El guión de la historia que tardó tres meses en escribir es un drama, por el momento, porque como señala el cineasta manchego, «siempre es posible introducir algo de humor».
Madrid, 29 de junio (EFE).- Tras un año triunfal con Dolor y Gloria, por la que hoy se ha llevado seis Premios Platino, Pedro Almodóvar ha aprovechado el confinamiento para escribir de un tirón su nueva película, Madres paralelas, un drama con el que regresa al universo femenino y que protagonizará Penélope Cruz.
Primero pasó el coronavirus -«Lo viví como una gripe más», asegura en una entrevista con Efe– y un breve período de abatimiento. Pero luego se centró en la escritura, lo que le dejó muy poco espacio para darse cuenta de la «terrible situación» que estábamos viviendo.
Apenas ponía la televisión y desde su carácter positivo decidió centrarse en la escritura, una labor solitaria a la que está muy acostumbrado. «Y he acabado en estos tres meses un guión que empezaremos a hacerlo este mismo año, en octubre».
Es un drama, por el momento, porque como señala el cineasta manchego, «siempre es posible introducir algo de humor». Gira alrededor de «la vida de dos mujeres que dan a luz el mismo día y que tienen trayectorias paralelas, por eso el título».
Un título que nos anuncia tras pedirle permiso entre risas a su hermano Agustín.
La protagonizará Penélope Cruz porque la escribió pensando en ella y a la actriz le ha gustado mucho la historia. «Así que podré trabajar con mi amiga», dice feliz sobre un filme cuya preproducción comenzará en octubre.
Será una historia que se desarrollará en Madrid, sobre «el mundo femenino de las madres recientes, de las madres que están criando niños el primero y segundo año, pero con muchas cosas que les pasan a estas dos porque si no, no habría conflicto», explica muy animado.
Está feliz por los Premios Platinos y porque abren un nuevo cine en Madrid -el Embajadores-. «Hay que ponderar las noticias buenas, que no hay tantas», asegura.
Aunque se muestra preocupado por su proyecto más inminente, un corto con Tilda Swinton que adapta La voz humana, de Jean Cocteau, en una versión muy libre y muy suya, que empezará a rodar en dos semanas.
«Aún estoy dándome cuenta de lo que ha sido y es esta pandemia y el miedo que no he pasado antes lo estoy pasando ahora», reconoce Almodóvar, que tiene miedo de que ocurra algo que les haga retrasar o interrumpir la producción de este cortometraje.
Pero vuelve a sonreír al darse cuenta de que este año rodará dos veces, algo que solo le ha sucedido antes una vez, con Matador y La ley del deseo, en 1986.
Y aún más risas al contar que interrumpió la adaptación del Manual para las mujeres de la limpieza, de Lucía Berlín, que iba a ser su próximo largometraje.
«Lo que pasa es que yo siempre me pongo con los cuernos conmigo mismo», señala. Y como esa película es más compleja, se va a desarrollar en Estados Unidos, había que localizar muchos escenarios y rodar en otro idioma, se le cruzó la historia de Madres paralelas y abandonó temporalmente la adaptación.
Mientras llegan sus proyectos, está empezando a salir y anima a la gente a recuperar su vida e ir a los cines y teatros que están abiertos, para que «no haya una ruptura tan grande» en nuestras vidas y para no acostumbrarnos «a ver las películas en televisión».
Él predica con el ejemplo y ayer fue a ver un espectáculo de baile a los Teatros de Canal. «Es una cuestión de militancia», asegura.
Porque durante la pandemia ha visto muchas películas en plataformas que no se han estrenado como estaba previsto en el cine, pero ahora ya se puede ir. Y cree que hay que apoyar al cine y al teatro, a esas compañías que estaban a punto de estrenar y que no han podido hacerlo.
«Es un palo enorme para los grupos de teatro (…) parar tres meses es devastador», dice Almodóvar, antes de sacar su lado positivo: «Nos iremos recuperando poco a poco, hay muchas películas y series que ya no se van a hacer. Pero yo soy muy optimista y doy ejemplo, voy a ir al cine este fin de semana».