A sus 51 años, Emmanuel Lubezki no tiene nada que demostrar: su carrera no nació junto a Iñárritu ni mucho menos con The Revenant; «El Chivo» es el mexicano con más nominaciones al Oscar, y su trabajo con grandes directores como Terrence Malick y Tim Burton lo respaldan.
Ciudad de México, 28 de febrero (SinEmbargo).– Un buen guión, excelentes actuaciones, la musicalización adecuada y, por supuesto, las imágenes presentadas de la manera correcta en pantalla hacen una gran película. Una cohesión entre todos los elementos anteriores, las ideas del director y la disposición de los actores, toman sentido con el trabajo del cinematógrafo o director de fotografía.
A través del manejo de las luces y sombras, distintos lentes, encuadres, planos y texturas, un buen director y equipo de fotografía pueden lograr que un trabajo mediano se vuelva sorprendente y que uno bien logrado se convierta en un proyecto redondo.
México es en ese aspecto un buen exportador de arte, y tiene entre sus más grandes exponentes a Emmanuel Lubezki Morgenstern, también conocido como “El Chivo”, nacido el 30 de noviembre de 1964 en la Ciudad de México, y uno de los cineastas más destacados de la historia del cine en este país.
Lubezki es producto de la generación que hizo nacer el “nuevo cine mexicano” a finales de los noventa, que regresó al público la fe en los productos fílmicos nacionales, llenó salas locales y ahora domina las entregas de premios más importantes de la industria.
Al igual que los directores Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro; el sonidista Martín Hernández y los cinematógrafos Guillermo Navarro y Rodrigo Prieto, “el Chivo” ha llevado su arte de México hasta el espacio.
LA SEXTA FUE LA VENCIDA
Antes de que alguno de “los tres amigos” siquiera figurara entre las nominaciones y primeras filas de las premiaciones y festivales, ahí estaba Emmanuel, quien en 1995 entró en la terna por el Oscar a la Mejor Fotografía por La Princesita, justamente dirigida por Alfonso Cuarón.
Ambos profesionales se conocieron en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la Universidad Nacional Autónoma de México en donde, desde 1983 iniciaron una dupla que persiste. Su primer trabajo juntos fue el cortometraje co-dirigido por Carlos Marcovich llamado Vengeance is mine.
En 1991, Cuarón se reunió con su ex compañero para que fotografiara su ópera prima Sólo con tu Pareja, de ahí creó la cinematografía de cinco películas más hasta el momento: A Little Princess, Great Expectations (1998), Y tu mamá también (2001), Children of Men (2006) y Gravity (2013). Ésta última la que le dio su primer Oscar en 2014.
La de Gravity fue su sexta nominación al Premio de la Academia, pues anteriormente había competido con The Little Princess, Sleepy Hollow, The New World, Children of Men y The Tree of Life, trabajos que compartió con directores como Tim Burton y Terrence Malick.
Para 2014, Lubezki hizo mancuerna con otro mexicano exitoso, estaba enrachado e iba nuevamente como favorito para ganar la estatuilla con Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance), una película dirigida por Alejandro González Iñárritu, que encumbró a “El Chivo”, y también a “El Negro”.
LAS DIFICULTADES DE “GRABAR EN EL ESPACIO”… O EN LA NIEVE
Emmanuel, quien también estudió Historia en la UNAM, ha aceptado que sus trabajos con Iñárritu fueron todo un reto, pues acostumbrado a aprovechar la luz natural en espacios abiertos, Birdman implicaba exprimir los cuartos cerrados, además de que su directos realizó el guión convencido de que quería que el filme pareciera que se había filmado en una sola toma.
«Todos tenían que dar el máximo en cada momento y porque sabían que las tomas iban a estar enteras en la película. Eso le dio una «energía» al filme que no hubiera tenido de otra forma”, dijo Lubezki a la agencia EFE luego de ganar el Oscar el año pasado.
Después vino The Revenant, cuya grabación significó un “infierno en vida” para el staff, de acuerdo con las declaraciones de algunos de sus miembros al Hollywood Reporter, e incluso el propio González Iñárritu dijo que en temperaturas bajo cero mover la cámara de un lado a otro “era una pesadilla”.
