Ciudad de México, 28 de agosto (SinEmbargo).- Un largo camino ha recorrido el zaragozano Enrique Bunbury, hasta llegar a este presente donde el martes 1 de septiembre concretará su concierto Unplugged para la famosa cadena televisiva MTV.
No son los mejores tiempos de la pantalla que lograra crear tendencia en los ’90, aquellos videos que buscaban empardarse el uno al otro como un juego de naipes donde se disputaran la vida y la muerte en forma simultánea y que hoy han cedido terreno a realities ñoños de muchachas fresas, donde la música –a menudo hueca, siempre plástica- resulta lo menos esencial.
Suele decir el cantautor brasileño Lenine –quien tiene un MTV Unplugged prodigioso, en el que entre otros participa nuestra Julieta Venegas- que la cadena otrora dedicada a los más jóvenes, sufre desde hace tiempo un complejo de Peter Pan que la obliga a atender los requerimientos y necesidades de los imberbes, al extremo de que no resulte descabellado pensar que pronto habrá especiales de canciones de cuna.
Sin embargo, hay todavía un morbo plausible cada vez que se elige a un artista para protagonizar un nuevo especial desenchufado –aun cuando el mote “unplugged”, acústico, resulte en muchos casos meramente simbólico-.
EL MTV UNPLUGGED Y LA MEMORIA
En general, es mucho lo que el formato y la producción de estos conciertos grabados en directo han aportado a la historia de la música contemporánea. Puede no gustarte el grupo chileno La Ley, por ejemplo, pero sangre de horchata tendrías si no te dejaras conmover por esa soberbia interpretación de la mexicana Ely Guerra y Beto Cuevas del tema “El duelo”.
Hay MTV históricos e inolvidables como el de Nirvana en 1993 o el de Cássia Eller en 2001. Ambos dan cuenta de dos figuras muertas en forma prematura como el de la exquisita artista brasileña y el joven cantautor de Seattle, quienes dieron lo mejor de sí en un Unplugged antes de dejar este mundo.
También el formato, que comenzó a tener éxito mundial con la primera edición en 1991 de Paul McCartney y la del año siguiente a cargo de Eric Clapton, se define por quienes nunca lo hicieron y tan campantes, tal el caso de Michael Jackson.
Como sea, el concierto acústico, donde los artistas se dan a la tarea de aportar algo nuevo a las interpretaciones de sus temas clásicos, donde invitan a colegas poco conocidos y a quienes les sirve el unplugged como plataforma de lanzamiento (ejemplo paradigmático el de Zeca Baleiro en el MTV de Gal Costa en 1997), a menudo ha sido testimonio de un plus de creatividad invaluable y de muestra de una cara b pero estimulante del grupo o cantautor en cuestión.
Para Bunbury, nacido en 1967, muy próximo a su primer medio siglo de vida, la grabación representa por un lado una legalización de su calidad de artista mainstream y por el otro su indudable talento para la canción de autor, en donde –según nuestra humilde opinión- todavía hace falta que sea visto y reconocido como se merece
El especial Bunbury: MTV Unplugged será grabado en los Estudios Churubusco el 1 de septiembre y estrenado el 26 de noviembre por MTV Latinoamérica, para que el ex vocalista y líder de la banda Héroes del Silencio celebre 30 años de carrera prodigiosa, en los que la tenacidad y el movimiento constante resultan los colores predominantes.
Si algo ha tenido Bunbury ha sido precisamente una afición al trabajo que lo destaca entre muchos colegas y congéneres. En el caso de México, por ejemplo, son pocos los lugares que no ha pisado cuando buscaba cimentarse en el gusto popular como artista en solitario, un recorrido que le ha servido además para nutrir su carácter personal, único, extraordinario.
En el escenario es una tromba. No le pesa cantar como Raphael y destilar sensualidad en la interpretación de ardidas canciones de amor y desamor. El Divo de Linares le ha devuelto la cortesía grabando “Maldito duende”.
Y como creador de canciones, el autor de “Entre dos tierras” ha ido ganando en destreza y aciertos desde que dejara su banda madre en 1996, luego de triunfar en más de 30 países y vender más de seis millones de discos.
El éxito siempre fue su cómplice, pero no fue un éxito natural, sino el ganado a fuerza de insistir y defender el repertorio en vivo, manejándose con desconfianza e incluso antipatía frente a los medios de comunicación, la mayoría de los cuales nunca logra entenderlo ni traducirlo en forma cabal.
Bunbury es pesado, denso, generalmente hace declaraciones incorrectas como cuando habló de “la fealdad” de las mujeres mexicanas en 2007 y casi su carrera se va por los suelos. Porque aun cuando sea un español de pura cepa, coterráneo de Santiago Auserón, el célebre Juan Perro que tanto admira, nadie es más mexicano que Bunbury.
Lo que en su modelo Andrés Calamaro –con el que hizo recientemente la gira y posterior DVD Hijos del pueblo- puede sonar como una cierta afectación, como el traje que queda bien pero siempre se nota que es prestado, en Enrique es un testimonio de raíz.
Es, insistimos, el más mexicano de los españoles y a este país le debe gran parte de su tinglado estético.
Así las cosas, son los mexicanos de Zoé y los míticos Tigres del Norte quienes lo acompañarán en su aventura sonora el martes, al escenario al que arribará el colombiano Juanes, otro de los invitados especiales al Enrique Bunbury MTV Unplugged. Vetusta Morla y el ganador de premios Grammy, Draco Rosa, serán también de la partida.
«Por fin, después de varios meses trabajando, puedo confirmar, a los seguidores y medios de comunicación interesados, que próximamente voy a grabar y filmar un Unplugged para la cadena MTV. Por supuesto, contaremos con invitados de lujo y un repertorio que espero sorprenda y emocione, con algunas canciones más o menos conocidas de mis 30 años de carrera musical”, comentó el músico en redes sociales.
En 2014, Enrique Bunbury presentó su 14 disco de estudio, al que tituló Palosanto, un conjunto de 15 canciones grabadas en Los Ángeles y que dieron forma a lo que el cantautor zaragozano llamó “un modelo de ovni vintage de los ‘50”.
“Palosanto es mi decimocuarto álbum de estudio. Cuatro con HdS, ocho en solitario, uno con Nacho Vegas y otro con el colectivo Bushido. Todos ellos los considero discos de búsqueda. Una permanente huida hacia adelante. Un viaje interminable que nunca llega a su fin y que pretende no pasar dos veces por el mismo cruce de caminos”, dijo Bunbury en la presentación.
Esa permanente huida hacia adelante lo traerá este martes a los Estudios Churubusco, sus tierras naturales. Será una fiesta.