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La libertad de expresión en Cuba a través del periodismo independiente

28/09/2016 - 11:14 am

Cuba es un país que se ha mantenido aislado durante mucho tiempo, basta con recordar las restricciones comerciales y económicas a las que lo sometió Estados Unidos y su expulsión de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en 1962. Asimismo, la isla se ha mantenido bajo el manto ideológico de un partido único, el Comunista, y con él, un conjunto de restricciones a la libertad de expresión que emanan de políticas destinadas a proteger a la nación de la «agresión estadounidense». Sin embargo, a partir de un conjunto de reformas de «apertura» y de «moderación de restricciones» impulsadas por Raúl Castro en 2011, además del acercamiento entre Washington y La Habana desde 2014, la libertad de expresión en Cuba experimenta un tenue rayo de Sol, ya que poco a poco los periodistas independientes, así como la ciudadanía en general, viven un proceso de cambio que les permite ejercer su opinión de manera más holgada. Y aún, a ojos críticos, el trabajo que le espera al país es amplio, pues hoy en día persisten las persecuciones, el acceso a Internet es limitado, y las leyes no están a favor de las voces críticas… pero sí del Partido Comunista y del Estado.

Ciudad de México, 28 de septiembre (SinEmbargo).- La opinión crítica en Cuba está desarrollándose y está siendo impulsada; sin embargo, el acoso, la intimidación por parte de las autoridades y el limitado y costoso acceso a Internet, así como el vacío legal reinante, están frenando el avance de la libertad de prensa en la isla, refiere en un informe el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés).

“La prensa oficial está controlada por el gobernante Partido Comunista, que durante años ha intentado ejercer un férreo control sobre la difusión de la información en Cuba. Los periodistas independientes que ejercen el periodismo crítico tienen un alcance limitado porque solamente el Estado tiene el derecho legal de administrar organizaciones de medios y pocas personas tienen acceso continuo y a precios accesibles a la Internet”, se lee en el documento titulado «Conectar a Cuba: Más espacio para crítica, pero restricciones frenan avance de libertad de prensa”.

Asimismo, la organización refiere que en aquél país, a pesar de las grandes plumas con las que cuentan y de un público de 11 millones de ciudadanos altamente alfabetizados y educados, empero, la prensa oficial “confunde más que esclarece” y justifica “su autocensura y tono beligerante” en contra de los ojos críticos por defender una ideología política, situación que limita un proceso “transformativo» que pudiera contribuir a lograr el cambio esperado.

“Si los periodistas empleados por la prensa oficial comenzaran a verse a sí mismos como representantes del pueblo y no del Partido Comunista, estas cuestiones vitales se volverían inevitables”, expresa el periodista Ernesto Londoño.

A pesar de las restricciones, el auge de la prensa independiente en Cuba es una señal de cambio, ya que son periodistas, documentalistas y blogueros los que poco a poco “están abriendo nuevos espacios para la libertad de expresión y el periodismo emprendedor que hasta hace poco parecían zonas vedadas”, se lee en el documento citado.

¿Pero por qué el cambio? ¿Qué ha permitido que las restricciones se relajen un poco? ¿Qué procesos han impulsado este aire de esperanza, que como tendencia, gana paulatinamente fuerza y se establece como una oportunidad de apertura de medios?

De acuerdo con el CPJ, este ambiente propicio comenzó a expandirse en 2011 debido a la introducción de un conjunto de reformas de mercado que tienen la finalidad de “reinventar el socialismo”, iniciativas impulsadas por el Presidente Raúl Castro. En ese sentido, refiere la organización, el Primer Mandatario de la isla hizo un llamado a la Asamblea Nacional para “suavizar las restricciones”, exhortando a no temer “las discrepancias ni las diferencias de opinión”.

Aunado a ello, el cambio responde al restablecimiento de vínculos diplomáticos entre Washington y La Habana desde diciembre de 2014, que junto con la histórica visita a Cuba del Presidente estadounidense Barack Obama en marzo de 2016, han generado una circunstancia que dificulta las justificaciones del Gobierno cubano para censurar la prensa “como un medio para proteger al país de la agresión estadounidense”, refieren periodistas cubanos.

