Investigación contra Presidente Bolsonaro consuela a familias de víctimas de COVID-19

28/10/2021 - 3:37 am

El Presidente ha negado repetidamente haber cometido delito alguno y calificó la pesquisa del Senado de farsa con motivaciones políticas que busca socavar a su Gobierno.

Por David Biller y Débora Álvares

RÍO DE JANEIRO, 28 de octubre (AP).— La mañana después de que un comité del Senado de Brasil recomendó cargos penales contra el Presidente Jair Bolsonaro por su gestión de la pandemia del coronavirus, Bruna Chaves, quien perdió a su madre por la COVID-19, descargaba su dolor en una sesión grupal de apoyo al duelo emocional.

«No era momento de que mi mamá se fuera», dijo a los demás el miércoles en una capilla ecuménica en Río de Janeiro. «Alguien tiene que tener la culpa».

Un organismo gubernamental que arrojó la culpa a los pies del Presidente en la forma de un reporte de casi mil 300 páginas está ayudando ya a dar consuelo y validación a una apenada nación con la segunda tasa de mortalidad por el virus más alta del mundo, y la octava per cápita.

Chaves, una estudiante de química de 25 años, ha seguido en las últimas semanas las sesiones televisadas de la investigación de seis meses del comité, que culminó el martes con la recomendación de que Bolsonaro enfrente cargos junto a docenas de funcionarios y aliados más.

Fernanda Natasha Bravo Cruz muestra en su celular una foto del último viaje que realizó con su padre, Juracy, quien murió a causa de la COVID-19, en su casa en Brasilia. Foto: Eraldo Peres, AP.

La trabajadora social que coordina la sesión de Chaves, Márcia Torres, dijo que la exposición pública de los hechos durante la investigación del Senado puede ayudar a la gente a avanzar en su proceso de duelo. Ver a los funcionarios enfrentar las consecuencias de sus acciones podría brindarles un mayor consuelo.

«La condena sería justicia», apuntó Torres. «Para la gente sería de gran valor ver eso, ver al gobierno arrestado, literalmente arrestado. Para ellos, sería un alivio».

Muchos, incluyendo Chaves, temen sin embargo que las posibilidades de un castigo concreto a las autoridades acusadas de ser responsables de muchas de las 607 mil muertes por la COVID-19 en Brasil sean escasas. No es seguro que el Fiscal general, nombrado por Bolsonaro, presente cargos o que el proceso de juicio político avance en el Congreso.

El Presidente ha negado repetidamente haber cometido delito alguno y calificó la pesquisa del Senado de farsa con motivaciones políticas que busca socavar a su Gobierno.

Pero el doctor Helian Nunes, psiquiatra de la Universidad Federal de Minas Gerais y que coordina un programa de apoyo psicológico a los trabajadores de primera línea, afirmó que la investigación es importante para sus pacientes. De las casi 100 personas a las que atendió personalmente —casi todas han perdido a seres queridos o conocidos—, la mayoría ha seguido de cerca las noticias de la investigación del Senado y hablaron de ello en sus sesiones, dijo a The Associated Press.

«No es posible reemplazar esas pérdidas, pero cuando se le da voz a esa gente y se responsabiliza a la gente implicada, es posible reducir los daños», añadió Nunes.

«La sociedad debe darle importancia a lo que ocurrió para que no vuelva a pasar de nuevo», agregó.

Bolsonaro ha desviado a menudo la culpa por la cifra de víctimas de la pandemia, criticó a los gobernantes y alcaldes por imponer restricciones para contener la propagación del virus, atacó al Supremo Tribunal por defender las jurisdicciones de los líderes locales y se presentó como acertado al rechazar recomendaciones políticamente correctas y mantener la economía en marcha, aparentemente para proteger a los pobres.

Una constante en su enfoque hacia la pandemia ha sido su retórica despectiva y despreciativa: dijo que la COVID-19 era solo «una pequeña gripe» y bromeó con que los brasileños deberían ser estudiados porque pueden nadar en aguas residuales sin caer enfermos.

Esto ha molestado durante mucho tiempo a personas como Márcio Antônio Silva, quien perdió a su hijo de 25 años a causa del coronavirus y recientemente contó al comité del Senado que le dolía ver como se reducía su dolor a una simple queja por parte de un presidente que ofrece sarcasmo en lugar de atención.

El Presidente brasileño Jair Bolsonaro durante una ceremonia en Brasilia, el lunes 27 de septiembre de 2021.
Bolsonaro ha desviado a menudo la culpa por la cifra de víctimas de la pandemia, criticó a los gobernantes y alcaldes por imponer restricciones para contener la propagación del virus. Foto: Eraldo Peres, AP

«Este es el motivo por el que la investigación fue tan importante para mí, porque apareció alguien que no dijo ‘¿y qué?'», señaló Silva en su declaración, con la voz temblorosa. «Alguien vino y dijo: ‘Voy a hacer algo por usted'».

Durante la pandemia, Bolsonaro reunió a multitudes sin mascarilla para demostrar que las personas tienen derecho de ir y venir a su antojo, pero ni una sola vez presentó sus respetos en un funeral o entierro de víctimas de COVID-19. Y después de sus tímidas declaraciones de pesar por las muertes por coronavirus giró hacia el fatalismo apuntando que la muerte forma parte de la vida.

Escéptico declarado hacia las vacunas, promocionó insistentemente la hidroxicloroquina, una pastilla contra la malaria, incluso mucho después de que amplias pruebas demostraron que no era efectiva contra la COVID-19. El reporte del comité del Senado sostiene que la hidroxicloroquina fue «prácticamente la única política del Gobierno para combatir la pandemia», y como resultado Bolsonaro es «el principal responsable por los errores cometidos por el Gobierno federal».

En medio de la lluvia de acusaciones que se derivan de la investigación, el índice de aprobación del Presidente ha caído de forma constante hasta alcanzar su nivel más bajo desde que llegó al poder en 2019. Las encuestas para las elecciones del próximo año lo sitúan por detrás de su principal rival.

El Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en una fotografía de archivo.
El Presidente de Brasil escéptico promocionó insistentemente la hidroxicloroquina, una pastilla contra la malaria, incluso mucho después de que amplias pruebas demostraron que no era efectiva contra la COVID-19. Foto: Fernando Bizerra, EFE

El comité del Senado ha propuesto la creación de un monumento para las víctimas de COVID-19, pero por ahora, las familias de los fallecidos deben conformarse con homenajes temporales como las banderas blancas colocadas este mes en el exterior del Congreso en la capital, Brasilia.

Fernanda Natasha Bravo Cruz estaba allí llorando a su padre, a quien recuerda como un abogado que solía asesorar gratis a los necesitados. Tras seguir inicialmente las recomendaciones de quedarse en casa, comenzó a bajar la guardia, se contagió y falleció antes de poder abrazar a su nieta recién nacida. Antes de ese esperado encuentro, le envió una copia de El principito, de Antoine de Saint-Exupéry.

Ahora, siempre que la hija de Cruz ve el libro, lo señala con entusiasmo como si supiese que alguien quería que creciese leyéndolo.

Cruz afirmó el miércoles dijo que la decisión del comité del Senado le había dado cierta sensación de justicia.

«Es importante que haya instituciones del lado de la gente que está sufriendo y que se han vuelto muy frágiles en este proceso», afirmó Cruz. «Esto no es solo un dolor personal. Es un dolor colectivo».

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