La escritora mexicana Sabina Berman Goldberg presentó en el programa «Los Periodistas» su novela titulada HDP, publicada por Editorial Planeta, en la que describe a un personaje que posee yates, mansiones, bancos, una televisora, una red extensa de tiendas y cien empresas más, y cuya ambición no tiene límites.
Ciudad de México, 29 de junio (SinEmbargo).– Los multibillonarios han rebasado al poder político en el mundo y ahora ya no quieren poder económico sino la Presidencia de sus países, dijo esta noche la escritora mexicana Sabina Berman Goldberg. En México está latente esa opción, pues existen personajes que como Silvio Berlusconi o Donald Trump han roto todas las reglas sin que sus gobiernos les pusieran un dedo y, luego, fueron presidentes de Italia y Estados Unidos, respectivamente, lo que alienta aspiraciones a nivel local y hace que algunos se pregunten: “¿por qué de una vez no gobierno yo?”, expuso.
En entrevista en el programa “Los Periodistas”, que conducen Álvaro Delgado Gómez y Alejandro Páez Varela por el canal SinEmbargo al Aire, en la plataforma de Youtube, la dramaturga presentó su nueva novela titulada HDP, publicada por Editorial Planeta, en la que describe a un personaje que posee yates, mansiones, bancos, una televisora, una red extensa de tiendas y cien empresas más, y cuya ambición no tiene límites. Además es un hombre que durante la pandemia mantendrá operando sus comercios, poniendo en riesgo la vida de sus 180 mil trabajadores, sin que nadie parezca tener el valor de detenerlo.
Sabina Berman hizo una referencia de este personaje adorador del dinero con un ejemplo. “Imaginen a alguien que ahorra en bitcoins y de pronto el que maneja esta moneda, que es un corporativo, le cambia el valor al bitcoin. ¿Se dan cuenta ustedes lo que puede pasar? Es tremendo. De hecho el que inventó los bitcoins, nadie sabe dónde está; se quedó con quién sabe cuantos miles de millones de dólares y se declaró muerto, pero no hay nadie en la tumba dónde está. ¿Conocen esa historia?» –preguntó Berman.
–Pues es el sueño de cualquier ambicioso vulgar, Sabina. Más o menos como el personaje de HDP. Es la historia dorada de un personaje de este calibre –comentó Páez Varela.
–Hacer, como diría Mújica [José Mújica], dinero del dinero. Ya sin ninguna intermediación, sin ningún servicio intermedio. Es el sueño de los HDPs de la época capitalista salvaje –comentó Sábina.
–Sabina, comencé a leer, no la he terminado, pero haces una advertencia: “es una novela aunque se parezca a la realidad en forma asombrosa”. Pero el personaje de HDP, Hijo de Puta, es idéntico a Ricardo Salinas Pliego. Obviamente describes no solamente al personaje, a su emporio, sino hasta sus propias oficinas, la sede misma de este emporio, de sus empleados –tanto de la parte corporativa como la del talento: esos opinocrátas, actrices. conductores– y cuesta trabajo al leer dos casos dramáticos con los que inicia la novela: dos personas que se contagian de COVID-19, y una jefa de seguridad comienza a descubrir el comportamiento miserable, inescrupuloso, cobarde del dueño, cuesta trabajo no voltear a ver hacia las instalaciones del Ajusco y asociar todos los episodios a un personaje que es vigente, a pesar, insisto, de que se trata de una novela nacida de tu imaginación, Sabina –planteó Delgado Gómez.
–Es nacida de mi imaginación y documentada en la realidad. Es la técnica por excelencia de la novela realista. Mia, estamos en una época donde nos llegan noticias cada minuto, y cada una de las noticias es espectacular, nos cimbra. Es como si estuviéramos insertos en una novela estridente. Ante esta situación, muchos escritores de ficción han decidido distanciarse de la realidad; es decir, no podemos competir y ponernos a soñar, cerrar los ojos y soñar, de ahí la cantidad de novelas de ciencia ficción que existen en nuestra época –expuso la cuatro veces ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia en México y el Premio Juan Ruiz de Alarcón.
