La saga fantástica, que de diez libros publicados ha vendido más de 3 millones de ejemplares, normaliza la discapacidad. La propia escritora tiene osteonecrosis, una enfermedad que la obliga a andar con bastón, al igual que uno de sus personajes principales.
Respecto a la serie, la producción ya está en pleno rodaje en Budapest. El guion es creación de Eric Heisserer y cuenta con Shawn Levy (Stranger Things) como productor.
Madrid, 27 de noviembre (EFE).- Publicó su primer libro con 35 años y ahora con 44, Leigh Bardugo, la creadora del universo mágico Grishaverse ha conseguido vender más de 3 millones de ejemplares de sus diez libros publicados, páginas de donde Netflix ha sacado los personajes de la serie que está en pleno rodaje, Sombra y hueso.
«Tiendo a convertir la emoción en ansiedad, por lo que me resulta difícil relajarme y disfrutar de todas las cosas mágicas que han estado sucediendo», cuenta a Efe Bardugo al ser preguntada por este éxito tan fulminante en tan poco tiempo de la mano de Alina y Kaz, los personajes de Sombra y hueso y Seis de Cuervos.
Dos novelas de las que Netflix ha sacado el guión de la serie Sombra y Hueso, una producción que está en pleno rodaje en Budapest (Hungría), cuyo guion es creación de Eric Heisserer y cuenta con Shawn Levy (Stranger Things) como productor.
Según recuerda la escritora estadounidense (1975), la primera vez que visitó el rodaje «lloró» al ver cómo sus personajes tomaban vida en los cuerpos de los actores Ben Barnes (Westworld), quien dará vida a Darkling; Jessie Mei Li en el papel de Alina Starkov o Daisy Head, como Genya.
Los protagonistas del universo Grishaverse, una especie de Rusia zarista -de dónde huyó parte de la familia de Bardugo- es habitada por monstruos, sombras y magos.
«Es muy divertido verlos, la cara, el cuerpo y el comportamiento cambian tan radicalmente. Supongo que eso es lo que llaman actuación, pero sigue siendo muy impresionante», ha contado Bardugo, cuyas novelas en España están publicadas por la editorial Hidra.
De personalidad arrolladora y estética gótica, este mundo de sombra y oscuridad nació en parte de algunos miedos infantiles, como el que tenía a la oscuridad. Una época de su vida en la que también surgió su amor por la escritura y la lectura, una herramienta para «salir» de su realidad.
«Necesitaba libros que mostraran un mundo en el que ser una chica inteligente, valiente y que estuviera preparada fuera más importante que ser guapa, alegre o saber decir lo correcto en el momento adecuado. Eso es lo que me dieron la fantasía y la ciencia ficción. Gracias a ellas mi universo fue mucho más allá del que vivía entre mi casa, mi instituto y el centro comercial», relata.
Y precisamente esta es la clave de sus novelas, ya que la escritora propone historias fantásticas en las que normaliza la discapacidad a través de seres marginados y distintos. «Hago la fantasía cercana a problemas reales», puntualiza esta escritora que desde los 20 años sufre osteonecrosis, una enfermedad que la obliga a andar con bastón, al igual que Kaz Brekker, el protagonista de Seis de Cuervos,
Por eso critica que estamos acostumbrados a que las historias sobre discapacidad tengan que ser «historias que solo tratan sobre discapacidad». «No creo que la aventura, la magia y el romance pertenezcan a un tipo de persona única y quiero que mis libros reflejen eso», destaca.
Aunque sus historias también van un paso más allá y la magia no es como la de Harry Potter, de quien es gran admiradora.
«Siempre me pregunté -explica- qué sucede cuando agitas una varita mágica, y creo que para mí la magia es la pequeña ciencia, que es lo que practican mis personajes. La versión mágica de la química molecular es la manipulación de la materia al nivel más fundamental. Y para mí esa fue una forma de explicar cómo sucede la magia».