Estimaciones de la Unicef plantean que a finales de 2020 otros 16 millones de niños, niñas y adolescentes de América Latina vivirán en hogares de escasos recursos.
Por Ana de León
Panamá, 29 may (EFE).- Cerca de la mitad de la población infantil de América Latina y el Caribe vivirá en un hogar pobre a finales de este 2020 a causa de la crisis del COVID-19, alertó Unicef, que pidió la implementación a gran escala de programas de protección social.
La asesora regional deUnicef para América Latina y el Caribe, Mónica Rubio, le dijo a Efe que en la región había en el 2018 «una incidencia del 38 por ciento » de pobreza infantil y que se calcula que a finales de 2020 el indicador haya «aumentado a un 46 por ciento».
El organismo de la ONU dedicado a la infancia indicó que este aumento previsto «significa que otros 16 millones de niños, niñas y adolescentes vivirán en hogares de escasos recursos en lo que resta de este año, y su número total alcanzará los 87 millones».
La región de América del Sur podría ser la más afectada con un aumento de casi el 30 por ciento o casi 11 millones de menores que vivirán en la pobreza monetaria, seguida por el Caribe, con 19 por ciento más o casi un millón de niños, y América Central y México con el 13 por ciento o casi cuatro millones de infantes adicionales en hogares pobres.
«Los números nos retrotraen a 10 años», dijo la asesora regional, que advirtió que esta situación «revertiría significativamente los avances en la lucha contra la pobreza infantil registrados en la mayor parte de la región» en el siglo pasado.
RAZONES: DESIGUALDAD Y CRISIS
América Latina y el Caribe ya era una región desigual antes de la llegada de la pandemia del COVID-19, una de las razones del aumento de la pobreza infantil, explicó Rubio.
«Los niños estaban sobre representados en términos de pobreza. La pobreza es mayor en niños que en adultos», apuntó la trabajadora de Unicef.
Y la entrada del COVID-19 en el continente, que al día de hoy es el epicentro de la pandemia, golpeó fuertemente las economías de la región, con estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de que el producto interno bruto regional contraerán un 5.3 por ciento, el peor resultado desde 1930.
Una causa que se une para el incremento de la pobreza infantil, ya que América Latina y el Caribe «tiene la afectación más importante en término del PIB», lo que desemboca en desempleo.
Solo el 18 por ciento de las familias con hijos están cubiertas por los beneficios de transferencia de efectivo. Según Unicef, la pandemia podría llevar a 11.6 millones de trabajadores al desempleo, lo que «podría representar para aquellos que son trabajadores formales perder la seguridad social y el seguro de salud para ellos y sus familias».
MAL NUTRICIÓN Y TRABAJO INFANTIL, CONSECUENCIAS
Las consecuencias económicas repercuten directamente sobre los menores, quienes antes del COVID-19 sufrían una desigualdad que ahora con la crisis de la pandemia se «exacerbará y ampliará aún más», dijo Unicef.
Rubio explicó que a corto plazo una pérdida inmediata de ingresos significa que las familias tienen menos posibilidades de pagar por suficiente comida y agua, y menos probabilidades de acceder a atención médica o educación a los menores.
Los infantes también correrán el riesgo a mediano plazo de participar en trabajo infantil o matrimonio forzado, al igual que aumentarán las cifras de malnutrición.
Pero a largo plazo será el desarrollo potencial de los niños, niñas y adolescentes lo que está en riesgo.
Unicef apunta que «a menos que se tomen medidas urgentes ahora», aumentará abandono escolar, malnutrición y «las peores formas de trabajo infantil».