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María Rivera

29/12/2021 - 12:00 am

Ómicron y los niños

La pandemia nos ha mostrado qué clase de gobernantes tenemos.

En México, el gobierno de López Obrador se rehusa a vacunar a menores de 15 años de forma reiterada. Foto: Cuartoscuro.

No, no tiene remedio querido lector. No hay posibilidad de que el gobierno rectifique, que el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, deje de mentir, descaradamente, en las mañaneras. No hay posibilidad ninguna de que el Presidente López Obrador escuche, tras dos años de pandemia. No importa cuánto le demuestren que ha estado equivocada su estrategia para combatir al SARS-CoV-2, él insistirá en sus errores. Es como si viviéramos en un deja vu maligno, un loop donde estamos atrapados, sin poder cambiar, sin tener siquiera la esperanza de que más de medio millón de personas fallecidas podrán hacerlos rectificar.

La pandemia nos ha mostrado qué clase de gobernantes tenemos. Nuestro caso es un claro ejemplo de lo que ocurre cuando los gobernantes, en lugar de escuchar a la ciencia y a los datos, solo escuchan a la convenenciera política o peor aún a sus convicciones personales. Lo impresionante es que aún teniendo múltiples evidencias de que se han cometido errores imperdonables, continúen los mismos tomando decisiones.

Así, hoy estamos en donde no querríamos estar nuevamente, ante un escenario monstruoso a causa de la política negligente del gobierno. Y es que, aunque consistentemente nieguen la preocupación que la nueva variante del virus, Ómicron, ha despertado en el mundo, es indudable que desatará un tsunami de contagios en el país, causando los mismos estragos que en el resto del mundo. Estragos que, para este momento, México tendría que tener muy presentes, en lugar de sostener una política negacionista.

No, no bastarán las pocas terceras dosis que están poniendo para evitar la enfermedad simultánea de cientos de miles de personas. Sin medidas de contención, y subestimando al virus, miles podrían requerir atención hospitalaria, porque la variante es capaz de contagiar a personas vacunadas incluso con tres dosis. Esto significa un riesgo, muy real, de que los hospitales se vean rebasados nuevamente.

El gobierno de México tendría que, en estos momentos, estar proporcionando a la gente información veraz y confiable sobre la variante. Por ejemplo, tendría que explicarle a la gente que Ómicron es mucho más contagiosa, al grado de que está siendo considerada por expertos “la enfermedad más contagiosa que ha visto la humanidad”; que las vacunas en sus pautas de dos dosis, que son las que la mayoría tiene, perdieron eficacia contra ella, y por ello no protegen ya del contagio y la enfermedad sintomática, leve o moderada, como lo hacían con Delta (aunque afortunadamente parecen seguir protegiendo de enfermedad severa y muerte). También, tendrían que explicarle que aún cuando el virus produzca enfermedad leve o asintomática, la covid es una enfermedad sistémica, que puede dejar secuelas graves de salud, por lo cual no es sensato adquirirla, bajo ningún argumento informado.

Asimismo, López Gatell tendría que avisar a la gente sobre la calidad del cubrebocas y hacer la recomendación de usar mejores, como kN94 o N95 ya que los cubrebocas de tela o quirúrgicos que no están bien sujetos al rostro, no sirven para evitar contagiarse en espacios cerrados. Asimismo, insistir en la ventilación adecuada de los espacios, y reforzar el conocimiento de que el virus se contagia por el aire que respiramos.

Nada de esto, sin embargo, figura en los mensajes del subsecretario, ya no digamos del Presidente.

Debido a la alta contagiosidad del virus, los gobiernos todos, tendrían que haber llamado a la cancelación de reuniones y fiestas, en lugar de hacer invitaciones a reunirse en verbenas, como lo ha hecho la irresponsable Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.

Hay, sin embargo, un dato nuevo y muy preocupante de Ómicron que las autoridades están dejando pasar, además de lo que he mencionado, y es que hay evidencias en varios países de que la variante produce enfermedad más severa en niños y adolescentes. Esto los coloca como la población más vulnerable, junto con las personas no vacunadas. En Estados Unidos, Reino Unido, Francia, las hospitalizaciones en niños están sufriendo un dramático incremento por lo cual asociaciones de pediatría están llamando la atención a los gobiernos sobre la vulnerabilidad de los niños, e incluso se debate si las escuelas deben reabrir o no en enero, en pleno pico epidémico.

En México, el gobierno de López Obrador se rehusa a vacunar a menores de 15 años de forma reiterada (y del todo caprichosa), lo que los deja totalmente indefensos ante una variante que parece ser mucho más agresiva con ellos. Es importante que los padres de familia conozcan estos datos para que puedan tomar decisiones responsables e informadas sobre el riesgo al cual estarán expuestos sus hijos las próximas semanas. A diferencia de varios países, en México todos los niños y adolescentes menores de 15 años no tienen ninguna defensa contra la covid.

En cuanto al gobierno, con los datos que están surgiendo en los países que van adelantados en la ola, tendría que comenzar a vacunar con celeridad a todos los niños, de cinco a catorce años, para los cuales está indicado el biológico de Pfizer; y vacunar con terceras dosis a toda la población mayor de 18 años.

Esto, sin embargo, no parece que pueda lograrse y ni plantearse siquiera, porque el gobierno de México, no continuó con la compra de vacunas, en la delirante idea de que la pandemia ya había terminado y que ni los niños ni la población necesitarían dosis extras. Un desastre, querido lector, como se ha venido documentando aquí desde que comenzó la pandemia.

No sé, francamente, qué tendrá que pasar para que el gobierno rectifique de sus errores. Ayer pensaba, mientras veía a López Gatell en la conferencia mañanera negar la vacuna a niños, que estamos y estuvimos desde el principio, en manos de criminales que decidieron priorizar el ahorro sobre nuestras vidas. Ojalá que esta vez rectifiquen: la vida de millones de niños y adolescentes está en su manos.

Esperemos que el año que entra sea mejor, querido lector. Le deseo toda la felicidad del mundo para usted y los suyos.

María Rivera
María Rivera es poeta, ensayista, cocinera, polemista. Nació en la ciudad de México, en los años setenta, todavía bajo la dictadura perfecta. Defiende la causa feminista, la pacificación, y la libertad. También es promotora y maestra de poesía. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (FETA 2000) Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005), Los muertos (Calygramma, 2011) Casa de los Heridos (Parentalia, 2017). Obtuvo en 2005 el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.
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