Entre lágrimas y ocultando sus nombres, cuentan las historias de terror que sufrieron al ser forzadas a iniciar su vida sexual, casarse y ser madres cuando aun eran niñas.
Senegal, 28 de octubre (AP).- Sentada en el suelo y vestida de negro, la joven de 15 años sostenía a su bebé en brazos mientras lloraba de miedo. Su marido, dos décadas mayor que ella, podría matarla si descubría que estaba contando su historia, dijo.
La adolescente se casó a los 13 años en Guinea, en el oeste de África, porque sus padres temían que pudiera empeorar sus perspectivas de matrimonio si tenía relaciones sexuales antes de casarse. En ese momento, explicó, ni siquiera se le habían desarrollado los pechos.
“Me entregaron a un hombre que no elegí antes siquiera de que mi cuerpo estuviera preparado para tener sexo”, dijo, hablando bajo condición de anonimato por miedo a represalias. “Después no me pude mover durante una semana porque estaba hinchada y sangraba”.
El matrimonio infantil sigue muy arraigado en el centro y oeste de África, donde se encuentran seis de los 10 países con las tasas más altas del mundo. Grupos de derechos y líderes políticos y religiosos de toda la región se reunieron en Senegal en la última semana para buscar formas de combatir esta práctica.
Varias sobrevivientes del matrimonio infantil les instaron a seguir trabajando.
En Guinea, más de la mitad de las niñas se casan antes de los 18 años. Aunque el país prohibió hace poco el matrimonio de menores, los observadores dicen que la práctica sigue siendo generalizada. Algunas niñas entran en matrimonios arreglados en momentos de inseguridad o cuando sus familias pasan apuros económicos.
“Esta es una cuestión compleja impulsada por la pobreza, las normas culturales y familias que intentan hacer lo mejor para sus hijas”, dijo la directora general de Save the Children, Helle Thorning-Schmidt. “Pero hasta que rompamos el ciclo en el que la única forma en la que una niña puede honrar a su familia es casándose y teniendo hijos, no cambiaremos esto”.
El matrimonio infantil afecta a casi 15 millones de niñas en todo el mundo. La tasa alcanza el 76 por ciento en Níger, mientras que en Chad y República Centroafricana es del 68 por ciento. Mali y Burkina Faso tienen tasas de más del 50 por ciento, según datos de Save the Children y Girls Not Brides.
Los expertos afirman que la educación de las menores es clave para darles oportunidades más allá del matrimonio y mejorar la prosperidad regional.
Musu Bakoto Sawo, de Gambia, que ahora es una abogada y activista de derechos humanos de 27 años, se casó a los 14 años. A los 21 se quedó viuda y no heredó nada.
La educación es el único motivo por el que salió adelante, afirmó, señalando que había sido “la única forma en la que pude ir contra el sistema”.
Incluso para las que evitan una boda temprana, las consecuencias sociales pueden ser inmensas.
Fatoumata, de 14 años, dijo que había sido “la pesadilla de mi vida” cuando su familia dijo que debía casarse con su primo de 39 años. Huyó esa noche en pijama para quedarse con un amigo de la familia.
“Mi padre dijo que si me negaba a esa boda, ya no era su hija”, dijo la joven, que solo dio su primer nombre por miedo a represalias. “Amenazó a mi madre también… ella ha sufrido mucho por mí”.
Algunas jóvenes podrían aceptar de buen grado esos matrimonios tempranos y considerarlos como una forma de protección en zonas en conflicto, explicó Zuwaira Bello, del grupo activista Girl Child Concerns. El grupo opera en el norte de Nigeria, donde se sabe que el grupo insurgente extremista Boko Haram secuestra a mujeres jóvenes y las obliga a casarse.
Implicar a antiguas novias niñas en el activismo comunitario ayudará a disuadir de nuevos matrimonios infantiles como protección, dijo Bello.
Algunas mujeres que huyeron de matrimonios forzosos hacen campaña ahora en contra de esta práctica.
Leila, que pidió que no se utilizara su apellido para proteger a su familia, dijo que su tío en Níger la había obligado a casarse con un hombre a los 14 años porque él tenía una deuda que no podía pagar. Un año más tarde, estaba embarazada.
Dijo que su marido la había golpeado por negarse a mantener relaciones sexuales. Tras un segundo embarazo pudo escapar, divorciarse y volver a sus estudios.
Entre lágrimas, instó a las jóvenes novias a conservar la esperanza. “Yo les diría que sean pacientes y se mantengan valientes”, dijo.