El viernes pasado el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) declaró nula la elección para gobernador de Colima, noticia que estremeció al pequeño estado no sólo por su propia magnitud, sino porque desde el último mes la localidad había padecido serios estragos, entre ellos el atentado contra el ex gobernador Fernando Moreno Peña, al parecer por parte del crimen organizado.
Luego de una sesión que duró varias horas, el magistrado presidente del TEPJF, Constancio Carrasco Daza, terminó su brillante intervención reconociendo la intromisión del Estado en el proceso electoral y confirmando (con su voto de calidad) la anulación de la elección.
El funcionario culpable de poner de bruces esta elección fue el todavía secretario de Desarrollo Social Rigoberto Salazar Velasco, quien un día antes del fallo final del TEPJF reconoció como suya la voz que en un audio le daba órdenes a una de sus empleadas para que, utilizando los programas de su Secretaría, apoyara a candidatos priistas, entre ellos al candidato a gobernador José Ignacio Peralta Sánchez
Aun cuando las suspicacias han hablado de una traición por parte de Salazar Velasco en contra del ex gobernador electo Peralta Sánchez, traición que se ha ligado al propio mandatario estatal, Mario Anguiano Moreno, todos estos no han sido más que distractores para no demeritar la imagen del propio Nacho Peralta, quien al parecer volverá a competir en las elecciones extraordinarias, pues, por un lado, ha sido imposible (y seguramente lo será) comprobar que Salazar Velasco haya cometido una traición (en lugar de un traspié) y, por otro, que el gobernador Anguiano Moreno lo haya instruido para trabajar en favor de los candidatos priistas.
Lo único cierto es que, por el impacto que tiene el cargo de secretario de Desarrollo Social en la sociedad y el reconocimiento expreso de su secretario de haber apoyado a los candidatos priistas, la elección fue anulada por segunda vez en la historia local, siendo la primera en 2003.
Por donde se le vea, y como lo he dicho en mi anterior colaboración para SinEmbargo, la anulación de esta elección gubernamental ratifica la derrota del proyecto priista en Colima y la imperiosa necesidad de una alternancia política, pues el PRI, partido en el poder, ha gobernado siempre el Estado y, con ello, obstaculizado toda posibilidad de transformación de la vida democrática colimense, que ahora, como nunca antes, padece corrupción, violencia, desempleo y miseria.
@rogelioguedea