Según algunos de sus colegas, su trabajo en el campo de la electrodinámica cuántica era merecedor del premio Nobel y está considerado, aún hoy, como un gran avance en la ciencia moderna.
Nueva York, 29 febrero (EFE).- El físico y matemático Freeman Dyson, una leyenda con un trabajo revolucionario en campos como la cuántica y la astrofísica, falleció este viernes a los 96 años en un hospital cerca de Princeton (Nueva Jersey, EU).
Su muerte fue confirmada por el Institute for Advanced Study (IAS), la institución en la que trabajó durante más de 60 años.
«Freeman Dyson hizo contribuciones fundamentales en una variedad increíble de campos de la física y las matemáticas», señaló en un comunicado Charles Simonyi, profesor en la Escuela de Ciencias Naturales del (IAS).
Según este experto, las aportaciones de Dyson fueron «tan amplias que es prácticamente imposible que una persona las resuma adecuadamente».
Nacido en la localidad inglesa de Crowthorne en 1923, Dyson estudió en la Universidad de Cambridge, donde destacó en las matemáticas, y en 1943 se unió como científico civil a la Fuerza Aérea británica, donde utilizó su conocimiento matemático para planear operaciones de bombardeo más eficientes durante la Segunda Guerra Mundial.
Tras el conflicto, regresó a Cambridge con un especial interés por la física y en 1947 se trasladó a Estados Unidos para estudiar en la Universidad de Cornell, donde ingresó como profesor en 1951 tras haber resuelto un importante problema de física teórica y sin haber si quiera cursado el doctorado.
Según algunos de sus colegas, su trabajo en el campo de la electrodinámica cuántica era merecedor del premio Nobel y está considerado, aún hoy, como un gran avance en la ciencia moderna.
Dyson, sin embargo, prefirió no dedicar su vida únicamente a un campo, sino que saltó de manera continua de un área a otra y terminó por lograr buena parte de su fama como escritor y visionario tecnológico.
«Freeman Dyson era realmente un librepensador, no había ningún límite para su capacidad de imaginar, sin límites de complejidad, de sabiduría convencional, de alcance y de tiempo», explicó Simonyi.
«Sus pensamientos, al igual que el universo que exploraba y como expresó en el título de uno de sus muchos libros, eran verdaderamente «Infinitos en todas direcciones», añadió.
En los últimos años, Dyson sorprendió al mundo de la ciencia cuestionando el consenso sobre los peligros del cambio climático, poniendo en duda los modelos y asegurando que el calentamiento global podría ser de hecho beneficioso.