En un principio, el Gobierno había anunciado que empezaría a retirar paulatinamente los controles de precios sobre los combustibles a partir de marzo de 2017 y el proceso concluiría el 30 de diciembre. No obstante, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) adelantó el proceso un mes, bajo el argumento de acelerar la entrada de participantes e inversionistas al mercado.
Por Laura Quintero
Ciudad de México, 29 de diciembre (EconomíaHOY/SinEmbargo).– De acuerdo con el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) el costo de las gasolinas en México de 2012 hasta el 29 de noviembre de este año se ha incrementado en un 60 por ciento. Al cierre del 2012 la gasolina Magna tenía un precio promedio de 10.36 pesos, la Premium de 10.95 pesos y el Diésel de 10.45, mientras que al 29 de noviembre se ubicaron en 16.76, 18.48 y 17.68, respectivamente, y a un mes de haberse liberalizado el precio de los combustibles en todo el país, especialistas detallan que su costo no disminuirá y la medida afectará a los consumidores.
Al respecto, Alejandro Limón Portillo, especialista en temas de Energía y Finanzas públicas del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), explicó que con la liberación del precio de la gasolina «lo más probable es que haya algunos efectos inflacionarios, los mercados están nerviosos».
Además, detalló que en un primer momento los consumidores serán los más afectados, puesto que de manera inmediata no se verán los beneficios de esta liberalización, pero algunas variables externas (tipo de cambio, precios internacionales del petróleo, nerviosismo por las elecciones presidenciales de 2018, riesgos políticos, entre otros), así como el efecto inflacionario que podría tener impactarían el bolsillo de los consumidores.
«El argumento de la liberalización es que es en pro de las finanzas públicas, dejar de subsidiar el precio de la gasolina tendría que tener efectos en el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), la idea es que se subsidie menos, se pueda recaudar más y se compense un poco la caída de ingresos petroleros que vienen cayendo desde 2014, sin embargo el aumento de los impuestos tendrá un impacto en el consumidor», explicó.
Sin el subsidio a los combustibles, los consumidores terminarán pagando hasta un 65 por ciento más de IEPS, como será el caso de la gasolina Magna, para la que se ha fijado un impuesto de 4.28 pesos por litro, según un informe del Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República.
Ahora que los precios están liberados y los factores externos tendrán una mayor incidencia, Limón Portillo refirió: «todo parece indicar que para el 2018 los precios se mantendrán similares, pero también es probable que derivado de factores externos pueda sufrir alzas».
En un principio, el gobierno había anunciado que empezaría a retirar paulatinamente los controles de precios sobre los combustibles a partir de marzo de 2017 y el proceso concluiría el 30 de diciembre. No obstante, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) adelantó el proceso un mes, bajo el argumento de acelerar la entrada de participantes e inversionistas al mercado.
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APERTURA DEL MERCADO CON POCO MARGEN
El precio de la gasolina está determinado por varios factores, uno de ellos es el precio que fijan las estaciones de servicio. Al respecto, el investigador del CIEP detalló que si bien la entrada de nuevos participantes en la distribución tendrá un efecto positivo la modificación del precio no sobrepasaría el 15 por ciento.
Petroleras como BP, Shell o Exxon-Mobil ya se están anunciando en el mercado mexicano. Hasta hoy existen 30 empresas, extranjeras y nacionales, que buscan incidir en el mercado.
«A pesar de la apertura comercial Pemex sigue siendo el monopolio de la distribución, si bien se han desarrollado temporadas abiertas y licitaciones para que se tenga competencia en el sector de transporte de hidrocarburos y almacenamiento de los mismos, no ha habido inversiones privadas que pasen más allá de los permisos que otorga la CRE», afirmó Alejandro Limón.
Actualmente México importa 66 por ciento de la gasolina que se consume en el país debido a una falta de capacidad en las seis refinerías nacionales, además ahora es más cara que en Estados Unidos, pero sigue estando por debajo del promedio internacional, el cual está en 20.63 pesos, mientras que al día de hoy en la Ciudad de México y el Estado de México se promedia en 17.42 pesos.