Para construir parte del Aeropuerto Internacional «Felipe Ángeles», a inicios de 2019 la Sedena y Sedatu acordaron con los habitantes de Xaltocan, Edomex, que les cedieran 128 hectáreas de su territorio a cambio de escuelas, un centro de salud, entre otros mejoramientos. Sin embargo, ya inaugurado el proyecto aeroportuario, algunas de esas obras presentan retrasos o irregularidades.
Xaltocan, Nextlapa, Estado de México, 29 de julio (SinEmbargo).– Desde los límites del poblado de Xaltocan, Estado de México, a través de un muro de concreto se observa a simple vista la estatua del General «Felipe Ángeles» montado a caballo en la glorieta del Aeropuerto Internacional recién inaugurado en marzo, terreno donde los comuneros solían pastorear su ganado y cerca de donde hace unas semanas hubo un enfrentamiento entre sus habitantes y la policía militar.
Elementos de la Secretaría de Marina (Sedena) y la Secretaría de Desarrollo Urbano (Sedatu) se acercaron desde 2019 con los pobladores de esta comunidad indígena para ofrecerles obras de mejoramiento urbano, como escuelas, un centro de salud, un mercado, rehabilitación de la iglesia, pavimentación y drenaje, a cambio de que cedieran 128 hectáreas de su territorio para construir parte del AIFA, un proyecto que junto con el aeropuerto de la Ciudad de México y el de Toluca busca aminorar la saturación aérea en cielos nacionales.
Aunque se firmó un acuerdo en una asamblea comunitaria en marzo de 2019, vecinos mostraron que la infraestructura prometida no ha sido entregada totalmente o presenta irregularidades como falta de servicio médico en el centro de salud y bancas en las escuelas por lo que se sienten «traicionados».
El área de comunicación social de Sedatu dijo a SinEmbargo que no tienen un comentario al respecto, pero informó que lleva 182 millones de pesos invertidos en la cancha deportiva, espacio público, centro de salud (aún sin operar hasta coordinarse con el Insabi), secundaria, kínder, plaza cívica y mercado ubicado a 15 minutos en la comunidad Santa Inés, por lo que falta la primaria y el museo. La dependencia federal ha invertido más de 2 mil 400 millones de pesos en obras de mejoramiento urbano para los 13 municipios que rodean al AIFA, incluyendo Nextlapa.
«No estamos en contra del Aeropuerto, nuestro pueblo dio 128 hectáreas para hacerlo, más ejidales y los tramos que vienen para autopista a cambio de infraestructura. Pero no tenemos educación, servicio de salud ni plaza pública para hacer vida cotidiana. Mi pueblo fue el más menso, nos están viendo mucho la cara», comentó Virginia, una de las habitantes inconformes de Xaltocan que cedió su parcela de una hectárea donde sembraba cebada y avena de temporal para el proyecto aeroportuario.
El centro de salud se inauguró este 18 de mayo, pero sigue sin ofrecer atención médica, por lo que los locatarios deben atenderse en farmacias o en otros poblados y los salones de la secundaria –sin bancas– se han inundado. El jardín de niños, reclaman, no tiene cámaras de seguridad como demandaron.
La Sedatu planteó la demolición de la primaria «Cuauhtémoc» para ampliar la plaza pública en el centro del poblado y reubicarla a la zona escolar cerca de la barda perimetral, donde también reconstruyó la secundaria. Pero los niños y jóvenes, aseguran sus padres, siguen en clases virtuales hastiados y algunos adolescentes dejaron la escuela para ponerse a trabajar en el campo o la construcción, lo que genera rezago educativo.
«No es lo mismo en línea virtual que presencial, los de la secundaria desertaron y optaron mejor por trabajar. El Gobierno nos había dicho que la secundaria se iba a entregar en agosto de 2021, el kínder en octubre y la primaria en diciembre de 2021, lo cual hasta ahorita no ha habido nada», contó Vicente, transportista y padre de familia de Xaltocan, parado entre las obras de primaria que aún no terminan y que Sedatu prometió entregar a finales de este mes.
