El director regional de la OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro, explresó que sí «es posible crear empleos y combatir el cambio climático al mismo tiempo».
Transformaciones en la agricultura, la silvicultura, las energía renovables, la construcción y la manufactura pueden crear empleos, abordar el cambio climático y apoyar en la recuperación tras la pandemia de la COVID-19.
Por David Blanco Bonilla
Lima, 29 de julio (EFE).- La transición hacia una economía de cero emisiones netas de carbono para 2030 puede permitir la creación de millones de empleos en América Latina y el Caribe, según un nuevo informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En el documento se indicó que aunque la pandemia de la COVID-19 ha expuesto la vulnerabilidad y las desigualdades en la región, la transición hacia una economía verde «ofrece la promesa de crear 15 millones de nuevos puestos de trabajo netos».
«Este, básicamente, es el hallazgo clave que hemos encontrado», destacó en una reunión virtual con periodistas el jefe interino de la División de cambio climático del BID, Graham Watkins, mientras que el director regional de la OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro, agregó que sí «es posible crear empleos y combatir el cambio climático al mismo tiempo».
GRAN POTENCIAL
En el informe «Creando empleos para una recuperación sostenible y un futuro de cero emisiones netas», se señaló que las transformaciones en sectores como la agricultura, la silvicultura, las energía renovables, la construcción y la manufactura pueden crear empleos, abordar el cambio climático y apoyar en la recuperación tras la pandemia de la COVID-19.
Específicamente, la agricultura y la silvicultura muestran un gran potencial laboral en una región que alberga el 40 por ciento de la biodiversidad del mundo y cerca del 50 por ciento de los bosques tropicales, además de que es la principal exportadora de alimentos del mundo.
Esto puede complementar los puestos que ya se están creando en sectores como energías renovables, movilidad eléctrica, transporte público, manufactura, gestión de residuos y construcción de alta eficiencia energética.
META POSIBLE
Al comentar el informe, Watkins aseguró que la meta de llegar a cero emisiones netas de carbono es «necesaria, pero posible y traerá muchos beneficios» en la región, aunque reconoció que esto «no es fácil bajo las circunstancias actuales, pero muchos países ya están trabajando en planes para alcanzar este objetivo».
En ese sentido, sostuvo que países como México y Chile «tienen energía eólica, que es la más barata del mundo», y se debe ver la descarbonización «como una oportunidad de creación de empleo para todos los países».
Pinheiro dijo, a su turno, que los objetivos de crear empleos y combatir el cambio climático al mismo tiempo «pueden reforzarse mutuamente, no es uno u otro».
«Esa es una noticia muy positiva, muy importante, en especial en este contexto de los impactos económicos de la epidemia de COVID-19», indicó antes de añadir que la situación sanitaria ha generado «la peor recesión» de la historia de América Latina, con un número de desocupados que puede llegar a 40 millones de personas.
El representante regional de la OIT agregó que «la clave para esta compatibilización» es «una transición justa, que garantice un pasaje a una economía más sostenible», ya que «es fundamental» que se apliquen políticas que actúen «hacia la igualdad».
También se deberá apoyar a los trabajadores, empresas y comunidades que se verán directamente afectadas por la reducción del tamaño de las industrias que en este momento son más contaminantes, con las vinculadas con la ganadería y los combustibles fósiles.
«Es verdad que algunos van a perder sus empleos», reconoció antes de comentar que el turismo es otro sector que se está «refundando» tras el impacto de la pandemia, por lo que «es fundamental y una oportunidad de inversión muy grande trabajar con las comunidades locales para hacer una forma más sostenible de hacer turismo».
Pinheiro agregó que la ampliación del tele-trabajo ha mostrado que sí se pueden disminuir los desplazamientos por motivos laborales, algo que también «tiene un impacto en la emisión de carbono».
RECUPERACIÓN VERDE E INCLUSIVA
El informe del BID y la OIT remarcó que «una recuperación verde e inclusiva es esencial» para enfrentar la crisis climática y que si la región no actúa desde ahora las vulnerabilidades expuestas por la epidemia también aparecerán durante las crisis climáticas.
En ese escenario, la OIT estimó que hacia 2030 la región podría perder 2,5 millones de puestos de trabajo «solo a raíz del estrés térmico por calor» y el BID proyectó que los daños causados por el cambio climático podrían costarle 100 mil millones de dólares anuales hacia 2050.
Los organismos remarcaron que «ha llegado la hora de crear un futuro más inclusivo, resiliente y sostenible», ya que el actual déficit de trabajo decente, las desigualdades y la dependencia en las exportaciones de combustibles fósiles hacen que América Latina y el Caribe sean «particularmente susceptibles» a los efectos sociales y económicos de la actual pandemia.
PROSPERIDAD LIBRE DE CARBONO
A pesar de ello, el informe reiteró que la región «puede lograr una prosperidad libre de carbono mediante acciones inmediatas y paralelas en torno a cinco pilares», entre los que figuran la eliminación gradual de la generación de electricidad a partir de combustibles fósiles y su sustitución por fuentes libres de carbono, como la energía eólica y solar.
También la utilización de electricidad en lugar de combustibles fósiles para el transporte, la preparación de alimentos y la calefacción; el aumento del transporte público y no motorizado, y la detención de la deforestación y el sembrado de árboles.
Esto último, precisó, exigirá un cambio en las dietas para reemplazar los alimentos de origen animal por otros de origen vegetal; a lo que se debe sumar la reducción de los residuos, el reciclaje de materiales y el uso de materiales de construcción sostenibles, como la madera o el bambú.
OPORTUNIDAD ECONÓMICA
El documento resaltó que los «ricos recursos» y el nivel «relativamente bajo» de la presión demográfica, hacen que la región esté «bien dotada para hacer una transición hacia cero emisiones».
Admitió, sin embargo, que este camino «está lleno de obstáculos» y tiene entre sus retos asegurar «una transición justa» para lograr un cambio «lo más equitativo posible y (que) se base en un enfoque participativo».
Aunque muchos de los nuevos puestos de trabajo se dirigirán a empleados de cualificación baja y media, el informe alertó que el 80 % se darán en sectores que son dominados por hombres, por lo que se debe abordar «la actual segregación de género por ocupación».
Finalmente, el informe incidió en la necesidad de incentivar «el diálogo social y la construcción conjunta» para que los gobiernos puedan coordinar sus objetivos de desarrollo social, ambiental y sectorial, así como «garantizar que trabajadores, empresas y comunidades estén preparados para prosperar en una economía de cero emisiones netas».