«Yo he tomado una decisión inversa desde hace muchos años. Yo me quiero hundir en la realidad, quiero documentar en la realidad y, al mismo tiempo, no perder mi licencia, mi privilegio de novelista, o de artista, de meterme también en los sistemas nerviosos de las personas: narrar ese lugar eléctrico donde la experiencia se vuelve humanidad, se vuelve dolor, placer, esperanza, libertad y, por el otro lado, tampoco quiero abandonar el nivel filosófico de la novela; es decir, sí quiero entrar al sistema nervioso de los sistemas donde habitan los personajes. En este caso, en una maqueta que es este corporativo de 180 mil trabajadores, entrar al sistema nervioso de este capitalismo sin restricciones, que en nuestra época abunda más que escasea. Entonces, no quisiera deshacer la experiencia al lector e invitarlo a la cocina de cómo armé la novela, lo que quiero es que el lector se zambulla en la novela, me acompañe en estas emociones intensas que están en HDP”, explicó Berman.
–Uno no escribe de la nada, ni como periodista, ni como narrador, ni como, en tu caso, como dramaturga. Más bien se escribe de lo que ve, de lo que siente, de los que escucha, de lo que vive, de lo que recoge, y todas esas experiencia, al final, tienen un impacto en lo que uno va dejando en lo que hace. Y, en ese sentido, es completamente contemporánea la novela; es casi casi como si alguien se sale con una cámara a la banqueta y trata de documentar cosas. Es impresionante cómo queda el sentimiento de encierro, las primeras escenas donde se tienen que tomar decisiones muy puntuales, por ejemplo: la decisión de un médico irse a trabajar a un hospital y enfrentar a la enfermedad y a la muerte, o la decisión de hacer un lado la seguridad social, hacer a un lado el bienestar que te da el trabajo y decidir entre morir o trabajar, que es una ecuación que nos hicimos todos en el último tramo. Y pues caminas sobre valores comunes y si alguien es seguidor tuyo en las redes, Sabina, va a saber que estás pisando entendidos del enfrentamiento que has traído con Ricardo Salinas Pliego. ¿Cómo separarlo? –inquirió Páez.
–No, no hay porqué separarlo. Lo que hay que hacer es zambullirse en la novela. Los lectores son sumamente inteligentes. Yo sé que la gente que está cercana al incidente real va a reconocer mucho. Todos los mexicanos estamos cerca del incidente real. Y después, los que están todavía más cerca van a reconocer hasta los óleos de las paredes. Pero eso, cuando te metes en la novela, esa frontera entre la realidad y la ficción lo que pido al lector es que desaparezca. En la novela, decía Vargas Llosa, lo que importa es la verosimilitud. Puedo escribir sobre lo que está aconteciendo ahora mismo en Tláhuac y hacer un reportaje para un periódico inverosímil, porque no lo sé escribir; en cambio, puedo escribir una ficción y volverlo verosímil. Es una ambigüedad en la que camina siempre la novela realista. Hay un amigo –no puedo decir su nombre, pero es un escritor muy connotado– que decía: “¡carajo Sabina, estás escribiendo costumbrismo en pleno siglo XXI!. ¿Qué diría Emilio Carballido? La única diferencia es que Emilio se iba a Veracruz a documentar y tú te vas a un consorcio de 180 mil personas». Pues sí, yo soy una chilanga, hija y habitante del capitalismo. Este es mi Veracruz, este es mi Córdoba, Veracruz. Las corporaciones las conozco muy bien, por eso elijo el personaje de Valeria, que es un doctora en Economía de Harvard, para que nos desglose lo que estamos viendo. La mayoría de la gente que trabaja en los corporativos no los termina de entender. Bueno, esta guía, este personaje que nos narra, los entiende y nos lo explica, y nos disipa también los grandes misterios. ¿Para qué haces un corporativo que sigue creciendo y creciendo y creciendo y creciendo, y que toma estas decisiones de vida o muerte. Ella lo explica, lo explica con teoría económica y te lo traduce muy sencillo, se llama: religión del dinero. Entonces, por eso la elegí a ella –planteó Berman, quien es autora de Entre Pancho Villa y una mujer desnuda, Muerte súbita, Moliére, Feliz nuevo siglo Doktor Freud, eXtras, Ejercicios Fantásticos del Yo y Testosterona, entre otras obras de teatro.
–El personaje principal por supuesto es este magnate dueño de una televisora, de un banco, de un grupo de empresas, pero hay un dato inquietante que tú también adviertes y que está perfectamente sustentado en la realidad. Un personaje que de pronto irrumpe en redes sociales, que anda regalando dinero, que hace posicionamientos desafiantes, confronta, insulta, agrede, con esa impunidad que da también el poder económico y el poder político que tiene, por su acceso al poder político. Pero el dato inquietante es que esa valorando comprarse la Presidencia de la República. Lo pregunto de esta manera, Sabina Berman, porque está a los ojos de todo el mundo, descrito en la realidad y descrito por tí, ¿Ricardo Salinas Pliego quiere comprarse la Presidencia de México? –le cuestionó Delgado.