Aunque la situación es difícil de revertir -puesto que muchos integrantes de la Asamblea y del partido ofrecen resistencia-, las declaraciones de Raúl Castro han hecho que algunos periodistas se animen a expresar su opinión. Esto no quiere decir que tengan la libertad de hacer críticas políticas o al gobierno, aunque sí cuentan con algunos canales de expresión que antes eran inimaginables, como en el caso de las “Cartas al editor”, mismas que ofrecen a los cubanos un medio de expresión personal.

“El sólo hecho de que se esté debatiendo esta temática [la regulación de los medios] es una gran novedad en el contexto cubano”, explica Raudiel Peña Barrios, un jurista de La Habana.

Y aún, en Cuba, se reconoce la necesidad de establecer una prensa oficial más crítica y la existencia de leyes como una de acceso a la información pública, ya que aunque puedan expresarse, no hay norma que garantice el respeto a la libre expresión. En ese sentido, el informe detalla que “las autoridades siguen ejerciendo control sobre los medios y los periodistas independientes más críticos siguen sometidos al acoso”.

Al respecto, el CPJ menciona que “los encarcelamientos por periodos prolongados se han vuelto infrecuentes desde la ola represiva de 2003 -durante la cual el CPJ documentó los casos de 29 periodistas que cumplían largas penas de cárcel- pero las detenciones y citaciones siguen siendo comunes”.

Cuba ocupó el décimo puesto en la lista de CPJ sobre los países con mayor censura en 2015 ya que posee “las disposiciones legales más restrictivas en materia de libertad de expresión y libertad de prensa en América. El código penal cubano contiene disposiciones que limitan la libertad de prensa”, refiere el informe.

Sus leyes castigan delitos como el de desacato a la autoridad (Artículo 144), hacer “propaganda enemiga” (Artículo 115), o actos “contra la independencia o la integridad territorial del Estado” (Artículo 91). Además, de acuerdo con el Artículo 53 de la Constitución, queda prohibida la propiedad privada sobre los medios de prensa y reconoce “la libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista”.

Por ello, el CPJ menciona que “desmantelar el marco legal para la prensa, eliminar todas las barreras al acceso individual a la Web, y a la vez expandirla a la población en general, son factores claves para promover un ambiente más abierto”.

De acuerdo con el estudio, en Cuba existen cerca de 330 cafés Internet, pero las tarifas son exhorbitantes: dos dólares por hora para una población que en promedio genera 30 dólares al mes. Eso y las restricciones de búsqueda, siendo que “tienen bloqueado el acceso a los sitios de noticias independientes más críticos, tales como 14ymedio”.

En ese sentido, la legislación cubana estipula que el proveedor de Internet estatal, el único en el país, puede “prevenir el acceso a sitios cuyo contenido sea contrario a los intereses, la ética y la moral sociales”. Sin embargo, asegura el CPJ, el bloqueo a sitios está limitado, por lo que «se puede obtener acceso a muchos de los sitios dirigidos por los disidentes”.

Además, el vacío legal genera incertidumbre en cuanto al material publicable, lo que hace que muchas personas se desincentiven a ejercer la libertad de expresión por temor a ser reprimidos.

Por todo lo anterior, es indudable que la apertura de la información en Cuba no sólo es necesaria sino urgente, ya que a pesar de que periodistas y blogueros cubanos han hallado numerosas e innovadoras formas de distribuir contenido -entre ellas el uso memorias de USB y redes informales de computadoras, así como el envío de artículos mediante el sistema de correo electrónico estatal-, es sólo una solución temporal que le ha permitido a una generación de cubanos hablar y escuchar al mundo exterior.

En palabras de una editorial del sitio independiente sobre tecnología, el Cachivache Media, citado por el CPJ, “la idea de una Cuba ciega y sorda, de una especie de El Dorado que espera por ser descubierto y descubrir al resto del mundo, está lejos de ser real”.

El Comité para la Protección de los Periodistas fue fundado en 1981 y responde a los ataques contra la prensa en todo el mundo. El CPJ documenta cientos de casos cada año y actúa en nombre de periodistas y organizaciones noticiosas sin distinción de ideología política.

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