En los resultados de la investigación, que involucró a autoridades e instituciones de Colombia, Brasil, Bolivia, Estados Unidos e Inglaterra, se explica además que la empresa y la tripulación no tomaron la decisión de aterrizar en otro aeropuerto pese a que eran conscientes de que no tenían la gasolina suficiente para completar el vuelo.
Bogotá, 27 de abril (EFE).- La falta de combustible fue la causa del accidente de un avión de Lamia, que se cobró la vida de 71 personas, la mayoría de ellas del club brasileño de futbol Chapecoense en noviembre de 2016 en Colombia, pues la cantidad que llevaba el avión era insuficiente para completar el vuelo.
Así lo reveló hoy el Jefe del grupo de investigación de accidentes de la Aeronáutica Civil de Colombia (Aerocivil), Coronel Miguel Camacho, que señaló al revelar el informe final del accidente que se constató que el avión no tenía la cantidad suficiente de combustible.
«La aeronave se abasteció con 1.636 kilos de combustible en Santa Cruz para completar 9.300 kilos. Esta cantidad era insuficiente para completar el vuelo entre Santa Cruz, Bolivia, y Rionegro, Colombia, la cantidad mínima del combustible debía ser 11.603», detalló el coronel Camacho.
El accidente se produjo el 28 de noviembre de 2016, cuando el avión que transportaba la delegación del Chapecoense a Medellín, donde debía jugar la final de la Copa Sudamericana ante el Atlético Nacional, se estrelló a pocos kilómetros del aeropuerto tras quedarse sin gasolina.
En el accidente murieron 71 personas y otras seis resultaron heridas.
El informe final, presentado un año y cinco meses después de la tragedia, señala además que la compañía Lamia planeó este vuelo sin escalas y no cumplió con los requisitos de cantidad mínima de combustible exigidos por las autoridades internacionales.
El vuelo no cumplió «los requisitos de cantidad mínima de combustible para completar un vuelo internacional; no tuvo en cuenta el combustible requerido para ir al destino»; para «contingencia, que es un cinco por ciento en este caso»; para «ir al alterno, que en este caso era Bogotá, y un combustible mínimo para poder aterrizar», añadió el coronel Camacho.
En los resultados de la investigación, que involucró a autoridades e instituciones de Colombia, Brasil, Bolivia, Estados Unidos e Inglaterra, se explica además que la empresa y la tripulación no tomaron la decisión de aterrizar en otro aeropuerto pese a que eran conscientes de que no tenían la gasolina suficiente para completar el vuelo.
«El avión pudo haber despegado con el combustible totalmente limitado de manera que insistimos que era obligatoria una escala intermedia», agregó al referirse a que ni la tripulación ni la empresa tomaron una decisión.
Otra de las conclusiones fue que Lamia tenía problemas de organización, una compleja situación económica y dificultades en su gestión de seguridad operacional.
«No cumplía las políticas de combustible. Efectivamente tenía una política escrita, hacia eco la empresa en sus manuales de los estándares internacionales sobre combustible pero no los cumplía», detalló.
Asimismo, el informe destaca que la compañía boliviana no cumplió con la supervisión requerida al vuelo y la llamada oportuna de prioridad y emergencia cuando se estaba agotando el combustible, lo que generó «una demora en la aproximación del avión a la pista de Rionegro», aeropuerto que sirve a Medellín.