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El clímax de La larga noche, título del tercer capítulo de la última temporada de Game of Thrones, llegó cuando justo en el momento en el que el comandante de los espectros se disponía a acabar con la vida de Bran Stark, y acabar así con los recuerdos del mundo de los vivos aniquilando al Cuervo de Tres Ojos, Arya apareció de la nada para salvarlos a todos.
Madrid, 29 de abril (EuropaPress).- Y finalmente estalló la guerra. En el tercer episodio de la última temporada de Game of Thrones ha tenido lugar la Batalla de Invernalia, el esperado enfrentamiento entre el Rey de la Noche, sus Caminantes Blancos y su masivo ejercito de espectros contra la alianza de (casi) todo Poniente liderada por Daenerys Targaryen y Jon Snow. Eso sí, finalmente la madre de todas las guerras tuvo una heroína inesperada y contó con el regreso de un personaje que, a la postre, resultó decisivo.
Si algo deberían haber aprendido los fans de Game of Thrones es que cualquier previsión que se intente hacer de la serie es inútil. Durante meses, años más bien, todo el mundo ha pensado que el Rey de la Noche sería el enemigo definitivo de la serie… y a punto ha estado de serlo. Sin embargo, cuando todo parecía perdido para el bando de los vivos, ahí ha estado Arya para poner fin a la amenaza de un solo golpe. Y todo ha sido, además del concienzudo entrenamiento que recibió primero de Syrio Forel y luego en la Casa de Blanco y Negro por los Hombres Sin Rostro, gracias a la Sacerdotisa Roja Melisandre.
ASÍ LO VIVIMOS.
¡Arya Stark! #GameOfThrones #GOTS8E3 #DominGOT
pic.twitter.com/lzAccjUGes— Panthro (@coachpan4) 29 de abril de 2019
El clímax de «La larga noche», título del tercer capítulo de la última temporada de Game of Thrones, llegó cuando justo en el momento en el que el comandante de los espectros se disponía a acabar con la vida de Bran Stark, y acabar así con los recuerdos del mundo de los vivos aniquilando al Cuervo de Tres Ojos, Arya apareció de la nada para salvarlos a todos.
La joven loba saltó sobre el Rey de la Noche y, con un rápido movimiento, le clavo en el torso la daga de acero valyrio que le regaló el propio Bran hace no muchos capítulos, para convertir en esquirlas de hielo al primero de los Caminantes Blancos, el que les controla y les convirtió a todos, y sus hordas.
Y aunque el merito absoluto es de la chica que un día fue ‘Nadie’, no hay que olvidar que alguien le señaló su objetivo. Y esa no fue otra que Melisandre, la mujer roja sirviente del Dios R’hllor, Señor de la Luz, que le recordó el breve pero, visto ahora, definitivo encuentro que tuvieron hace mucho, allá por el sexto capítulo de la tercera temporada.
Fue entonces cuando la sacerdotisa -que en aquellos tiempos estaba entregada a la causa de Stanis Baratheon al que proclamó como el salvador de Poniente contra la Oscuridad- se llevó a su amigo Grendy, el bastardo de Robert Baratheon, para sacarle la sangre. Ya entonces Arya se encaró con Melissandre y ésta le hizo a la joven Stark una predicción que decía «veo una oscuridad en ti, y en esa oscuridad veo ojos que me miran fijamente».
«Ojos marrones, ojos verdes, ojos azules. Ojos que cerrarás para siempre. Nos volveremos a encontrar», sentencia Melissandre en aquel episodio. Ésa misma línea de diálogo se repite en el episodio 8×03, cuando ambos personajes vuelven a encontrarse «en el fin del mundo». El énfasis que pone la Sacerdotisa en los «ojos azules» obviamente se refiere al Rey de la Noche, y eso es todo lo que Arya necesita para saber cuál es su misión y a quien debe matar.