Las familias de desaparecidos en Veracruz han cumplido con esfuerzos de justicia que las autoridades prometieron y jamás dieron. En medio de la vigilancia e intervención telefónica de parte de las autoridades estatales, el Colectivo Solecito inició en agosto los trabajos que terminarían por destapar un cementerio clandestino con por lo menos 250 restos humanos en el predio Santa Fe. Ocho meses después el hallazgo se erige como un monumento a la verdad y contra la ineficiencia del Estado que, sin ayudar también acosa, dice la fundadora de la organización civil Lucía de los Ángeles García Henao.
Uno de los legados del ex Gobernador priista Javier Duarte de Ochoa ha sido un velo de desconfianza propiciado por el espionaje. Sólo entre 2013 y el primer semestre del 2016, la Fiscalía Estatal de Veracruz realizó 4 mil 266 solicitudes de acceso a datos conservados por empresas de telecomunicaciones. ¿Qué opinan estas familias de que el Gobierno las espíe?
Ciudad de México, 27 de junio (SinEmbargo).– La búsqueda de desaparecidos en Veracruz se hace en condiciones de ser observado. Lucía de los Ángeles García Henao, fundadora y directora del Colectivo Solecito en Veracruz, lamentó que existan instituciones que espíen a defensores de derechos humanos.
La iniciativa del colectivo, compuesto principalmente por madres de personas desaparecidas, ha llevado al hallazgo del mayor cementerio clandestino en México a la fecha. Al menos 250 restos han sido identificados en el predio Santa Fe, en el Puerto de Veracruz, gracias a los trabajos iniciados por este grupo civil en agosto del año pasado.
No obstante, buscar desaparecidos en Veracruz es exponerse a ser vigilado.
García Henao ha dicho que tuvieron sospechas de ser observados, más no es un obstáculo que los detendrá en su labor, ahora incluso reconocida a nivel internacional.
De acuerdo con el informe “El estado de la vigilancia fuera de control” de la organización Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D), en los años en que esa entidad fue gobernada por el priista Javier Duarte de Ochoa –ahora preso en Guatemala– la geolocalización estuvo a la orden del día.
La Fiscalía General del Estado de Veracruz hizo mil 685 solicitudes de geolocalización en tiempo real entre 2013 y el primer semestre del 2016, refirió el trabajo, que fue realizado con base en reportes de las empresas de telecomunicaciones al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). De esta forma, sólo fue superada entre los «campeones del espionaje» por la Fiscalía General de Chihuahua, que hizo 6 mil 675 peticiones, además de la Procuraduría General de la República (PGR), que realizó 3 mil 670 en el mismo periodo.
En el caso de las solicitudes para datos telefónicos, la dependencia veracruzana también fue la segunda más activa en todo el país. Hizo 4 mil 266 solicitudes, únicamente debajo de la PGR, que formalizó 35 mil 423 peticiones de datos de uso de los usuarios.
Lucía de los Ángeles lamentó el espionaje en México en todas sus formas.
La semana pasada el diario estadounidense The New York Times informó que más de una decena de periodistas y defensores de los derechos humanos habían sufrido un intento de espionaje por medio del programa Pegasus, de la empresa isarelí NSO Group, cuya venta sólo es autorizada a gobiernos.
La situación de inseguridad persiste en Veracruz. Sólo el sábado pasado fueron asesinadas 25 personas. El Gobernador actual, el panista Miguel Ángel Yunes Linares, prometió en campaña acabar con la violencia en sus primeros dos meses. No fue así.
En este contexto, Lucía de los Ángeles Henao concedió una entrevista sobre el activismo en México y los riesgos que impone en un contexto de acoso por parte de las propias autoridades.
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—¿Qué opinión te merece el reciente escándalo de espionaje ?
—Es la degradación total de un Gobierno cuando anda espiando a sus ciudadanos. Se suponía que era para localizar delincuentes. Espiar activistas defensores de derechos humanos, es el colmo; van contra las personas que están intentando hacer un México mejor. Es una represión muy voraz, feroz, que no es digna de una democracia moderna, antes pensábamos que teníamos un atisbo de democracia, ya nos queda claro que no.
—¿Qué riesgo podrían representar los defensores de derechos humanos al Estado?
