LA OPINIÓN

Genes animales podrían explicar comportamientos humanos: estudio

29/09/2015 - 12:00 am

De acuerdo con estudios algunos comportamientos –que hasta ahora se creían propios de los humanos– podrían estar determinados genéticamente y, por tanto, compartirse con otras especies de animales.

Ciudad de México, 29 de septiembre (SinEmbargo / La Opinión).– La manera de relacionarnos entre nosotros podría tener raíces genéticas. Por años, los científicos se han cuestionado si las cualidades humanas como la amabilidad, empatía, compasión o amistad son heredadas, aprendidas o adquiridas.

“Muchos científicos han encontrado respuestas al comportamiento humano estudiando a los animales”, indicó Peter Schattner, científico y educador.

Schattner dijo que si bien la idea de estudiar a animales para aprender sobre los seres humanos podría parecer extraña, en realidad los seres humanos tenemos genes similares a los de los animales.

“Animales como los perros son buenas especies para aprender sobre amabilidad, devoción y otras cualidades sociales porque han sido cruzados genéticamente para sentir de ese modo”, señaló el autor de Sexo, amor y ADN (Sex, Love and DNA).

El científico explicó que los perros habían sido cruzados por generaciones hasta obtener las cualidades de personalidad que los humanos más valoramos.

Conductas Que Creíamos Propias De Los Humanos Podrían Suceder En Animales Por Determinación Genética Foto Shutterstock
Conductas Que Creíamos Propias De Los Humanos Podrían Suceder En Animales Por Determinación Genética Foto Shutterstock

“La mayoría de los científicos estiman que la gente empezó a modificar genéticamente a los lobos para que sean más mansos y dóciles entre 15 mil y 30 mil años atrás. Imagínate si comparas esto con los seres humanos que supuestamente nos diferenciamos de los chimpancés entre 4 millones y 9 millones de años atrás”, ilustró  Schattner.

El autor opinó que al estudiar los cambios genéticos de una especie se pueden determinar cuáles genes afectan los distintos comportamientos. “Los perros no son los únicos animales de los que podemos aprender”, señaló y ofreció otros ejemplos:

Ratones poco amistosos. Uno de los principales síntomas de quienes padecen el Síndrome de Williams Beuren es la hostilidad hacia los demás. Un grupo de científicos inoculó a ratones con un cromosoma similar al del síndrome de Beuren y encontró que la hostilidad y la enfermedad respondían al mismo gen.

Zorros siberianos. En 1950, la entonces Unión Soviética comenzó a cruzar zorros siberianos para hacerlos más dóciles, emparejando a los zorros y zorras más mansos entre sí. Después de cuatro generaciones, los científicos confirmaron que las características amistosas y amables eran un resultado genético. Schattner contó que los zorros eran tan dóciles y adorables que la gente comenzó a comprarlos para tenerlos como mascotas domésticas.

Ratas y empatía. Schattner mencionó otro experimento realizado con ratas por investigadores de la Universidad de Chicago. Los científicos colocaron a dos ratas en una jaula grande. Una de ellas era libre de andar por todos lados, mientras que la otra estaba atrapada en una jaula más pequeña, dentro de la jaula grande. Cuando la ratita atrapada gritaba pidiendo ayuda, su compañera se empeñaba en abrirle la puerta, a pesar de que esto no le producía ningún beneficio inmediato. Tres cuartos de las ratas observadas optaron por ayudar a su compañera.

“Estos resultados deberían ser perturbadores para aquellos que piensan que sólo los humanos tenemos la capacidad de sentir empatía y compasión”, opinó Schattner.

Este contenido es publicado por SinEmbargo con autorización expresa de La Opinión. Ver original aquí. Prohibida su reproducción.

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