Ciudad de México, 27 de julio (SinEmbargo).- Hace 15 años, cuando sus amigos y colegas le dedicaban el maravilloso Aute, ¡Mira que eres canalla!, Luis Eduardo Aute se sorprendía porque el cubano Silvio Rodríguez lo convenció de que una de sus canciones emblemáticas, “Me va la vida en ello”, era en realidad un son.
Y el filipino español que siempre huyó “de los fastos y los oropeles”, no pudo escapar del sino impuesto por su amigo de toda la vida y ahí está la versión “bailable” del maravilloso tema donde el poeta pide: “Quiero que me digas, amor, que no todo fue naufragar”.
Ismael Serrano, el español de “Papá, cuéntame otra vez” refrendó aquello de “ahora me voy con Charly al Alphaville, hoy reponen La huida, la de Sam Peckinpah con Steve McQueen”, demostrándonos con ello que sólo Aute puede poner el apellido Peckinpah en una canción y obtener buenos resultados.
Pasaron muchos años y aquel disco doble es hoy todo un clásico de la canción de autor. En el siglo XXI, al que ha llegado entero y fumador, Luis Eduardo Aute, ese “menudo punto filipino” –según definición de Joaquín Sabina- sigue sin soportar escuchar las canciones en su propia versión y, en cambio, goza oyendo las interpretaciones de los demás.
Así lo cuenta en entrevista exclusiva con SinEmbargo, un día antes de que este sábado 23 de julio presentara, en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato, su película El niño y el basilisco.
LAS VIEJAS CANCIONES EN NUEVAS VOCES
Hermosa la versión. Hermosa y rara. Eso es lo que ha hecho la mexicana Natalia Lafourcade de “Slowly”, acompañada por el español Leiva, en lo que se trata de un nuevo homenaje a las canciones de Luis Eduardo Aute en el reciente disco Giralunas.
Artistas como Miguel Poveda, Depedro, Estopa, Leiva, Andrés Suárez, Rozalén y Abel Pintos, entre otros, se quitan el sombrero ante la poesía musical de un gran artista, referencia cultural de las últimas décadas en España y en Latinoamérica, donde es venerado.
“Aute tiene esa capacidad de crear a través de su música, de sus letras y de su manera de componer, imágenes muy bellas, muy poéticas y a la vez muy canallas”, describe Vanessa Martín, otra de las voces que se suman al homenaje con su interpretación de “Siento Que Te Estoy Perdiendo”.
Con el disco de homenaje a Aute se incluye un DVD con un mediometraje de 30 minutos de dibujos del artista nacido en Manila en 1943.
La película se llama Vincent y el Giraluna y es una fábula sobre la conversión de un girasol en giraluna y su posterior encuentro con el pintor Vincent Van Gogh.
Luis Eduardo Aute es un artista en el más amplio sentido de la palabra. Como pintor suma decenas de exposiciones individuales y colectivas. Ha dirigido varios cortos y el largometraje Un perro llamado Dolor. Es autor de una veintena de libros de poemas y canciones. Y como músico, su obra se extiende a lo largo de más de 40 discos que lo convierten en una leyenda viva de la canción de autor en nuestro idioma.
–Pensaba que no iba a haber algo que superara el ¡Mira que eres canalla!
–(risas) Bueno, te puedes imaginar que me siento muy satisfecho porque veo que mis canciones han logrado superar el paso del tiempo y las nuevas generaciones se las han hecho suyas para darles nueva vida.
–En el arte el tiempo ponen las cosas en su lugar…
–Sí, no me lo esperaba para nada. El homenaje este es un proyecto de Sony, me hablaron hace cuatro años, luego se aparcó el proyecto, luego se retomó y me preguntaron si me parecía bien hacer dúos, pero no quise, lo que quise es que cada uno eligiera la canción que quisieran y que luego la destrozaran a su antojo. Eso han hecho. Nunca escucho canciones mías cantadas por mí. No lo soporto. Sólo puedo escuchar canciones mías cantadas por otros. En este caso no sólo son otros sino que además han hecho un trabajo muy original, muy creativo. A propósito de que el tiempo pone las cosas en su sitio, parece ser que es así, que el tiempo lo pone todo donde tiene que estar. El tiempo también lo destroza todo, ¿verdad?
–Hace muchos años, usted estaba sorprendido por el son que había hecho Silvio de su tema “Me va la vida en ello”, ¿qué cosas le sorprendieron de Giralunas?
–Hay dos canciones, la de Miguel Poveda (“Prefiero amar”) y la de Soleá Morente (“Aleluya Nº7”), que fueron llevadas al flamenco y eso me sorprendió gratamente, la verdad. Jamás hubiera pensado que alguna de mis canciones podía ser interpretada en tiempos de flamenco. Las demás canciones también son muy originales y de hecho voy a robar unas cuantas ideas del disco.
–Se ha mantenido usted siempre bastante alejado del flamenco…
–Me gusta mucho el género, pero para ser flamenco hay que ser gitano, andaluz y yo nací en Filipinas, en las antípodas del flamenco. Es como si le pidieras a un sueco cantar rancheras, ya me dirás cómo le saldría aquello.
–Ya lo dijo Joaquín Sabina, que usted es un “menudo punto filipino”
–(risas) Bueno, esa es la opinión de Joaquín
–¿Qué es Vincent y el Giraluna?
–Es lo que le ofrecí a la compañía disquera a cambio de los dúos que no quise hacer en el disco. Tenía unos dibujos hechos para la canción “Giralunas” y pensé que era una buena idea desarrollar esos dibujos para convertirlos en una película de animación. Sería mi homenaje a los homenajeadores. Al final de la película hay unos créditos donde le doy las gracias a mis compañeros.
–Usted vive los dos mundos: el vértigo del escenario y el tempo “slowly” de la creación individual, ¿cómo es la relación entre ambos?
–Son experiencias muy distintas y complementarias. Allí donde no llega la palabra, está la imagen. Donde acaba la música, empieza la pintura. Empecé a pintar desde muy joven. Si soy algo, es pintor. Lo de escribir canciones fue muy posterior e intento hacerlo lo mejor que puedo en ambos lenguajes. Son medios de expresión muy distintos…
–¿Hay todavía que decir desde lo artístico?
–Hay muchos proyectos que están aparcados desde hace tiempo. Una película animada que en este caso será un largometraje. Los proyectos no dependen de mí, me sobran ganas y me falta tiempo.
–¿Dónde vive usted, Luis Eduardo?
–Vivo en Madrid, desde hace muchos años y mi vida es un tanto caótica, lo contrario al orden. Pero hasta aquí llegué con ese caos.
–¿Cómo ve a México, un país al que usted quiere mucho?
–Efectivamente, yo adoro a este país y la pasión crece cada vez que vengo. Me produce mucha tristeza la dualidad de este país, un lugar nutrido con tantas culturas, donde habitan unos seres absolutamente cordiales, cariñosos…no acabo de entender que se desarrolle al mismo tiempo el otro México, tan terrible…cada país tiene sus propios problemas, claro, nadie está libre de los conflictos, pero México me duele mucho más que otros…
–En España la esperanza está en “Podemos”
–Bueno, (risas), “Podemos” es “Veremos” para mí. Está bien que hayan surgido estos movimientos, tienen mucha fuerza y están dándole la vuelta a todo. Veremos qué pasa.