«Los acuerdos fue que nos iban a entregar aulas móviles para que según no hubiera retraso y rezago educativo en el pueblo, apoyamos el aeropuerto, en caliente dimos las tierras, sin embargo, aquí la infraestructura pues no», lamentó.
Jesús, también padre de familia de Xaltocan, dijo que los niños llevan más de dos años sin ir a clases presenciales, primero por la pandemia y luego por los retrasos en las entregas. «Puro por línea y los padres de familia ya están bien molestos porque no han entregado las aulas. Se supone que entran en agosto y los planteles para nada», aseguró.
Ambos padres de familia contaron los obstáculos para inscribir a sus hijos en otras escuelas públicas de pueblos vecinos, ya sea desembolsar para el pasaje o la insistencia de Sedatu de esperar para que estudien en esa nueva zona escolar todavía en construcción.
A finales de mayo la Sedatu informó que, or lo que respecta a la dotación de mobiliario y equipo y el retorno de las clases presenciales en las tres escuelas, en coordinación con el ayuntamiento cde Nextlalpan realizan las gestiones con las autoridades educativas del Estado de México «y ya se dispone de una parte de tal equipamiento».
CHOQUE CON POLICÍAS
Jesús, habitante de Xaltocan, caminaba molesto a lo largo de la obra de drenaje pluvial que se instala a unos metros de la zona escolar en construcción y la barda perimetral Xaltocan-AIFA. Se ubica frente a la autopista para entrar al aeropuerto y frente a una parte del derecho de vía, donde pasará el Tren Suburbano Lechería-AIFA, cuyas obras llevan más de 100 días de retraso por el bloqueo del barrio vecino Teyahualco, ya que colonos habitan a unos metros de donde pasa el tren de carga y están en contra del desalojo de sus viviendas.
«Esta barda –señala la que divide al AIFA de Xaltocan– la hicieron mal y se hundió, y los señores otra vez están reparando después de que lo hicieron mal», dijo entre ruidos de construcción y máquinas.
Hace algunas semanas, circularon fotos y videos donde el suelo de la barda se veía cuarteado. Actualmente ya lo resanaron, pero recriminando «debilidades» en los castillos de la barda, Jesús insistía en que es un terreno «fangoso» por los antiguos cuerpos de agua.
«Aquí se inunda todo, uno pisa y siente que se hunde», aseveró.
En esa zona amurallada, a inicios y finales de mayo, pobladores se enfrentaron a elementos de la policía militar porque, dijeron, la Sedena comenzó a instalar esa tubería pluvial «dentro de sus terrenos». La Sedatu negó que fueran parte de terrenos comunales. Tres días antes del segundo enfrentamiento, comunicó en una tarjeta informativa que se acordó con los frentes 9 y 15 del Agrupamiento de Ingenieros Felipe Ángeles, «la sincronización» de las obras de la zona escolar con la construcción de la barda perimetral y la conclusión del colector de agua pluvial del AIFA, lo que «no implica alguna cesión de superficie donada por el ejido de Xaltocan».
Los pobladores insisten que es parte de su terreno y acusaron el «secuestro» de tres mujeres y cuatro hombres durante cinco días e incluso el «manoseo» de mujeres dentro de las obras negras aledañas, donde la Sedatu aún construye la primaria.
Rememorando, a Virginia le volvió el coraje y la impotencia por lo que consideró «una represión militar» aquel 27 de mayo, ya que «hubo heridos, violación (manoseos), secuestro, nuestros compañeros aparecieron después de cinco días por ese tramo del drenaje. Las manosearon, les quitaron la ropa».
Narraba que el primer choque fue a inicios de mayo a las 3 de la mañana porque «tomaron a la brava tres metros de ancho» de sus tierras para meter tubería pluvial, cuando un camión de construcción se aproximó. Pero los pobladores presentes no dejaron interrumpir la entrevista.
«Que se esperen, este es nuestro territorio», aseveró Virginia. «Nos vieron la cara, nos engañaron muy feo».
ACTA DE ASAMBLEA DE ACUERDOS
[pdf-embedder url=»https://www.sinembargo.mx/wp-content/uploads/2022/07/acta-asamblea-2019.pdf»]