Belgrado, 27 oct (dpa) – Eslovenia cerrará uno de sus principales puestos fronterizos de entrada al país que utilizan los refugiados y los trasladará a su territorio directamente desde la vecina Croacia, con el objetivo de aliviar la presión sobre los pueblos locales de la frontera, señalaron hoy funcionarios del país.
El puesto de Rigonce será cerrado provisionalmente para aliviar la presión de los pueblos de Dobova y Brezice, donde los refugiados en los campamentos superan a la población local, informó el funcionario municipal Mihael Boranic a la agencia de noticias eslovena STA.
La pasada noche 1.400 refugiados llegaron al paso de Rigonce, informó STA, que se suman a los 8.625 del lunes. En total, llegaron al país 83.600 inmigrantes desde comienzos de mes, la mayoría entrando por esas tres poblaciones.
Eslovenia entró en el circuito más utilizado por los refugiados en su camino a Europa Occidental después de que Hungría cerrara su frontera el 17 de octubre. Por su parte, Croacia registró y trasladó desde entonces a más de 260.000 refugiados. Según el Ministerio del Interior en su web, 7.000 llegaron el lunes y 2.013 en la madrugada del martes.
Boranic aseguró que Croacia y Eslovenia acordaron identificar y tomar las huellas dactilares a los refugiados que siguen en los trenes que los llevan desde la frontera oriental croata con Serbia. Ahora se les permitirá viajar directamente a Eslovenia, ahorrándoles el cruce de la frontera abierta entre Croacia y Eslovenia, en medio de las malas condiciones metereológicas actuales.
Ahora podrían continuar viaje hasta los centros en la frontera de Eslovenia con Austria, en lugar de tener que esperar en campamentos fronterizos abarrotados.
Ello se basa en lo acordado el domingo en una reunión de emergencia de los líderes de 11 países de la UE y de los Balcanes, donde prometieron aumentar su control sobre el flujo de inmigrantes.
Sin embargo, en la frontera entre Eslovenia y Austria cientos de refugiados pasaron la noche del lunes a la intemperie. Fueron enviados allí por soldados eslovenos, pero rechazados por las fuerzas fronterizas austriacas, contaron varios testigos, que se encuentran varados en tierra de nadie, sin alimentos o agua. Para protegerse del frío encendieron hogueras.
Entre ellos había muchas familia con niños pequeños. Los refugiados gritaban «¡Queremos irnos!».