—El riesgo son las personas que pueden traer un cambio en ciertas áreas del Gobierno que están muy anquilosadas, atrasadas, y que se quieren mantener el poder de una manera anticuada, y en contra de los intereses del pueblo. Yo estoy segura que no se usa para los delincuentes, porque los delincuentes están todos prosperando. Entonces es una interés muy grande por mantener el poder de la manera que está ahorita, que no está beneficiando al pueblo, sino sólo a cierta élite. Es una manera de protegerse que va en contra de los intereses del mismo pueblo.
—¿En algún momento han sabido o tenido suspicacias sobre ser espiados?
—Sí, porque sabemos que aquí las cosas van en sentido contrario de lo que debe de ser, ya lo comprobamos. La suspicacia siempre está. Lo que sucede es que eso no lo puede detener a uno día con día, la cotidianidad se impone. Y sí, la suspicacia vemos que estaba bien fundamentada. Sabemos que esa era una práctica común y corriente, ya cuántos audios no hemos visto que se filtran y son acciones muy sucias, muy de gobiernos represores.
—Han destapado casos grandes de fosas clandestinas y hemos visto respuestas cuando no omisiones, incluso de negación. ¿Cree que hubo una reacción similar del Gobierno ante el señalamiento de espionaje?
—Sí, porque no tiene instinto autodestructivo, sino que va por preservarse. Su interés está en la preservación, y cualquier cosa que invoque un cambio de cosas, pues no les conviene. Cualquier cosa que implique un cambio no es de su interés quiere inmediatamente destruirlo. Todo lo que vaya en contra de su preservación y ya nos dimos cuenta del tipo de Gobierno que tenemos. Ya no tenemos la ilusión óptica de antes. Un país con Estado de Derecho, un país moderno, todo era una ilusión óptica, porque por fuera así parece. Desde lo que es la imagen de lo físico da una impresión, pero cuando se escarba en los entresijos de las autoridades nos damos cuenta de que, francamente, era una ilusión.
—Desde agosto iniciaron los trabajos en el predio de Santa Fe. ¿Fue un parteaguas en la historia del colectivo? ¿Se sienten más vistos por las autoridades ahora?, ¿observadas?
—Somos una piedrita en el zapato, por supuesto, y sí por que se puso en evidencia todo. Esto desmitificó todos los argumentos, destrozó los paradigmas, esto de Santa Fe vino a ser un monumento a la verdad de lo que se vive aquí. Claro que ahora es un referente, pero es incómodo. Sabemos que lo es. Esperamos que el hecho de ser madres, de ser familias, sirva para detener un poquito que no nos vulneren.
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—Ustedes tienen que interactuar con la autoridad en los trabajos que realizan. ¿Cuál es la relación que tienen con ellos?, ¿confían en ellos?
—La palabra confianza es muy grande, no creo que se pueda aplicar aquí. Trabajamos con ellos, pero realmente nosotros hacemos el trabajo y ellos observan, y así es como funciona. A nosotros lo que nos interesa es trabajar.
—¿Tienen la misma visión de las autoridades federales, que de las estatales?
—Sí, es que son diferentes trabajos. Los federales son los de la exhumación, la estatal está como observadora nomás. Está muy acotada la participación de ellos. A nosotros no nos importa, no hay de otra, así trabajamos.
—Recién se encontró cerca de Córdoba una nueva fosa clandestina, ¿ya hay avances?
–No se ha podido explorar porque en Córdoba los servicios periciales están completamente saturado y no nos atrevimos a sacar más nada. No era posible, en términos reales no era posible. Entonces estamos a la espera y ya en cuanto a se dé luz verde iremos. En este caso todo el proyecto está.
—¿Qué respuesta han tenido de las autoridades?
—Depende de ellos no de nosotros. Hay problemas que sólo ellos pueden subsanar. Mientras no estén resueltos, no podemos hacer nada.
—¿Tienen la misma visión de las autoridades federales, que de las estatales?
—Sí, es que son diferentes trabajos. Los federales son los de la exhumación, la estatal está como observadora nomás. Está muy acotada la participación de ellos. A nosotros no nos importa, no hay de otra, así es como trabajamos.