Roma está generando fastuosas críticas con esa oda al matriarcado en el que Cuarón se crió, ya ha recibido tres nominaciones a los Globos de Oro y es la favorita para llevarse el Óscar a la mejor película extranjera, según los expertos.
Por Antonio Martín Guirado
Los Ángeles (EU), 29 de diciembre (EFE).- Las películas de superhéroes y la apuesta por la diversidad marcaron el cine en un año en el que la estrella de Star Wars empezó a perder su brillo y en el que otro cineasta mexicano, Alfonso Cuarón, acaparó titulares con Roma, una película nostálgica, en blanco y negro y en español.
Avengers: Infinity War fue la cinta de mayor recaudación, con 2 mil 046 millones de dólares en todo el mundo.
El filme, que reúne a la mayor parte de los superhéroes de los cómics Marvel, consiguió el mejor estreno de la historia de EU con 257 millones de dólares, superando así los 247 millones de dólares de Star Wars: The Force Awakens en 2015.
La segunda cinta más exitosa del año fue otra apuesta de Marvel, Black Panther, con mil 346 millones de dólares. En EU amasó más de la mitad, algo más de 700 millones de dólares, que la colocaron como la reina de la taquilla en este territorio gracias a su decidida apuesta por la diversidad.
La película fue dirigida y coescrita por el afroamericano Ryan Coogler, mientras que en su reparto figuraban Chadwick Boseman, Michael B. Jordan, Lupita Nyong’o, Danai Gurira, Letitia Wright, Daniel Kaluuya, Forest Whitaker, Angela Basset, Sterling K. Brown y solo dos actores blancos: Martin Freeman y Andy Serkis.
Detrás de las cámaras, la presencia de talento negro también se hizo notar con la inclusión de Rachel Morrison (la primera mujer nominada al Óscar en la categoría de mejor fotografía, por Mudbound), la diseñadora de vestuario Ruth E. Carter o la diseñadora de producción Hannah Beachler.
Además, el rapero Kendrick Lamar coprodujo la banda sonora, en la que participa con cinco canciones, un trabajo que le valió ser el artista más nominado para los Grammy, con ocho candidaturas.
Las otras dos cintas que superaron los mil millones de dólares en la taquilla mundial fueron Jurassic World: Fallen Kingdom, dirigida por el español Juan Antonio Bayona, y la cinta de animación Incredibles 2.
La otra cara de la moneda la protagonizó la multimillonaria saga de Star Wars, que pinchó soberanamente con el estreno de Solo: A Star Wars Story, con 392 millones de dólares a partir de un presupuesto estimado de unos 300 millones de dólares, sin contar el dinero destinado a su potente campaña publicitaria.
La obra, la segunda entrega del universo derivado de Star Wars tras el lanzamiento de Rogue One en 2015, se adentraba en la juventud de Han Solo (Alden Ehrenreich, tratando de imitar los gestos y la actitud de Harrison Ford, aunque sin su carisma).
Fue un proyecto al que le rodeó la polémica desde el comienzo, ya que los directores originales, Phil Lord y Christopher Miller, fueron despedidos a mitad de rodaje por Kathleen Kennedy, presidenta de Lucasfilm, y reemplazados por el veterano Ron Howard.
Lord y Miller trabajaron en la cinta durante cuatro meses y medio, pero Kennedy decidió prescindir de ellos por importantes «diferencias creativas».
El desastroso resultado económico de la cinta obligó a la compañía a repensar su estrategia cinematográfica y decidió eliminar otros proyectos derivados de la saga (centrados en Boba Fett y Obi-Wan Kenobi) para centrarse en dos series de televisión que se lanzarán en el futuro próximo con el chileno Pedro Pascal y el mexicano Diego Luna como protagonistas.
El talento latino está de moda y así lo demostró de nuevo el cineasta Alfonso Cuarón, cuya última película, Roma, se llevó el León de Oro en el Festival de Venecia para tomar el testigo como triunfador de la Mostra de su compatriota Guillermo del Toro.
La obra, que está generando fastuosas críticas con esa oda al matriarcado en el que Cuarón se crió, ya ha recibido tres nominaciones a los Globos de Oro y es la favorita para llevarse el Óscar a la mejor película extranjera, según los expertos.
Además, en los circuitos especializados se habla de que el filme podría trascender esa categoría y hacer acto de presencia en campos como mejor película, mejor director, mejor fotografía o, incluso, mejor actriz.
Cuarón ganó el Óscar al mejor director por Gravity en la ceremonia de 2014 y después llegaron las victorias de Alejandro González Iñárritu (Birdman en 2015 y The Revenant en 2016) y Guillermo del Toro (The Shape of Water en 2018).
Ahora, el de Ciudad de México, podría completar el círculo en la gala del próximo 24 de febrero.