La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), revisó ligeramente las expectativas de varios países miembros y de las grandes economías emergente en 2017. En su informe advierte que la llegada de Donald Trump al Gobierno de EU, puede afectar la economía mexicana.
París, 28 noviembre (EFE).- La OCDE rebajó hoy las expectativas sobre la economía mexicana para este año y 2017, en un contexto marcado por la incertidumbre sobre la política de EU, tras la elección de Donald Trump como presidente, pero también por la caída de los ingresos petroleros y el efecto de los ajustes en el gasto público.
En su informe semestral de perspectivas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) indicó que el alza del Producto Interior Bruto (PIB) mexicano se quedará este año en el 2.2 por ciento, cuatro décimas menos de lo que calculaba en junio, y en el 2.3 por ciento en 2017, siete décimas menos.
Para 2018, la progresión será del 2.4 por ciento, según la organización, que reconoció que pese a que México se beneficiará de una demanda más fuerte de EEUU, también se verá afectada por los posibles reveses que vengan de su presidente electo, a la vista de ciertos anuncios que hizo Trump durante la campaña.
Los autores del informe insistieron en la «resistencia» que ha mostrado la economía mexicana pese a los «severos choques externos», entre los que destaca el hundimiento de los precios del petróleo -que ha disminuido los ingresos públicos-, el descenso de la inversión en el sector energético y la devaluación del peso ante la previsible subida de tipos de la Reserva Federal de EU.
El principal vector del crecimiento está siendo y va a seguir siendo la demanda interna, y eso lo ponen a cuenta del resultado de «las recientes reformas estructurales» que han abaratado los precios, en particular de la electricidad y las telecomunicaciones.
Otros elementos positivos para esa demanda interna son la expansión del crédito, la revalorización de los salarios reales, la mejora del empleo (la tasa de paro cae hasta el 3,9 % este año, antes de repuntar al 4,1 por ciento en 2017 y 2018) y las remesas que llegan del exterior.
En la práctica, el consumo subirá un 2.8 por ciento este año y un 2,4 or ciento tanto el próximo como el siguiente, mientras que el sector exterior tendrá una aportación limitada y discontinua, en un contexto de aceleración moderada de las importaciones y las exportaciones.
En conjunto, el sector exterior restará tres décimas de PIB en 2016, mientras que sumará una décima en 2017 y dos en 2018.
La OCDE no se limitó a respaldar las reformas que ha llevado a cabo el Gobierno mexicano, sino que pidió otras nuevas, por ejemplo para motivar a que la gente entre en el mercado laboral formal o para que haya una atribución de recursos más eficientes que no se vea obstaculizada por regulaciones de carácter local.
Otros problemas que a su juicio necesitan ser corregidos son la «debilidad» de las instituciones legales, las altas tasas de corrupción y la «insuficiente» inclusión financiera de una parte de la población.
El conocido como el «club de los países desarrollados» insistió en que las reformas tienen también que marcarse el objetivo de erradicar la pobreza extrema, reducir las desigualdades de ingresos y la informalidad, elevar la participación laboral de las mujeres y favorecer unas prácticas de mayor responsabilidad por parte de las empresas.
La OCDE felicitó a las autoridades mexicanas porque están en camino de cumplir los objetivos de reducción del déficit público (que disminuyó en 1,1 puntos del PIB entre 2015 y 2016 pese al bajón de los ingresos del petróleo, gracias a otras subidas de impuestos).