Toronto (Canadá), 29 jun (EFE).- Las autoridades canadienses reconocieron este lunes su impotencia para controlar la propagación de la COVID-19 en explotaciones agrarias en las que trabajan centenares de temporeros mexicanos, centroamericanos y caribeños y que se han convertido en el principal foco infeccioso del país.
La provincia de Ontario, la mayor y más poblada de Canadá, reconoció hoy 257 nuevos casos de la COVID-19, un 44 por ciento más que el día anterior, después de que las autoridades iniciasen una campaña de vigilancia en una zona rural en la que se concentran las explotaciones agrarias.
De los 257 nuevos casos anunciados hoy, 177 se detectaron en la zona de Windsor-Essex, situada junto a la frontera con Estados Unidos y en la que existen importantes granjas.
El viernes, las autoridades sanitarias de Ontario reportaron 111 nuevos casos de COVID-19, el sábado la cifra fue de 160 y el domingo 178.
El interés de las autoridades canadienses por la propagación de la COVID-19 en zonas donde trabajan y viven temporeros latinoamericanos se produce después de que tres trabajadores mexicanos fallecieran a consecuencia de la enfermedad.
Organizaciones de defensa de los derechos de los temporeros han denunciado la muerte de Bonifacio Eugenio Romero, de 32 años, y Rogelio Muñoz Santos, de 24, que murieron a finales de mayo y principios de junio, respectivamente, así como de Juan López Chaparro, de 55 años, casado y con cuatro hijos, y que falleció el 20 de junio.
En los tres casos, los temporeros mexicanos contrajeron la enfermedad en Canadá. Además, al menos otros 600 temporeros han resultado infectados con COVID-19 tras llegar al país.
Migrants Worker Alliance for Change (MWAC), una de las organizaciones que trabaja desde hace años en la defensa de los trabajadores agrícolas extranjeros, ha denunciado que los temporeros latinoamericanos y caribeños viven en muchos casos en condiciones insalubres y en condiciones laborales tercermundistas.
El Primer Ministro canadiense, Justin Trudeau, ha reconocido en los últimos días las condiciones en las que se encuentran los trabajadores extranjeros pero ha culpado de las elevadas de transmisión de la enfermedad a los empleadores.
El jefe de Gobierno de Ontario, Doug Ford, también ha criticado a los empresarios agrícolas que no están protegiendo a los temporeros extranjeros, pero las autoridades se han negado a cerrar las granjas en las que hay elevadas tasas de infección.
Además, el Gobierno de Ford autorizó la semana pasada que los temporeros infectados con COVID-19 pero que no tienen síntomas sigan trabajando. Las autoridades canadienses también permiten que los trabajadores agrícolas extranjeros en cuarentena acudan a trabajar.