En el primero de los tres cálculos que realiza el Departamento de Comercio de Estados Unidos, el comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB), reporta que en el último trimestre del ejercicio, el crecimiento de la actividad fue de 1.9 por ciento, el nivel más bajo desde hace cinco años.
Ciudad de México, 27 de enero (EFE).- La economía de Estados Unidos presenta una desaceleración en 2016 con un crecimiento de 1.6 por ciento, el más bajo en cinco años, frenada por un mayor déficit comercial del esperado, indicó hoy el Departamento de Comercio.
En el último trimestre del ejercicio, el crecimiento de la actividad fue de 1.9 por ciento, también muy por debajo del 3.5 por ciento correspondiente al mismo periodo de 2015.
Se trata del primero de los tres cálculos que realiza el Gobierno estadounidense sobre el comportamiento del Producto Interior Bruto (PIB), por lo que la cifra es todavía provisional.
El reporte ofreció señales mixtas, con un repunte de la inversión en vivienda en el último trimestre de 10.2 por ciento, lo que apunta a una recuperación del sector inmobiliario.
No obstante, y pese al bajo nivel de las hipotecas, estas han comenzado a subir en los últimos meses, lo que puede frenar las compras en 2017.
Asimismo, el gasto de los consumidores, que supone dos tercios de la actividad económica en Estados Unidos, creció a un ritmo anual de 2.5 por ciento en el último trimestre, gracias al auge en las compras de automóviles y productos informáticos.
Por su parte, el déficit comercial sustrajo 1.7 por ciento a la tasa de crecimiento en último trimestre del año, debido a un descenso en las exportaciones y un alza en las importaciones.
El saldo comercial internacional de Estados Unidos se ha visto afectado por la fuerte apreciación del dólar experimentada en los últimos meses de 2016.
En conjunto, estos datos se registran después de que el nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, prometió que la economía volverá a crecer de manera sostenida entre el 3 por ciento y el 4 por ciento anual bajo su mandato, que comenzó el pasado 20 de enero.
Trump ha prometido notables rebajas de impuestos y un agresivo plan de estímulo fiscal a través de la inversión en infraestructura y defensa.
Pero esta tendencia de flojo crecimiento se prevé que continúe en los próximos años. La Oficina de Presupuestos del Congreso, una agencia no partidista, ha proyectado esta semana una expansión económica de 2.3 por ciento en 2017 y de 1.9 por ciento en 2018.
«Es difícil ver cómo podemos llegar a un crecimiento del 4 por ciento dada la actual estructura de la economía, especialmente el envejecimiento demográfico y el crecimiento de la productividad. Esto es cierto sea quien sea el presidente», apuntó Gus Faucher, economista jefe adjunto de PNC Financial Services.
La propia presidenta de la Reserva Federal (Fed), Janet Yellen, señaló la pasada semana que el crecimiento económico en EE.UU. se encuentra «constreñido por una variedad de factores que afectan la oferta y la demanda, incluida el lento crecimiento de la fuerza y productividad laboral, la débil demanda exterior y los persistentes vientos en contra tras la crisis financiera».
El banco central, que subió los tipos de interés de referencia en diciembre al rango actual de entre 0,50 por ciento y 0.75 por ciento, volverá a reunirse la próxima semana para analizar la política monetaria de EE.UU.
Aunque ya ha afirmado que prevé hasta tres rondas de ajuste monetario a lo largo de 2017, es improbable que lo haga en su primer encuentro del año, a la espera de ver la evolución económica y las primera medidas que adopte el Gobierno de Trump.
Otros economistas, por su parte, creen que es importante ubicar en el contexto global este crecimiento estadounidense y son más optimistas.
«Sé que la mayor parte de la gente dirá ‘Oh, un 2 por ciento no es tan bueno’, pero en el mundo actual lo es. Muchos países estarían envidioso», dijo Beata Caranci, economista jefe de TD Economics, en una nota a los clientes de esa empres