El ataque, perpetrado por rebeldes hutíes de Yemen, le apuntó a un depósito de petróleo cerca del aeropuerto internacional. Se produjo dos semanas después de que 81 personas fuesen ejecutadas en Arabia Saudita.
Por Jerome Pugmire
YEDA, Arabia Saudí, 28 de marzo (AP).— Cuando un misil cayó en un depósito de petróleo cerca de la pista donde se correría el Gran Premio de Arabia Saudí, el debate entre los equipos y los pilotos de la Fórmula Uno dejó de girar en torno a los derechos humanos y se enfocó en la seguridad personal de todos.
El gran interrogante es: ¿Estuvo bien quedarse en Yeda y correr la segunda carrera del campeonato dos días después del ataque, ocurrido a unos 11 kilómetros (siete millas) del circuito?
Hubo reuniones de emergencia hasta entrada la noche el viernes y finalmente se decidió disputar la carrera. La ganó el campeón mundial Max Verstappen, quien dijo que todavía hay que resolver algunas cosas.
“En lo que respecta a esta carrera, teníamos muchas garantías de que el circuito era seguro”, expresó el piloto de Red Bull. “Pero creo que ahora todos los pilotos debemos sentarnos a hablar del asunto, con los jefes de los equipos, para ver qué se hace en el futuro”.
El ataque, perpetrado por rebeldes hutíes de Yemen, le apuntó a un depósito de petróleo cerca del aeropuerto internacional. Se produjo dos semanas después de que 81 personas fuesen ejecutadas en Arabia Saudita.
Los pilotos ya habían expresado inquietud en torno al estado de los derechos humanos en Arabia Saudí incluso antes de que la F1 debutase aquí en diciembre del año pasado.
Muchos se preguntan si valen la pena los lucrativos acuerdos firmados con Bahréin, Qatar y Arabia Saudí — que se dice paga 55 millones de dólares por el derecho a escenificar una carrera — a la luz de todo lo que conlleva la venida a estas tierras. Y si los intereses comerciales pesan más que otras consideraciones.
Aparentemente hay mucho interés en la F1, que esta temporada tiene 23 carreras. La popularidad de esta categoría aumentó gracias a la serie de Netflix Drive to Survive y a la vibrante batalla que sostuvieron el año pasado Verstappen y Hamilton Lewis por el título.
“La F1 atraviesa por un gran momento y muchos países quieren escenificar carreras”, declaró el director ejecutivo de la F1 Stefano Domenicali.
Bahréin, Qatar y Arabia Saudí han sido acusadas de usar el deporte para tratar de mejorar su imagen, empañada por denuncias de violaciones a los derechos humanos.
La F1 escenificó una carrera el año pasado en Qatar y firmó un acuerdo a diez años que entrará en vigor en el 2023. El contrato que tenía con Bahréin fue extendido hasta el 2036.
Qatar se prepara para ser escenario de la Copa Mundial de fútbol a fin de año y está bajo la lupa en conexión con el trato de los trabajadores migrantes.
Se dice que los grandes eventos deportivos pueden alentar cambios. “Creemos que lo que estamos haciendo tendrá un impacto positivo en la política” de estos países, dijo Domenicali.
La F1 rescindió sus contratos con Rusia tras la invasión rusa de Ucrania. Varios pilotos habían dicho que no correrían allí.
Arabia Saudí encabeza una coalición que combate contra los houtíes, rebeldes apoyados por Irán que tomaron la capital de Yemen, Saná, en septiembre del 2014. El reino entró en guerra con Yemen al año siguiente y ha sido criticado internacionalmente por sus ataques a civiles.
Tras el ataque al depósito de Yeda hubo bombardeos aéreos a Saná y Hodeida, ambas en poder de los houtíes.
Si la F1 no va a sitios en guerra, como Rusia, ¿por qué sí va a Arabia Saudí?
“Es distinto cuando un país invade a otro o si hay terrorismo”, dijo el jefe de Williams Jost Capito.
El director de McLaren Andreas Seidl dijo que la F1 tiene “una oportunidad única de… impulsar cambios positivos”.
En el 2019 la cantante estadounidense Nicki Minaj suspendió una presentación en Arabia Saudí para llamar la atención sobre el estado de los derechos de la mujer, los gays y la libertad de expresión.
La F1 está consciente de eso la situación de esos derechos.
¿Arabia Saudí y otros países del Medio Oriente tienen los mismos valores, la misma cultura que nosotros en Europa? ¿Están donde los quisiéremos tener? No”, dijo el director de Mercedes Toto Wolff el sábado. “(Pero) Es mejor venir aquí, enfocar la atención en la necesidad de mejorar las cosas, en vez de decir ‘no voy allí, no quiero saber nada de ese sitio’”.