Florida e incluyen a una cuarta adolescente, que desde sus 14 años habría sufrido abusos sexuales de Epstein entre 2001 y 2004 en la residencia del multimillonario en Palm Beach (Florida).
La Fiscalía sostiene que la expareja Epstein incitó a la menor a involucrarse en actividades de carácter sexual con él, pagándole cientos de dólares en efectivo por cada encuentro de este tipo y regalándole lencería.
También se estima que Maxwell alentaba a la niña a reclutar otras jóvenes para darle «masajes sexuales» al financista «a sabiendas de que él tenía preferencias sexuales por las menores de edad y de que intentaba entablar actividades sexuales con aquellas víctimas».
Según la Fiscalía, Maxwell «buscó normalizar el comportamiento inapropiado y la conducta abusiva, entre otras cosas, abordando temas sexuales delante de la cuarta víctima menor y estando presente cuando la cuarta víctima menor estaba desnuda en la sala de masajes de la residencia en Palm Beach».
Ghislaine Maxwell fue arrestada el 2 de julio de 2020 por el FBI y permanece detenida en una cárcel de Brooklyn, Nueva York, sin fianza después de declararse inocente. La confidente de Epstein supuestamente preparaba a las niñas, dos de las cuales tenían apenas 14 años, y a veces participaba en los abusos.
Las autoridades afirman que Maxwell atraía a las menores preguntándoles sobre sus vidas, escuelas y familias y llevándolas de compras o al cine. Después de ganarse la confianza de las niñas, la mujer trataba de «normalizar el abuso sexual» al discutir temas relacionados, desvestirse frente a las víctimas o estar presente cuando una de ellas estaba desnuda.
