Cuando pensamos en leones generalmente, dentro de muchas otras cuestiones, una cosa cruza por nuestras mentes: un animal de cerca de 200 kilos y de más de metro y medio de altura, armado con un potente rugido y una fuerza demoledora, además de unos «pequeños» colmillos de nueve centímetros y unas garras tan afiladas como un bisturí. Sin embargo no todos los «reyes de la selva» son terroríficas máquinas de guerra o sanguinarias bestias por instinto, o al menos eso parece en un video que muestra a uno de estos «gatitos» comportarse como el más dulce de los mininos.
Ciudad de México, 29 de septiembre (SinEmbargo).- En un video publicado por el usuario de Youtube Lion Whisperer, se observa un procedimiento de traslado de leones de un santuario a una reserva africanos. Lo curioso es que algunos de los leones no se comportan con el garbo y la presencia de un rey, ya que más bien se pasean y miman tal cual lo hace un gato doméstico.
Quién se hubiera imaginado a un león lamer con cariño la cara de uno de sus cuidadores; o restregarse contra de él a modo de caricia o arrumaco; o esperar con paciencia a que le abran la puerta de una jaula móvil para ser trasladado -muy parecido al comportamiento de un perro-; o siquiera mostrarse alegre en presencia de alguien que mejor dicho podría ser su merienda… un simple bocadillo.
Pero este peculiar comportamiento no sólo lo presentan estos grandes felinos sino también las hienas, esa especie de cánidos que se esgrimen como los bufones de la naturaleza -por el sonido que emiten a modo de risilla-, ya que hasta ellas se dejan apapachar con caricias en la barriga.
Quizá por eso este cuidador se haga llamar «Lion Whisperer» (o «el encantador de leones»), por su capacidad para domar a esas fieras y por hacerlas «quererlo». Y sea como fuere, el resultado es siempre impactante, después de todo, ¿cuántos de nosotros nos atreveríamos a ponernos cara a cara, literalmente, con un león?