Las sociedades se enferman de odio. Es triste llegar de pronto al país, desde uno que estuvo en guerra, y encontrar la plaza enardecida. Escuchar muy pocas razones y muchas espadas. Desde insultos hasta balas llenas las noticias. Gente que cree que existe en el mundo algo que justifica aniquilar simbólica o realmente al que piense distinto. Tener la razón: una manzana resplandeciente que siempre se les pudre en la boca. Muchas personas de pronto poseídas por Los demonios de la lengua, que son también los de las religiones fundamentalistas y los de la más obtusa política. (Con un grabado de Joel Rendón ilustrando originalmente Los demonios de la lengua)
Por Alberto Ruy-Sánchez