Este viernes tendrá lugar el eclipse lunar más largo del siglo XXI. Hoy en día la «luna sangrienta» ya no asusta a nadie, pero supo ser uno de los fenómenos más aterradores e incomprensibles.
El fenómeno durará una hora con 43 minutos y no será visible en México, sólo en Europa, África, Asia y parte de Oceanía, dijo Daniel Flores Gutiérrez, informó la UNAM.
Ciudad de México, 27 de julio (RT/SinEmbargo).– A lo largo de la historia, cuando la Luna adquiría tintes rojizos despertaba temores y desconcertaba a quienes eran testigos de semejante metamorfosis. Hace siglos, aún no se sabía que se trataba de un fenómeno astronómico que poco tenía que ver con la ira de dioses antiguos o un presagio de futuras desgracias.
Los eclipses lunares no dejan de sorprender incluso hoy en día, aunque ya no generan controversia y en vez de infundir miedo más bien se han convertido en un impresionante espectáculo nocturno. A la espera de la «luna sangrienta», este 27 de julio muchos se preparan para disfrutar de lo que será el eclipse lunar más largo del siglo XXI, que durará 1 hora y 43 minutos.
El portal Quartz ha repasado varias historias del libro de George Chambers La historia de los eclipses (The story of eclipses) de 1899 para recordar cómo el cambio temporal del color de la Luna conseguía revolucionar la percepción del fenómeno en la sociedad de los siglos pasados, atemorizando a algunos y dando ventajas a otros.
PRIMER REGISTRO Y PRIMER PRESAGIO
Por primera vez en la historia de la humanidad un eclipse lunar fue registrado en China. Tuvo lugar el 29 de enero de 1136 a.C. o, en otras palabras, «en el año 35 de Wen-Wang, en el día Ping-Tzu», según Chambers, citando el libro para registros Chou-Shu, de la antigua dinastía Zhou.
No obstante, se estima que el eclipse lunar descrito en el libro aconteció en 1059 a.C., cuando en el poder estaba el último rey de la dinastía Shang. El rey vasallo Wen de la dinastía Zhou consideró la desaparición de la Luna del firmamento como un importante presagio de que había llegado la hora de desafiar a su señor Shang.
CÓMO UN ECLIPSE LLEVÓ AL FRACASO DEL EJÉRCITO
El antiguo filósofo griego Plutarco describió en su obra ‘Vida de Nicias’ cómo el 27 de agosto de 413 a.C. un eclipse lunar convirtió en un desastre la preparación de la huida del Ejército ateniense de Sicilia, donde sus soldados luchaban sin mucho éxito contra las fuerzas de Siracusa.
Los soldados se habían enfermado y el Ejército no avanzaba en el combate, por lo cual el comandante Nicias decidió que los atenienses tenían que abandonar la isla. «Todo estaba preparado debidamente para el embarque y el enemigo no prestó atención a estos movimientos porque no los esperaba. Pero por la noche se produjo un eclipse lunar que infundió un gran pánico en Nicias, y el resto, sea por ignorancia o superstición», escribió Plutarco.
«Lo consideraron entonces como un fenómeno extraño y sobrenatural, un signo con el que los dioses anunciaron alguna gran calamidad», detalló. La calamidad para el Ejército ateniense no se debió tanto a la Luna, sino más bien a la ignorancia de Nicias. El enemigo capturó a los soldados atenienses que entraron en pánico antes de que pudieran
CIENCIA CONTRA BRUJERÍA
El erudito y clérigo del siglo XIX Edward Churton sacó a la luz una historia inusual de cómo el arzobispo de Canterbury Thomas Bradwardine, también conocido como Doctor Profundus, recurrió a la astronomía para hacer frente a los hechizos de una bruja.
Una noche de verano de 1349 una bruja trató de asumir la responsabilidad por la desaparición de la Luna y exigió que le hicieran «buenas enmiendas por males anteriores», o en caso contrario le pediría al Sol que también retirara su luz de los residentes locales.
Lo que la bruja no esperaba era que Bradwardine fuera un matemático y filósofo que había estudiado con astrónomos árabes y conocía el fenómeno de los eclipses solares y lunares. Según recoge Churton, el hombre le pidió a la bruja que le dijera la hora a la que planeaba hacer sus hechizos. De lo contrario, aseguró que le diría él mismo «cuándo sería la próxima vez que el Sol y la Luna se oscurecerían, en qué parte de su orbe comenzaría la oscuridad, cuánto se extendería y por cuánto tiempo perduraría».
EL TRUCO DE COLÓN
En junio de 1503 dos carabelas supervivientes de la expedición de Cristóbal Colón arribaron a Jamaica. Según detalla Duncan Steel en su libro ‘Eclipse: The Celestial Phenomenon that Changed the Course of History’ (‘Eclipse: El fenómeno celestial que cambió el rumbo de la historia’), la tribu indígena de los arahuacos compartió la comida con los españoles durante seis meses y finalmente se hartó de darles su pescado y yuca.
Los marineros asesinaron a los arahuacos y robaron su comida. Colón tomó la situación bajo su control y tres días antes del eclipse lunar previsto para la noche del 29 de febrero de 1504 le dijo al líder de la tribu que su dios cristiano estaba enfadado porque los indígenas habían dejado de ser generosos.
Colón estaba al tanto del fenómeno astronómico gracias al almanaque del astrónomo Johannes Mueller von Koenigsberg, utilizado por los marineros, y advirtió que el descontento divino se haría visible en tres días: la Luna iba a desaparecer del cielo y se teñiría de rojo por la rabia.
La predicción se cumplió tal cual y, atemorizados por la «luna sangrienta», los arahuacos no tardaron en correr rumbo a las naves españolas cargados de alimentos y rogarle a Colón que les ayude a hacer las paces con su dios. Colón prometió negociar el pacto bajo la condición de que los arahuacos siguieran compartiendo su comida con los miembros de la expedición.
Así, los españoles abandonaron Jamaica para dirigirse a casa casi un año y medio después de su llegada a la isla caribeña. Si Colón no hubiera engañado a los indígenas, quién sabe si hubiera vuelto a España y ahora el mundo fuera tal como es.