La región se encuentra en vela por un posible rebrote de COVID-19 que representa nuevos riesgos en todos los sectores, ya que los casos mundiales están liderados por la variante que se habría originado en la India en octubre de 2020.
Yakarta/Bangkok/Nueva York/Ciudad de México (EFE/AP/SinEmbargo).– Los países de la región de Asia y el Pacífico están luchando para frenar la propagación de la variante Delta, más infecciosa, reimponiendo restricciones y órdenes estrictas de quedarse en casa para millones de personas. Las naciones que recién habían comenzado a reabrirse han recibido un duro llamado de atención: la pandemia está lejos de terminar.
La variante Delta, identificada originariamente en la India –y que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) circula ya en más de 80 países–, es vista como uno de los factores que contribuyeron al espectacular aumento de casos en el mundo, debido a su alta transmisibilidad. Las autoridades sanitarias indias explican que la Delta, también conocida como SARS-CoV-2 B.1.617, tiene entre 15 y 17 mutaciones y fue identificada por primera vez en octubre de 2020, cuatro meses antes de que la segunda ola golpeara al país.
En Australia, los brotes de la variante han obligado a cuatro ciudades importantes, Sydney, Brisbane, Perth y Darwin, a bloqueos estrictos. El lunes, el Gobierno de Malasia dijo que las órdenes de permanencia en casa a nivel nacional se extenderían indefinidamente. Y los funcionarios de Hong Kong prohibieron los vuelos desde Gran Bretaña, donde los casos de la variante Delta, que se identificó por primera vez en India, están aumentando rápidamente.
Alrededor de la mitad de la población australiana está confinada por el rebrote. Desde el inicio de la pandemia, Australia acumula más de 30 mil 500 contagios, incluidos 910 muertos, y ha vacunado a poco más de 1.3 millones con la pauta completa, mientras más del 25 por ciento de la población ha recibido al menos una dosis.
En Bangladesh, los soldados se están preparando para patrullar las calles para obligar a la gente a quedarse en casa y los nuevos casos se acercan rápidamente a su pico de principios de abril.
Los cierres y las restricciones han desinflado las esperanzas en toda la región, donde muchos evitaron lo peor de la propagación inicial de la pandemia el año pasado. Ahora, los cansados ciudadanos se sienten frustrados por lo que algunos describen como la “regresión pandémica”.
Con más de cinco mil contagios diarios, Malasia extendió el lunes las medidas de confinamiento, incluida la prohibición de viajar entre distritos o estados, de manera indefinida y aprobó ayudas financieras para compensar a los sectores afectados. La ola de COVID-19 también ha afectado a Tailandia, que ha ordenado el cierre perimetral de los dormitorios de trabajadores en zonas de construcción.
Vietnam también ha implementado restricciones y confinamientos en algunas zonas para controlar el aumento de los contagios.
La nueva ola de la COVID-19 está causando estragos en el Sudeste Asiático en medio una lenta campaña de vacunación. La Cruz Roja alertó este martes del riesgo de colapso de los hospitales en Indonesia, donde, según datos oficiales, el 47 por ciento de las camas hospitalarias están ocupadas, cifra que llega al 93 por ciento en el caso de Yakarta.
“Se necesita aumentar urgentemente la atención médica, las pruebas y las vacunas, mientras Indonesia se tambalea al borde de una catástrofe por la COVID-19″, indicó. La Cruz Roja cree que el rebrote está vinculado a la variante Delta, hallada primero en India y más infecciosa, según los expertos.
LaporCovid-19, una plataforma ciudadana de vigilancia de la COVID-19, indicó que entre el 14 y 25 de junio al menos 43 personas supuestamente contagiadas con el coronavirus fueron rechazadas por falta de camas en hospitales, de las que al menos tres murieron. Los médicos se están viendo desbordados en el país, que hoy registró 20 mil 694 contagios y 423 muertos, pero las autoridades se resisten a medidas estrictas de restricción por miedo a dañar a la economía.
REGRESO A LA PANDEMIA
Los rebrotes de la COVID-19 también están afectando a otros países de la región, incluidos Tailandia y Vietnam, que han conseguido mantener los contagios a niveles relativamente bajos, sobre todo en comparación con Europa o América.
Algunos expertos apuntan a que es posible que las poblaciones del sur de China y de la península de Indochina tuvieran cierta inmunidad a las primeras variantes de SARS-CoV-19 por una exposición previa a coronavirus similares en el pasado.
Así lo piensa el jefe de estrategia del departamento de Salud de la Población de la Universidad de Seattle, en Washington, el doctor Ali Mokdad, aunque matiza que esta inmunidad se puede haber perdido con las nuevas variantes. En declaraciones a EFE, Mokdad dijo creer que ese ha sido el factor determinante para el bajo número de casos en Vietnam, Camboya, Laos o Tailandia hasta la aparición de las nuevas variantes porque las medidas restrictivas “retrasan el problema, pero no lo eliminan”.