“Mi amiga me dijo que había un perrito que intentaron agarrar pero no podían. Y lo fui a buscar. Cuando lo encontré estaba en una caja, sentado. No tenía brillo en los ojos. Lo puse en una transportadora y me lo traje. Yo dejé todo para que él estuviese bien. Fue muy duro. No comía nada”, cuenta Pía Lozano, un año después del rescate.
Ciudad de México, 27 de diciembre (LaOpinión/SinEmbargo).- Era la víspera de Navidad de 2017 y Pía Lozano había viajado en auto hasta Pilar, en Argentina, para visitar a unas amigas. Se animó a preguntar dónde estaba el perro que deambulaba por la zona y del que le habían hablado ese día. Sin éxito, muchos habían intentado ayudarlo y algo en su interior le decía que tenía que verlo con sus propios ojos.
“Lloré porque no podía creer que nadie lo haya ayudado antes, pero como era 23 de diciembre, venía Navidad”, contó la mujer en un video, a un año de distancia del rescate del perrito.
“Mi amiga me dijo que había un perrito que intentaron agarrar pero no podían. Y lo fui a buscar. Cuando lo encontré estaba en una caja, sentado. No tenía brillo en los ojos. Lo puse en una transportadora y me lo traje. Yo dejé todo para que él estuviese bien. Fue muy duro. No comía nada”, detalló.
This dog’s transformation is the best Christmas miracle ever ?❤️? pic.twitter.com/qkB8PMbryJ
— The Dodo (@dodo) 27 de diciembre de 2018
“Yo me di cuenta que él quería vivir. Siguió luchando, por eso su nombre: Hércules. […] Un día se paró y comenzó a caminar. Se cansó rápido, pero fueron sus primeros pasos. Lloré. Después corrió y le comenzó a crecer el pelo”, narró.
Una Navidad después, la vida de Hércules es totalmente diferente. Su aspecto también dio un giro de 360 grados.
“Es un perro muy mimoso. Le encanta estar en brazos. Cuando tuve que ponerlo en adopción, no pude. Estoy súper orgullosa. Me demostró que él quería vivir”, dijo Lozano.
Así lucía Hércules:
Así luce ahora: