El Alto Comisionado António Guterres dijo en Washington que «la violencia perpetrada por los grupos delictivos organizados transnacionales en El Salvador, Guatemala, Honduras y en ciertas partes de México se ha vuelto generalizada».
Ciudad de México, 28 de octubre (SinEmbargo).– La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) alertó este día por el número creciente de mujeres de Centroamérica y México que huyen de sus países ante el aumento «de la violencia mortal y descontrolada» y dijo que existe «el riesgo de una crisis de refugiados en las Américas».
La ACNUR dijo que desde 2008 ha visto un aumento de trece veces en el número de solicitudes de asilo a Estados Unidos desde dentro de Centroamérica y México. «Esta no es la primera crisis de refugiados en la región que las Américas ha enfrentado, pero sin embargo es única en su complejidad», indicó.
Al presentar el informe sobre la situación titulado «Mujeres en Fuga», el Alto Comisionado António Guterres dijo en Washington que «la violencia perpetrada por los grupos delictivos organizados transnacionales en El Salvador, Guatemala, Honduras y en ciertas partes de México se ha vuelto generalizada».
El reporte se basó en entrevistas realizadas a 160 mujeres, quienes huyeron de sus hogares en El Salvador, Guatemala y Honduras y en partes de México, para escapar de la creciente violencia en sus comunidades.
Las mujeres denunciaron ante la ACNUR haber sido violadas, asaltadas, extorsionadas y amenazadas por miembros de grupos criminales fuertemente armados.
«Ellas hablaron acerca de sus familias que tienen que lidiar con tiroteos, desapariciones y amenazas de muerte. Describieron cómo vieron a sus familiares ser asesinados o secuestrados, y a sus hijos siendo reclutados a la fuerza por esos grupos. Con autoridades a menudo incapaces de frenar la violencia y proporcionar reparación, muchas mujeres vulnerables no les quedaó más remedio que correr para salvar sus vidas», dice el informe.
Cifras del Gobierno de Estados Unidos citadas por la ACNUR, refieren que el 82 por ciento de las 16 mil 077 mujeres de estos países que fueron entrevistadas el año pasado por las autoridades estadounidenses tenían temor de sufrir persecución o tortura y se les permitió presentar una solicitud de asilo en los Estados Unidos.
«Estamos viendo cómo otra crisis de refugiados se desarrolla en las Américas. Este informe es una alerta temprana para crear conciencia sobre los desafíos que enfrentan las mujeres refugiadas y un llamado a la acción para responder a nivel regional a una crisis de refugiados que se anuncia inminente», dijo al respecto António Guterres.
En este contexto, el Alto Comisionado de ACNUR está haciendo un llamado específico a todos los países de Centroamérica y Norteamérica para que:
- Reconozcan la creciente situación de refugiados en la región.
- Establezcan capacidades adecuadas en las fronteras para asegurar la identificación de personas en necesidad de protección internacional.
- Avancen rápidamente hacia un enfoque regional coordinado para afrontar este problema, con miras a aumentar el acceso a la protección y las soluciones para los refugiados y a bordar las causas primarias del desplazamiento forzado.
El reporte refiere que mientras los gobiernos de la región están trabajando para abordar las causas primarias de la violencia, la gente sigue huyendo. Menciona cómo la región tiene unas de las tasas de homicidio más altas del mundo, en particular de mujeres.
«Todo te afecta, porque allá una mujer no vale nada», explicó Lana, una de las mujeres entrevistadas para el informe. «Es como si tu vida no tuviera ningún valor. Ellos violan. No hay límites. No existe la autoridad. No hay nadie que los detenga».
La ACNUR menciona que para muchas de las mujeres entrevistadas, el aumento de la violencia de los grupos armados criminales se produjo junto a una constante violencia física y sexual en casa.
Las mujeres describieron las formas degradantes de la violencia doméstica, incluyendo violaciones repetidas, agresiones sexuales y malos tratos físicos, tales como golpes con bates de béisbol y otras armas. Hicieron hincapié, en repetidas ocasiones, que la policía no podía protegerlas de esos daños.
De hecho, muchas de las parejas abusivas eran miembros o asociados de los grupos armados criminales, lo que hace aún más difícil de buscar la protección de las autoridades.
