Terapia con nanocuerpos inhalables previene y trata COVID en hámsters

27/05/2021 - 2:11 pm

«Estamos entusiasmados y muy alentados por nuestros datos, que sugieren que el PiN-21 puede ser altamente protector contra la enfermedad grave y puede potencialmente prevenir la transmisión viral de persona a persona», señaló uno de los investigadores del estudio.

Redacción Ciencia, 26 may (EFE).- Investigadores de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) han demostrado que los nanocuerpos inhalables dirigidos a la proteína de la espiga del coronavirus SARS-CoV-2 pueden prevenir la infección por COVID-19 y tratar los casos graves en hámsters.

Es la primera vez que los nanocuerpos -fragmentos de anticuerpos similares a los monoclonales, pero de menor tamaño, más estables y más baratos de producir- se prueban para el tratamiento por inhalación contra las infecciones por coronavirus en un modelo preclínico.

Los detalles de la investigación se publican hoy en Science Advances.

Los científicos demostraron que dosis bajas de un nanoanticuerpo en aerosol denominado Pittsburgh inhalable Nanobody-21 (PiN-21) protegían a los hámsters de la drástica pérdida de peso que suele acompañar a la infección grave por el SARS-CoV-2.

Estos aerosoles también desactivaban el virus en las vías respiratorias (nariz, garganta y pulmones) de los animales en un millón de veces, en comparación con el tratamiento con placebo.

«Al utilizar una terapia de inhalación que puede administrarse directamente en el lugar de la infección -el tracto respiratorio y los pulmones- podemos hacer que los tratamientos sean más eficaces», asegura Yi Shi, investigador en Pittsburgh y primer autor del estudio.

Los animales que recibieron nano-cuerpos inhalados tienen menos partículas de coronavirus en sus bronquiolos (panel derecho, naranja) y están menos inflamados (magenta). Foto: EFE/Nambulli et al., Science Advances

«Estamos entusiasmados y muy alentados por nuestros datos, que sugieren que el PiN-21 puede ser altamente protector contra la enfermedad grave y puede potencialmente prevenir la transmisión viral de persona a persona», añade.

Anteriormente, Shi y sus colegas habían descubierto un repertorio de más de ocho mil nanocuerpos de alta afinidad contra el SARS-CoV-2 del que seleccionaron uno ultrapotente (Nb21) y lo modificaron mediante bioingeniería para maximizar su actividad antiviral.

El PiN-21 resultante es, con mucho, el nanocuerpo antiviral más potente que se ha identificado, según la revisión de los estudios publicados por los investigadores.

Los experimentos demostraron que el PiN-21 protegía de la infección si se administraba por vía intranasal antes del contagio.

Además, los hámsters tratados con PiN-21 no adelgazaron, mientras que los animales tratados con placebo perdieron hasta un 16 por ciento de su peso corporal en la primera semana de la infección (un adulto humano pierde unos seis kilos de peso en una semana).

Además, la inhalación de nanocuerpos no sólo redujo la carga viral en los pulmones de los hámsters, también tuvieron un menor grado de inflamación que los que recibieron placebo.

Para desarrollar la terapia con aerosoles, los científicos tuvieron que superar varios retos técnicos: los aerosoles de partículas pequeñas debían llegar a lo más profundo del pulmón y las partículas del tratamiento tenían que ser lo suficientemente pequeñas para que aglutinarse y lo suficientemente fuertes para soportar la presión extrema necesaria para suspenderlas en el aire.

Eficacia del tratamiento de PiN-21 en aerosol en el modelo de hámster de SARS-CoV-2. Foto: Sham Nambulli et al., Inhalable Nanobody (PiN-21) prevents and treats SARS-CoV-2 infections in Syrian hamsters at ultra-low doses, Science Advances, mayo 2021.

Los nanocuerpos PiN-21, que son aproximadamente cuatro veces más pequeños que los típicos anticuerpos monoclonales con una estabilidad excepcionalmente alta, son perfectamente adecuados para esta tarea, son mucho más baratos de producir y pueden generarse rápidamente para adaptarse al virus que cambia de forma, según los autores.

«La COVID-19 es ahora una enfermedad preeminente del siglo XXI. Llevar el tratamiento directamente a los pulmones puede suponer una gran diferencia para nuestra capacidad de tratarlo», concluye Doug Reed, investigador y coautor del estudio.

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