El Instituto de Neurobiología de la UNAM ha impulsado su crecimiento en diferentes tipos de escenarios con alta tecnología para la detección temprana de factores de riesgo de daño cerebral.
Por Israel Pérez Valencia
Ciudad de México, 27 junio (Agencia Informativa Conacyt/SinEmbargo).- Desde 2005, la Unidad de Investigación en Neurodesarrollo «Dr. Augusto Fernández Guardiola» del Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Juriquilla, lleva a cabo el proyecto de investigación Desarrollo de métodos para el diagnóstico y tratamiento temprano de recién nacidos con factores de riesgo prenatales y perinatales, encabezado por la doctora Thalía Harmony Baillet, quien ha impulsado su crecimiento en diferentes tipos de escenarios con alta tecnología para la detección temprana de factores de riesgo de daño cerebral, así como trastornos de aprendizaje y lenguaje en los niños.
Uno de ellos es la neuroimagen pediátrica de alta especialidad, donde el doctor Manuel Hinojosa Rodríguez ha trabajado durante seis años en la detección oportuna del daño cerebral perinatal a través de técnicas cualitativas y cuantitativas de resonancia magnética de encéfalo, como son la tractografía, resonancia volumétrica y funcional. El empleo de estas técnicas tiene como objetivo el estudio de los diversos patrones neuropatológicos —caracterización y distribución topográfica de la lesión cerebral— que afectan a los neonatos y lactantes con factores de riesgo para daño cerebral.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el doctor Hinojosa Rodríguez puntualizó que este protocolo de investigación es nuevo en México, por lo que es importante impulsar este conocimiento para que instituciones de salud, públicas y privadas, que cuenten con la infraestructura, puedan realizar también diagnóstico oportuno y pronóstico neurológico a largo plazo y evitar, en la medida de lo posible, las secuelas del daño cerebral perinatal en todo el país.
AGENCIA INFORMATIVA CONACYT (AIC): ¿Cómo surge su interés por esta línea de investigación?
Manuel Hinojosa Rodríguez (MHR): Por la falta de herramientas diagnósticas sensibles al daño cerebral perinatal de leve a moderada intensidad. Además, por esta misma limitante, los casos severos de daño cerebral son diagnosticados en etapas más tardías. En este sentido, la doctora Thalía Harmony, como directora de esta unidad, ha promovido la adquisición de alta tecnología para la Unidad de Investigación en Neurodesarrollo, como los resonadores magnéticos y estimulador magnético transcraneal, con los que se desarrollan diferentes proyectos. Aquí se estudia el daño cerebral perinatal, para su diagnóstico y tratamiento oportuno.
Cuando un bebé tiene daño cerebral, la lesión puede expresarse entre los seis y 18 meses de edad a través de datos clínicos que nos orientan hacia una posible patología. Esto es muy variable y depende del tipo y severidad del daño cerebral. No obstante, en la práctica privada o pública, el diagnóstico del daño cerebral se establece cuando la discapacidad motora es evidente y esto ocurre hasta el año y medio o dos años de edad, con un periodo de ventana enorme, por lo que es muy importante detectar oportunamente a estos bebés que potencialmente pueden desarrollar algún tipo de discapacidad motora o parálisis cerebral infantil, que es el peor de los escenarios.
La unidad ha dado un seguimiento longitudinal por más de una década a bebés que presentaron daño cerebral perinatal a través de evaluaciones clínicas, entre ellas, la imagen de resonancia magnética, y ha generado un importante conocimiento científico en relación con la evolución a largo plazo del daño cerebral perinatal.
AIC: ¿Qué es lo que se ha propuesto a partir de este diagnóstico?
MHR: En el área de resonancia magnética de la Unidad de Investigación en Neurodesarrollo, hemos enfocado nuestro trabajo sobre todo en los dos últimos años, al establecimiento de algoritmos que permiten la detección de aquellos bebés que tienen el mayor riesgo de presentar en un futuro secuelas motoras y cognitivas. Esta detección temprana y pronóstico neurológico se logra mediante la inferencia no invasiva de patrones neuropatológicos, así como del establecimiento preciso de la topografía y severidad de la enfermedad.
AIC: ¿Qué fue lo que se estudió en esa nueva línea de investigación?
