La organización internacional exigió a las autoridades prohibir el maíz transgénico y privilegiar los intereses de la población por encima de los de la industria del agro.
Ciudad de México, 29 de septiembre (SinEmbargo).- En el marco del Día Nacional del Maíz, la organización internacional Greenpeace hizo un llamado a las autoridades para que se prohíba de forma definitiva la siembra de maíz transgénico en México, que de momento se debate en los tribunales.
Greenpeace realizó un pronunciamiento frente a las instalaciones del Poder Judicial de la Federación en la Delegación Venustiano Carranza, en donde varios voluntarios asociados a la organización provenientes de distintos puntos de la república hicieron un performance acompañados del ritmo de tambores y redoblantes.
También acuerparon este acto los actores Julieta Egurrola y Héctor Bonilla, y el cantante Rubén Albarrán, quien al tomar la palabra recordó la trascendencia del maíz para los mexicanos.
“Antes que nada agradeciendo al espíritu del maíz por alimentar a nuestros padres, abuelos, a los padres de nuestros abuelos, y así deseamos que siga alimentando a nuestros hijos, nietos, y a los hijos de nuestros nietos”, dijo al inicio de su discurso, y luego alertó de lo que pasaría si se siembra maíz transgénico, que de acuerdo con la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad no puede coexistir con el orgánico, ya que el polen viaja largas distancias que contaminan los sembradíos.
“Estas compañías tienen los derechos sobre las semillas [genéticamente modificadas], lo que significa que en algún momento dejaríamos de ser independientes, no podríamos sembrar nuestro maíz porque esa compañía va llegar a reclamar que le paguen sus derechos. Eso no puede ser porque la naturaleza nos regala a todos por igual, nuestro alimento, agua y aire que es sagrado”, dijo el vocalista de Café Tacvba.
Greenpeace recordó, además, el riesgo que conlleva el maíz transgénico para salud y el ambiente. Ya que el uso de transgénicos eleva la cantidad utilizada de plaguicidas, mismos que a través de la tierra llegan a los mantos acuíferos, perjudicando así las aguas y la tierra.
Datos de Greenpeace apuntan que el uso de plaguicidas en México es de 3 mil 307 toneladas por cada mil hectáreas, y es el glifosato, una sustancia catalogada en marzo como posiblemente cancerígena por la Organización Mundial de la Salud, uno de los agrotóxicos más extendidos en el país, bajo los nombres comerciales de Round Up o Faena.
“Este es un momento crucial para garantizar todavía que la biodiversidad del maíz, que las variedades en México sean protegidas, y estamos para eso hoy, para exigirles que escuchen a la población mexicana, que estamos pidiendo comida sana, que se vele por los intereses de la población y no de la grandes empresas”, dijo la vocera de Greenpeace, Sandra Laso Jácome en entrevista con SinEmbargo.
En el mensaje a las autoridades, los congregados reiteraron en varias oportunidades que existe una cooptación del Gobierno por parte de los intereses de la industria. En especial de la empresa Monsanto, quien maneja el 70 por ciento de las patentes del maíz transgénico y de los herbicidas, como el glifosato.
Héctor Bonilla catalogó como “privatización”, la intención de la industria de sembrar maíz genéticamente modificado.
“Partiendo de la base de lo que está sucediendo con la privatización hay que hacer énfasis en que la iniciativa privada vive de hacer negocios, es su modus vivendi. En este caso hay interés de la iniciativa privada, de otros países, principalmente, Estados Unidos que quieren hacer negocio”.
Y agregó que de no luchar en este momento podría suceder lo que pasó con el himno nacional que “está registrado por un estadounidense y cuando suena el himno en los Estados Unidos hay que pagarle a él por ser el dueño”.
Por ahora, la decisión de poder declarar la suspensión del maíz como definitiva depende del Segundo Tribunal Unitario en Materia Penal y Administrativa, por lo que Greenpeace consideró que aún se está a tiempo de no cometer un daño irreversible.