La pequeña Isidora nos muestra un poco de su mundo en el cual no sólo hay monstruos, sino también humanos y un pequeño conejo.
Por Mariana Salazar
Ciudad de México, 27 de junio (Langosta Literaria/SinEmbargo).– Cuando eres pequeño todo es posible sin importar qué. Isadora Moon en el castillo encantado nos lo demuestra con la historia de una pequeña llamada Isadora que, aunque es una niña muy inteligente y encantadora, su único problema es que su padre es vampiro y su mamá una hada. Aunque realmente no es un problema ya que, gracias a ellos y junto a su pequeña hermana, ella tendrá las mejores aventuras e historias que relatar.
La pequeña Isidora nos muestra un poco de su mundo en el cual no sólo hay monstruos, sino también humanos y un pequeño conejo. Ella también nos comparte la lección de que no tenemos y no debemos juzgar a las personas por su apariencia cuando la llevan de excursión de parte de la escuela, en la cual, además de sus compañeros, amigos y profesora, también asisten su conejo y su padre con los cuales sus aventuras se hacen más alegres.
Durante esa excursión, sus amigos rechazaron a un pequeño fantasma, pero ella lucha o trata de hacer que todos lo acepten. La pequeña Isadora Moon logra finalmente que el resto del grupo acepte al fantasma y todos se vuelvan amigos.
Un niño pequeño tiene y tendrá el mundo a sus pies y, como Isadora Moon, debe aceptar a todos como realmente son, sin importar nada, sólo que la gente tenga un gran corazón. Una persona tan pequeña no debería tener más que imaginación en su cabeza.