La Premio Princesa de Asturias 2018, reflexiona sobre lo que significa ser feminista en este continente violento y rompe un estigma en favor de la mujer latinoamericana, a la que considera que ha abandonado hace tiempo una sumisión frente al hombre.
La autora recuerda su primer artículo feminista -la denuncia de los cómics mexicanos con dibujos de mujeres violadas o ensangrentadas-, reivindica la primera píldora anticonceptiva y alaba la fortaleza del movimiento #MeToo.
Por Juan Carlos Gómez
Bogotá, 27 de enero (EFE).- La reportera Alma Guillermoprieto (México, 1949) sigue escribiendo «bajo el volcán» sobre la convulsa actualidad latinoamericana. Ahora ha dejado por un momento los conflictos geopolíticos y ha publicado el libro ¿Será que soy feminista? (Random House 2020), un ensayo sobre el feminismo dedicado «a las que pelean».
En una entrevista con la Agencia Efe, Guillermoprieto reflexiona sobre lo que significa ser feminista en este continente «violento» y rompe una lanza en favor de la mujer latinoamericana a la que considera que ha abandonado hace tiempo una sumisión forzada frente al hombre.
«Eso ha sido un gran mito. No veo muchas mujeres sumisas ya. Lo que veo, en primer lugar, son mujeres jóvenes que están hartas y no están dispuestas a soportar ciertos patrones de vida que no van con los tiempos de hoy. También veo a mujeres de clase trabajadora, casadas, con hijos que le dicen al marido: «¿pero ya…, no?…eso también existe, no veo sumisión», afirma con contundencia la Premio Princesa de Asturias 2018 de Comunicación y Humanidades, entre otros galardones.
MUJERES QUE PELEAN
Como ejemplos de pioneras de la defensa del feminismo en América Latina, Guillermoprieto destaca en el ensayo a la peruana María Elena Moyano, la activista de Villa Salvador, en Lima, asesinada por los terroristas de Sendero Luminoso.
También recuerda la mexicana Esther Chávez que fue la primera persona que empezó a contar, una a una, a las víctimas de los feminicidios en Ciudad Juárez. Sin duda, una pionera de la respuesta contra la violencia de género que inspira estos días a miles de personas que están tomando con protestas las calles de México.
Estas mujeres y otras que aparecen en el libro «no creían ser feministas» y esta idea fue la que empujó a concretar este trabajo de la periodista.
«Siempre he sido reportera y he huido del ensayo. Pero de repente fui víctima de un matoneo en las redes sociales y me dije que no podía estar callada. Cuando empecé a escribir y tratar de defenderme, me hizo falta un encuentro conmigo misma para ver qué pienso sobre el feminismo», declara sin ambages.
LA REVOLUCIÓN AVANZA
Fruto de esta reflexión, Guillermoprieto recuerda su primer artículo feminista -la denuncia de los cómics mexicanos con dibujos de mujeres violadas o ensangrentadas-, reivindica a Gregory Pincus por formular la primera píldora anticonceptiva y alaba la fortaleza del movimiento #MeToo.
Este repaso nos devuelve al título del libro. «La primera respuesta es que no existe el feminismo, existen tantas variantes del feminismo y ahí viene la pregunta ¿será que soy feminista?. Hay que identificarse con esas variantes y lo que trato de hacer es una especie de reconciliación», aclara la escritora.
«Creo que la revolución ha cuajado pero falta mucho (…) Pero la revolución se hace cuando la población acepta que hay que cambiar y, en este sentido, las mujeres aceptan que hay que cambiar y estamos en ese momento», añade.
EL ESTADO DE LAS COSAS
La pasión que traslada Guillermoprieto sobre el feminismo no evita que la conversación toque temas capitales en su vida como el periodismo. Para muchos que conocen las revueltas centroamericanas por sus artículos en The Washington Post, o reconocen las selvas de Colombia por sus crónicas en The New Yorker, la autora sigue siendo un referente.
Recién llegada de reportear en Bolivia, Guillermoprieto mantiene el espíritu crítico ante un continente que considera «polarizado» y que sorprendió al mundo a finales del año pasado cuando muchas capitales estallaron en llamas.
«Nos tomó a todos por sorpresa, no sé si fue una falla nuestra o que el futuro siempre es impredecible. No habíamos previsto el impacto de las Iglesias evangélicas. No habíamos previsto la reacción de las mujeres en las luchas por sus derechos, que ha provocado una contrarrevolución violenta que se refleja en los feminicidios», destaca.
La escritora augura que las movilizaciones en América Latina «no se han apagado» y que continuarán durante este año. «La maravilla de Latinoamérica para nosotros los reporteros es que siempre hay historias, o alucinantes o terribles, y también maravillosas que contar».
Por ello, concluye que tanto el feminismo como el periodismo -«un trabajo fascinante»- hacen falta en una sociedad donde las redes sociales cuentan «fantasías».