Desde 2013, cuando se implementó, la Cruzada Nacional Contra el Hambre fue una de las políticas más importantes de la administración de Enrique Peña Nieto en materia de combate a la pobreza. Fue utilizada por los cuatro titulares que pasaron por la Sedesol en el sexenio del priista mexiquense como estandarte propagandístico y para asegurar que se trabajaba fehacientemente en esa materia aunque, en realidad, según lo encontrado por la ASF, nunca funcionó.
Ciudad de México, 28 de febrero (SinEmbargo).- “A seis años de su implementación [la Cruzada Nacional Contra el Hambre] no logró atender a la población con rezago social y nivel de marginación alto y muy alto, sin que la SEDESOL, actualmente Secretaría de Bienestar, explicara las causas”. De un documento de 65 páginas, esta es una de las conclusiones que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) hace de la política social más importante de la administración del priista Enrique Peña Nieto.
Son los resultados, también, de cuatro titulares de la entonces Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol): Rosario Robles Berlanga, José Antonio Meade Kuribreña, Luis Miranda Nava y Eviel Pérez Magaña. Esta fue una de las dependencias que más cambios de titulares tuvo en el sexenio peñista, y cada uno de ellos se fue presumiendo sus respectivas fotos de promoción de la Cruzada Nacional Contra el Hambre.
Las fallas que la ASF detectó van desde la estructura de la Cruzada Nacional Contra el Hambre, la atención de la población objetivo y la aplicación de los recursos. Concluyó que no funcionó e incluso aconsejó a la administración federal de Andrés Manuel López Obrador a mejorarla por completo o eliminarla.
La ASF constató que la Cruzada orientó la entrega de subsidios para la atención integral de las carencias sociales y el ingreso de la población en condición de pobreza extrema alimentaría a los municipios con menor índice de rezago social y menor grado de marginación, por lo que durante los seis años de implementación no logró atender a la población con rezago social y marginación alto y muy alto y nunca se explicaron las causas de esto.
Cuando la Cruzada fue anunciada, el número de personas en pobreza extrema alimentaria, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), era de 5 millones 115 mil. Y se dijo que de no atender ese problema, las consecuencias en el individuo, serían “desnutrición, vulnerabilidad a enfermedades, bajo desempeño y rendimiento laboral y deserción escolar y, en la sociedad, limitado desarrollo del capital social y perpetuación del círculo de pobreza”.
En diciembre de 2012, se estableció el compromiso Gubernamental CG-11 “Erradicar la pobreza alimentaria”; el 22 de enero de 2013, se emitió el Decreto por el que se establece el Sistema Nacional para la Cruzada contra el Hambre, mediante el cual se creó la Cruzada Nacional contra el Hambre. El objetivo principal fue el de “Cero hambre a partir de una alimentación y nutrición adecuada de las personas en pobreza extrema alimentaria”.
Fallar implicaría no atacar una condición de pobreza que perpetúa más pobreza y otro tipo de carencias. El balance, seis años después, es que no se trabajó; la población en pobreza extrema alimentaria se incrementó 12.9 por ciento, al pasar de 6 millones 974 mil personas en 2014, a 7 millones 873 mil en 2018.
LAS PRINCIPALES FALLAS
Respecto de los recursos ejercidos en la Cruzada, la Sedesol reportó a la Auditoría que durante el periodo 2013-2018, “no dispuso de recursos específicos para la instrumentación de la estrategia, y que las únicas erogaciones que se realizaron para dar cumplimiento al Decreto fueron con cargo a los presupuestos aprobados de los respectivos programas presupuestarios de las dependencias y entidades que participaron”.
Pero no fue así, ya que la ASF detectó que la Secretaría sí dispuso de recursos específicos comprometidos para la Cruzada por 8 mil 083 millones 967 mil pesos, con los que se firmaron 190 convenios con instituciones públicas y privadas de 2013 a 2015 y 159 contratos, en el periodo 2013 a 2016, también con instituciones de los sectores público.
Por otro lado, hubo errores de focalización, ya que solo 16 de los 30 programas presupuestarios participantes en la estrategia, en 2018, registraron la población atendida, sin especificar la carencia en la que incidieron, por lo que no fue posible valorar en qué medida la estrategia erradicó las precariedades sociales y mejoró el ingreso económico de esa población. Aunado a eso tampoco se dispuso de mecanismos para verificar que se desarrollaron sus capacidades para que abandonaran dicha condición.
“La ASF, con la información disponible, realizó la alineación de los programas participantes con las carencias que atendieron, con lo cual se identificó que, mediante la política, en 2018, sólo se atendieron todas las carencias que presentaron 900 mil personas, que significaron únicamente el 0.1 por ciento de las 7 millones 873 mil personas reportadas por la Sedesol en esa condición”.
De las 2 millones 098 mil personas más desfavorecidas, por presentar cinco o seis carencias, registradas como receptoras de atención a la totalidad de sus carencias, solo cuatro personas de ese grupo recibieron atención integral.
Además, se orientó la entrega de subsidios en los municipios con menor índice de rezago social y menor grado de marginación, por lo que a seis años de su implementación no logró atender a la población con rezago social y marginación alto y muy alto. La Sedesol tampoco explicó las causas de eso.
“En opinión de la Auditoría Superior de la Federación, al concluir 2018, a seis años de la puesta en marcha de la Cruzada Nacional contra el Hambre, la Sedesol […] no acreditó que esa estrategia hubiera sido una solución estructural para ‘erradicar la pobreza extrema alimentaria’ de millones de personas estimadas en esa condición”, agrega el documento.
El compromiso Gubernamental CG-11 suscrito en 2012, y materializado en 2013 en el Decreto por el que se establece el Sistema Nacional para la Cruzada contra el Hambre, con el objetivo de “Cero hambre a partir de una alimentación y nutrición adecuada de las personas en pobreza extrema alimentaria”, quedó en un problema mayor al que se identificó en un inicio. Al cierre de 2018, la Cruzada Nacional contra el Hambre no cumplió con su objetivo.