Jorge Zepeda Patterson
27/12/2015 - 12:00 am
El único insomnio justificable
Con el ánimo de que la siguiente tanda tenga más éxito, le sugiero incluir en sus compras algunas de estas propuestas; una mezcla de novelas que le atraparán sin demeritar en calidad.
Aproveche esta semana en que las librerías se quedarán vacías y hágase de material para reponer los libros que tiene a un lado de la cama. Aproveche también para “echar del empleo” a los títulos que luego de varios intentos nunca terminó de leer y simplemente han acumulado polvo en los últimos meses: tampoco es manda torturarse con el volumen que por tercera vez ha tomado y dejado sin pasar de la página treinta.
Con el ánimo de que la siguiente tanda tenga más éxito, le sugiero incluir en sus compras algunas de estas propuestas; una mezcla de novelas que le atraparán sin demeritar en calidad.
Comencemos con los libros de vacaciones o playeros. Esos cuyo ritmo captura y obliga a quedarse un rato más con la luz encendida. Tal es el caso de Mercado de invierno (RBA), de Philip Kerr, un thriller de suspenso sobre el fútbol: el entrenador de un equipo londinense odiado por todos y de origen portugués (no es José Mourinho, pero casi) aparece asesinado en circunstancias misteriosas y corresponde a su sucesor encontrar al culpable. Una trama deliciosa y bien documentada que devela muchos misterios de la vida interior de un club de la Premier. Philip Kerr se ha convertido en el autor inglés de moda de novelas policiacas y con todos los méritos. Me encuentro a medias de los diez títulos protagonizados por su detective Bernie Gunther, pero de eso les platicaré el próximo año.
Otra autora inglesa (originaria de Zimbabwe) es responsable del best seller del año en materia de novela negra con La chica del tren (Planeta). Y más importante aún, ha puesto de moda el llamado domestic noir; tramas en las que detectives y policías están ausentes y los misterios deben ser resueltos por un vecino común y corriente. En este caso Rachel, una joven que viaja todos los días en el tren suburbano de Londres y en las paradas rutinarias por congestión y reparaciones comienza a reconocer en los balcones y ventanas a los inquilinos habituales, a quienes incluso les asigna nombres y les inventa historias. Un día cae en cuenta de que una hermosa mujer a quien ha bautizado Jess, ha desaparecido y que el comportamiento de su esposo es sospechoso. Rachel se dará a la tarea de investigar la desaparición de Jess pero el lector descubrirá que la mitad de la historia no está en el vecindario sino dentro del tren en el que viaja Rachel.
Si quiere sufrir un poco menos y reírse un poco más, le sugiero que vaya corriendo por La vida sexual de las gemelas siamesas (Anagrama), la última novela de Irvine Welsh (sí, el de Trainspotting). Un fresco ácido y satírico sobre la vida del fitness en Miami encarada a partir de los enredos de una entrenadora de gimnasio, bisexual y obsesionada con el culto al cuerpo, suyo y ajeno. La historia subyuga desde el inicio hasta el final, pero incluso si no fuese así, son tantas las frases y escenas afortunadas que el lector pronto se descubrirá a la caza de estas perlas sin desperdicio.
Por muchas razones 2015 fue el año del libro Sumisión (Anagrama) de Michel Houellebecq. Si bien está ambientada en Francia del 2022 su tema no podría ser más actual: el ascenso al poder de un presidente musulmán y la polémica imposición de prácticas islámicas en la vida cotidiana francesa. Sumisión llegó a las librerías el 7 de enero, día del ataque a la revista Charlie Hebdo y si no es que ya lo era, se convirtió en lectura obligada once meses después con los atentados en París. Ya verá usted por qué.
Para el amante de los relatos cortos, tengo dos opciones infalibles. El asesinato de Margaret Thatcher (Destino), de la afamada Hilary Mantel, una de las mejores plumas en lengua inglesa. La escritura de Mantel suele dejarme la misma sensación que un poema: sabes que algo se te escapa pero tienes la certeza de que lo que has leído dice mucho más de lo que entiendes; lo lees con los ojos de la intuición.
Algo no muy distinto de lo que sucede con Haruki Murakami. Para los que creen que sus novelas cortas son mejores que sus tabiques de ochocientas páginas, su libro de cuentos Hombres sin mujeres (Tusquets), constituye un argumento a su favor. Siete relatos de hombres solos en los que Murakami nos mostrará que en realidad son las mujeres las verdaderas protagonistas de estas historias.
En suma, seis novelas que, espero, provoquen en usted algún insomnio, eso sí, por los mejores motivos.
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