MHR: Mediante resonancia magnética de encéfalo estudiamos el tipo y grado de la lesión, y con técnicas de resonancia magnética cuantitativa, los parámetros de difusión, tractografía y resonancia volumétrica, estudiamos con gran precisión las anormalidades de la sustancia blanca y gris del cerebro. Esto permite detectar las estructuras y conexiones afectadas para posteriormente determinar las funciones que potencialmente pueden verse alteradas, ya sean motoras o cognitivas. Se recomienda realizar este abordaje en las primeras semanas o meses de vida.
Hemos estudiado la evolución a largo plazo de las secuelas motoras en pacientes con daño cerebral perinatal. En esta investigación hicimos un seguimiento desde los primeros meses de vida hasta los ocho años de edad e incluso, en algunos casos hasta 12, donde estudiamos por resonancia magnética la evolución de la lesión cerebral a través del tiempo, concluyendo con evaluaciones neurológicas, electrofisiológicas como potenciales evocados motores y resonancia magnética de alta especialidad.
AIC: ¿Qué conclusiones se obtuvieron de esta investigación?
MHR: Con base en resultados preliminares, pudimos concluir que el tipo de daño cerebral perinatal, así como la topografía de la lesión, determina las secuelas motoras que tendrá el paciente, no solo a corto sino a largo plazo, y que la intervención temprana determina la severidad de dichas secuelas. Esto es de impacto nacional e internacional porque sería el primer trabajo que relaciona estas variables en un seguimiento tan largo.
Hemos presentado nuestros hallazgos en varias entidades del país, como la Ciudad de México; Monterrey, Nuevo León; Querétaro; Torreón, Coahuila; Guanajuato; Morelia, Michoacán; y Toluca, Estado de México, así como en foros internacionales en Seattle, Estados Unidos, y Vancouver, Canadá. Buscamos darle difusión porque consideramos que este conocimiento científico, generado durante la última década, podría tener un impacto importante en el sector salud de todo el país, debido a que se podría detectar a los bebés que van a desarrollar patologías severas, como parálisis cerebral infantil, y que la detección oportuna en los dos primeros meses de vida daría oportunidad para tratar y modificar la evolución de la enfermedad por el resto de la vida del paciente.
AIC: ¿De dónde parte la adquisición de estos conocimientos?
MHR: Por el trabajo y estudio multidisciplinario del daño cerebral perinatal que se ha realizado en la Unidad de Investigación en Neurodesarrollo en los últimos 12 años, del cual he tenido la fortuna de formar parte desde hace ya más de seis años. Además, tuvimos la oportunidad de capacitarnos en la Universidad del Sur de California, Estados Unidos, con el equipo del doctor investigador John Darrell Van Horn, expertos en neuroimagen y uno de los laboratorios más avanzados del mundo.
Ellos trabajan con la creación y diseño de algoritmos para la automatización de procedimientos para el análisis de imagen por resonancia magnética y otras técnicas de neuroimagen. Estuvimos un semestre académico. Hicimos un trabajo conjunto que se publicó en la revista NeuroImage: Clinical y presentamos otro usando un análisis a través de machine learning para la detección de patologías en niños mayores.
AIC: ¿Qué se pretende hacer con estos avances en los procesos de diagnóstico oportuno de daño cerebral perinatal?
MHR: Nosotros pretendemos que, a mediano plazo, este conocimiento pueda aplicarse dentro y fuera de Querétaro (UNAM), extender el conocimiento de estos algoritmos para que otras instituciones, públicas y privadas, que cuenten con resonadores magnéticos, puedan hacer esta detección oportuna al resto de la población. Esto es de aplicación clínica inmediata, es decir, se podría implementar en el sector salud, para esto se requiere de un resonador magnético con ciertas características, la adquisición de las secuencias necesarias, como las tractografías, además de personal capacitado que sepa adquirirlas, procesarlas e interpretarlas.
AIC: ¿Cómo se obtiene esta capacitación que se requiere para estos algoritmos?
MHR: En la Unidad de Investigación en Neurodesarrollo se da la capacitación. Anualmente impartimos un diplomado que es de convocatoria nacional donde se seleccionan a 20 o 25 aspirantes que cumplan con los criterios. En este sentido, tengo el honor de dar la capacitación para el empleo clínico de la resonancia magnética de alta especialidad en el paciente pediátrico.
Para el desarrollo de este y proyectos futuros se gestionó un convenio de trabajo colaborativo con el Instituto de Neurobiología y el Laboratorio de Neuroimagen (LONI) de la Universidad del Sur de California para trabajar en el procesamiento y visualización de imágenes pediátricas.