Respondo de nuevo a la encuesta que me pedía describir o definir brevemente un orgasmo. Pero esta vez elaboro en mis respuestas un pausado e intermitente elogio del orgasmo postergado, incluso diluido en su imagen, multiplicado como en un espejo que respira hondo. Un elogio del ritmo que lo acrecienta y que vuelve largo, muy largo el anhelo.
Por Alberto Ruy-Sánchez