A lo largo de una larga batalla judicial, la familia ha argumentado que el joven no suponía ninguna amenaza para los agentes estadounidenses, iba desarmado y estaba jugando con unos amigos en el lecho seco del Río Bravo.
Por César Contreras
Ciudad Juárez (México), 28 feb (EFE).- La familia de Sergio Adrián Hernández, el mexicano de 15 años que falleció en 2010 en el límite entre México y Estados Unidos, sigue esperando justicia después de que el Tribunal Supremo estadounidense decidiera que no podrán demandar ante las cortes de ese país al agente fronterizo que le disparó.
“Yo no quiero dinero. Yo nada más quiero que se haga justicia, que se castigue a ese asesino, porque es un asesino”, dijo consternado este viernes a Efe Jesús Hernández, padre del joven.
El tribunal en Washington dio a conocer el pasado martes que su fallo se debe a razones de política exterior y seguridad nacional, ya que se alega que el joven estuvo lanzando piedras a los agentes que se encontraban del lado estadounidense del río Bravo.
“Yo quisiera tener enfrente de mí (al agente Jesús Mesa) para decirle ¿Por qué me lo remató?», dijo el padre desde su humilde casa de la colonia Kilómetro 29, en la periferia de la fronteriza Ciudad Juárez, uno de los municipios más violentos de México.
Entre lágrimas, casi diez años después de la tragedia -el suceso tuvo lugar en junio de 2010-, el padre denunció que el agente fronterizo Jesús Mesa «remató» al joven como «a un perro».
A lo largo de una larga batalla judicial, la familia ha argumentado que el joven -conocido como Keko- no suponía ninguna amenaza para los agentes estadounidenses, iba desarmado y estaba jugando con unos amigos en el lecho seco del Río Bravo, en una zona sobre el que se alza el llamado «Puente Negro».
El juego de los chicos, de acuerdo con la familia, consistía en correr hasta la valla metálica de Estados Unidos, tocarla y volver a toda velocidad hasta la parte mexicana.
Cuando Hernández volvía a México, el agente Mesa «sacó su arma, apuntó y le disparó en la cabeza, justo al lado del ojo», según narra la defensa en documentos entregados al Supremo.
Pero el Gobierno de Estados Unidos alegó que el chico era parte de un grupo de traficantes de personas que trataba de cruzar de manera ilegal la frontera y que rodeó y atacó con piedras a Mesa, quien se defendió con su arma.
Un video difundido poco después del suceso desmintió esa versión: mostró que Mesa no estaba rodeado y disparó contra Hernández varias veces.
ESPERANZAS PERDIDAS
La esperanza de encontrar justicia en este caso por parte de los padres de Sergio Adrián Hernández cada vez es más pequeña, especialmente tras la decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos.
El fallo, que se alcanzó con cinco votos a favor y cuatro en contra, puede además sentar un precedente sobre las futuras decisiones en casos de tiroteos ocurridos en las fronteras.
Pero los padres denuncian también que no encontraron el apoyo suficiente por parte de las autoridades mexicanas y apuntan específicamente al presidente Andrés Manuel López-Obrador, quien asumió el cargo el 1 de diciembre de 2018 y que, según los padres del joven, no se ha interesado en el caso de su hijo.
“Ya no pienso hacer nada porque esto me desanimó tanto de mi Gobierno. Me desanimó como usted no tiene una idea. Yo esperaba (el apoyo) de López Obrador, pero me da risa cuando dice: ‘Vamos a defender a nuestros connacionales en Estados Unidos’» porque nos mandan remesas, apuntó el padre.
Tras el fallo en el Supremo de Estados Unidos, decenas de activistas protestaron el pasado miércoles en una zona del muro fronterizo entre Ciudad Juárez y El Paso, y exigieron justicia en este caso.