“Tuvimos largos periodos de ensayo en los que Alejandro casi crea una coreografía entre la cámara, los actores y el paisaje […] Crear estas tonalidades es muy complicado, porque estás trabajando con la naturaleza y no siempre puedes controlar lo que está ante ti”, dijo Lubezki en una de las entrevistas de 20th Century Fox.
Por su parte el protagonista del filme Leonardo DiCaprio aplaudió el trabajo de “El Chivo”: “Hacía falta un cinematógrafo de su talla para darle vida a tan compleja historia, es el viaje de un hombre pero al mismo tiempo recorre una vida de emociones”.
“’Chivo’ Lubezki, amigo, hermano, compañero y maestro, él hizo un trabajo increíble. El filme fue rodado de una manera particular, capturó todos los destellos de belleza y poesía que nos ofrecía el paisaje. ‘Chivo’ es un maestro de la iluminación, y crea una experiencia despiadada, pero al mismo tiempo es muy profundo, y eso le da poder a la imagen”, dijo a su vez Iñárritu.
Gravity, junto a Cuarón también tuvo sus dificultades, no precisamente las relacionadas con “grabar en el espacio”, como lo preguntó un reportero en conferencia de prensa al director, si no las que tenían que ver con que la tecnología que deseaban usar simplemente no estaba desarrollada.
Para resolverlo crearon cubos con pantallas de LED que les permitirían ajustar la luz para que la iluminación en la cara de los actores coincidiera con la Tierra, el sol y las estrellas detrás. Además, para poder estirar las tomas, manufacturaron una especie de robots camarógrafos , según dijo el también galardonado Alfonso Cuarón a la revista Variety.
LOS INICIOS
Pero Del Toro, Cuarón y Lubezki tienen todavía más cosas en común y es una historia que comenzó en 1988 nada más y nada menos que en “El Canal de las Estrellas”. Los tres formaron parte de los realizadores de La Hora Marcada, una serie de televisión que significó la respuesta mexicana al programa estadounidense La Dimensión Desconocida.
Ahí se encargó de la fotografía de ocho capítulos, la mayoría dirigidos por Cuarón y uno de ellos por Luis Estrada, quien luego destacó también por películas como El Infierno y La Ley de Herodes.
Dicen sus biografías que Lubezki se interesó por el cine desde muy pequeño, cuando a los 10 años su padre le regaló su primera cámara fotográfica y su mayor hobbie era ver películas extranjeras, entre las que predominaban las de Federico Fellini y Pier Paolo Pasolini. Las veía sin subtítulos, pues su interés por la imagen siempre era mayor al que las palabras podían expresar.
Su primer trabajo profesional fue precisamente junto a Luis Estrada en la película de 1991 Bandidos, protagonizada por Pedro Armendariz jr.
Su salto a la fama fue rápido, sus trabajos en México como Miroslava, Como Agua Para Chocolate y Ámbar le dieron premios Ariel, el galardón de cine más importante en el país.
Después logró internacionalizarse con títulos exitosos como Reality Bites, protagonizada por Winona Ryder, Ethan Hawke y dirigida por Ben Stiller; Un Paseo Por Las Nubes del también mexicano Alfonso Arau; Meet Joe Black, con Brad Pitt y Anthony Hopkins; Ali de Michael Mann; The Cat in The Hat, basada en el cuento del Dr. Seuss y Burn After Reading de los hermanos Coen, por mencionar algunas.
Asimismo, trae con él cuatro Critics’ Choice Movie Awards, cinco premios de la Sociedad Americana de Cinematógrafos y cuatro BAFTA, otorgados por la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión.
«El Chivo ya tiene un estatus muy alto entre sus colegas y ganar tres Oscar seguidos sólo puliría más su reputación», dijo el presidente de la Asociación Estadounidense de Cinefotógrafos (ASC, por sus siglas en inglés), Richard Crudo.
Tras esta temporada de premios y extenuante grabación de The Revenant, Lubezki se queda con su lugar histórico como el mexicano con más nominaciones al Oscar y sólo puede pensar en descansar e «hibernar como el oso».