Rafael Zambrano sufrió un corte de 20 centímetros en la cara por acción del camión lanza-agua de los Carabineros en la Plaza Italia, epicentro de las protestas y, aunque no perdió enteramente su visión, tendrá que llevar gafas para ver de lejos durante el resto de su vida.
Santiago de Chile, 28 de noviembre (EFE).- Un grupo de personas con heridas oculares por perdigones disparados por agentes del Estado anunciaron este jueves que se querellarán próximamente contra el Presidente Sebastián Piñera, al que culpan de ser el «responsable directo de las violaciones a los derechos humanos» presuntamente ocurridas durante el estallido social.
«Queremos hacer justicia y que los causantes de traumas oculares no queden impunes, por ello apuntamos a su máximo responsable, Piñera», dijo a Efe la vocera de la recién fundada Coordinadora de Víctimas de Traumas Oculares, Marta Valdés, durante una concentración frente a las puertas del Palacio de La Moneda, sede del Ejecutivo.
«Aunque llevamos semanas pidiendo el fin del uso de perdigones, hoy día se siguen usando los mismos métodos y, cada vez que el presidente hace anuncios, llama a más represión», denunció Valdés, cuyo hijo recibió una bomba lacrimógena en el ojo izquierdo.
Según el último reporte del estatal Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), un total de 232 personas han sufrido heridas oculares desde el pasado 18 de octubre, cuando se iniciaron las movilizaciones más importantes desde el retorno a la democracia en 1990.
El INDH informó el miércoles que presentó una querella por homicidio frustrado contra el cuerpo de Carabineros (Policía chilena) por el lanzamiento de una bomba de gas lacrimógeno a una mujer, que acabó por provocarle ceguera total.
Se trata de la segunda persona que pierde por completo la visión debido a disparos policiales durante la agitación social que vive el país andino, luego de que el martes el joven Gustavo Gatica quedará finalmente ciego por los perdigones que recibió en el rostro durante una manifestación.
La nueva víctima afectada de ceguera, Fabiola Campillai, de 36 años, recibió el impacto de la bomba de gas lacrimógeno este martes cuando esperaba el autobús para dirigirse al turno de noche de su trabajo en Santiago.
«AHORA TENEMOS MÁS PENA, PERO TAMBIÉN MÁS FUERZA»
Rafael Zambrano sufrió un corte de 20 centímetros en la cara por acción del camión lanza-agua de los Carabineros en la Plaza Italia, epicentro de las protestas y, aunque no perdió enteramente su visión, tendrá que llevar gafas para ver de lejos durante el resto de su vida.
«Ahora vamos a las marchas con más pena, pero también con más fuerza», recalcó el joven a Efe durante la concentración frente a La Moneda.
«Quiero que el presidente renuncie lo más pronto posible. Tiene sangre en sus manos porque los Carabineros siguen actuando de una forma pésima», afirmó a su lado Marcelo Herrera, que tiene las esperanzas puestas en recuperar la vista en el ojo izquierdo cuando se someta a una segunda operación.
Lo que empezó siendo un llamamiento de los estudiantes chilenos a colarse en el metro de Santiago para protestar contra el aumento de la tarifa se convirtió en una revuelta social sin parangón en las últimas tres décadas, que clama por un modelo económico más justo y ya se ha cobrado la vida de al menos 23 personas (5 presuntamente a manos de agentes del Estado) y miles de heridos.
Las marchas, que comenzaron siendo multitudinarias, han ido perdiendo fuerza con el paso de los días, aunque sigue existiendo descontento en las calles y episodios de violencia con saqueos, incendios y destrucción de mobiliario público.
Organizaciones como Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW) han denunciado que los cuerpos de seguridad han hecho un uso excesivo de la fuerza y han violado los derechos humanos durante las protestas.