–Me pones en un aprieto jurídico, Álvaro Delgado. Mi compromiso con la editorial es muy claro: nunca usó nombres propios. Fíjense, llegué ya a un estilo donde incluso no hay nombre propio del país. Yo espero que esto se vaya a leer en otras partes del mundo y que la gente no va a estar segura de qué país es y no le va a importar, porque podría ser cualquier país. Me preguntas y voy a contestarte directamente pero sí con un símil: Elon Musk, en medio de la pandemia, quería lanzar un cohete Falcon IX hacia la Estación Espacial Internacional, que es una etapa de los Falcons que van a llevar finalmente a Marte, y cuando la autoridad de Estados Unidos y de Florida declararon que tenían que cerrar todas las empresas Elon Musk no hizo caso: siguió trabajando en su cohete. O sea, igualito de lo que cuento en la novela. ¿Y sabes qué está haciendo ahora Elon Musk? Se está preparando para lanzarse a la Presidencia de Estados Unidos –respondió la también autora de La mujer que buceó dentro del corazón del mundo, una novela que se ha publicado en 11 idiomas y en más de 35 países.
«¿Por qué el fenómeno? Yo cuando escribí la novela no me daba cuenta de que estaba describiendo algo que está pasando en distintas partes del mundo, pero por haber escrito la novela lo entiendo muy bien. Porque estos multimillonarios han rebasado al poder político y el poder político se ha quedado pasmado, sin reaccionar. Los han rebasado, les se han puesto el dedo sobre las narices, les han hecho un violín y el poder político no ha reaccionado. Entonces ellos ellos se han dicho: “¿por qué de una vez no gobierno yo?”. Eso es lo que nos está pasando en la tercera década del siglo XXI. Tenemos personajes que son preámbulo de esto, por ejemplo Silvio Berlusconi, en Italia: un empresario de televisión que cuando le debía dinero al Estado, cuando lo acusaron de haber violado reglas siguió violándolas, se las pasó aún más rápido, y descubrió que podía ser Presidente porque los políticos se doblaban ante el poder económico, y fue Presidente.
“Lo mismo pasó con Donald Trump, o sea qué tipo más ridículo, que no junta una frase bien construida sino por accidente. Pero lo que descubrió es que podía pasar por encima del poder político y de los periodistas, y de todos los valores que todavía decimos que son los vigentes, y ser Presidente del país más poderoso del mundo. Entonces, hay está mi respuesta: ¿que lo creo factible? Por supuesto que lo creo factible”, afirmó.
–Siempre está uno atento a la teoría del péndulo en momentos como este, o en otros momentos de la historia de México, porque el país tomó la decisión de irse por la izquierda, pero el péndulo siempre está presionando violentamente para irse hacia la derecha, con la misma violencia con la que se va hacia un lado regresa hacia el otro. Y ese regreso toma más sentido cuando se lee HDP, porque hay una reflexión filosófica ahí, hay una denuncia del capitalismo voraz, de los empresarios que mostraron los dientes, de la terrible desigualdad y de cómo se pierden las fronteras y sí, de repente podemos considerar a un Trump o a un Elon Musk porque pueden dar ese brinco. ¿Es una especie de denuncia lo que haces ahí, Sabina? –planteó Páez.
–También lo es, claro. Y tengo la esperanza de que los lectores jóvenes, al reconocer los mecanismos del capitalismo salvaje, van a cerrar el libro y van a abrir una puerta para salirse. Creo que es el gran reto de nuestra época: ¿qué vamos hacer con el capitalismo salvaje? Bueno, tenemos un Presidente que fue electo precisamente para darle una respuesta a este capitalismo salvaje y escuchándote me parece brillante tu reflexión. Pienso que nuestro Presidente y su equipo de comunicación necesitan explicar más a la población por qué no todo se puede resolver de inmediato, por qué esto es un proceso, y ser mucho más puntuales sobre qué estamos navegando, que es este capitalismo salvaje y el peligro indecible de que capture ya totalmente al país. Como sucedió en Brasil, después de 12 años del Gobierno del Partido de los trabajadores con Lula da Silva y Dilma Rousseff, donde sacaron a 18 millones de personas de la pobreza, los brasileños, mayoritariamente, votaron por un facista-capitalista. Entonces, está en el horizonte la posibilidad –concluyó la escritora mexicana.