Diego siempre se mostró como un hombre con conciencia de clase, comprometido con las ideas socialistas y, en Argentina, con el peronismo, con todas sus complejidades.
Por Emmanuel Gentile
Buenos Aires, 26 de noviembre (RT).- La estrella del futbol mundial trascendió el deporte y se mostró siempre comprometido con las ideas socialistas en América Latina.
Nacido en Villa Fiorito, un humilde barrio de la localidad bonaerense de Lomas de Zamora, el ídolo argentino Diego Armando Maradona, quien murió este miércoles a los 60 años, nunca olvidó sus orígenes. «Crecí en un barrio privado de Buenos Aires. Privado de luz, de agua, de teléfono», decía con ironía en 2004, en una de sus frases más recordadas.
Tal vez por eso, y a pesar de las fortunas que pudo ganar como jugador, siempre se expresó políticamente del lado de los pobres, en contra de la desigualdad y a favor de la justicia social.
Es que, fuera de las canchas, Diego siempre se mostró como un hombre con conciencia de clase, comprometido con las ideas socialistas y, en Argentina, con el peronismo, con todas sus complejidades.
Las ideas del ídolo, que también provocan rechazo en los sectores conservadores, no sólo eran conocidas por sus propias declaraciones sino que estaban marcadas en la piel. En su brazo derecho, el argentino llevaba y solía mostrar con orgullo un tatuaje del líder de la Revolución cubana, el también argentino Ernesto «Che» Guevara.
Pero a la isla lo unía, además, una profunda amistad con Fidel Castro, quien lo acogió en su país para que realizara un tratamiento de salud, entre 2000 y 2005.
El destino quiso que muriera el mismo día que su «comandante», como solía llamar Maradona a Castro, fallecido el 25 de noviembre pero de 2016.
MARADONA Y EL SOCIALISMO DEL SIGLO XIX
Su posición política también lo acercó a otros líderes latinoamericanos, como el expresidente venezolano Hugo Chávez, el líder boliviano Evo Morales, el exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva o sus compatriotas Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.
El apasionado apoyo de Diego Armando a los referentes del llamado Socialismo del Siglo XXI lo llevó a compartir un viaje en tren con Chávez y Morales, en 2005, cuando se realizó en la ciudad de Mar del Plata la recordada «contra cumbre» o III Cumbre de los Pueblos, en la que se rechazó el Tratado de libre comercio, conocido como ALCA, que excluía a Cuba.
Ese acto se organizó en oposición a la Cumbre de las Américas, de la que participó el expresidente de Estados Unidos, George Bush. «Todo lo que hagan Fidel y Chávez será para mí lo máximo en este mundo que quiere gobernar el asesino de Bush, el diablo, como le dijo el maestro», señalaba entonces un Maradona jugado políticamente a la izquierda.
Tras la muerte de Chávez, el argentino mantuvo su relación con el Gobierno bolivariano de Venezuela a través de Nicolás Maduro, a quien incluso le ofreció ayuda para sobrellevar la crisis.
«Diego nos ayudó en cosas secretas, para traer alimentos para el pueblo de Venezuela, eso lo puedo confesar hoy», reveló este miércoles el Jefe de Estado venezolano, en un acto en el que se lo vio acongojado por la noticia.
LOS «HERMANOS» DE EVO Y DIEGO
Con Evo Morales el vínculo sobrepasó lo político y se extendió a lo deportivo. En 2008, el excampeón mundial en México 1986 jugó un partido en el estadio olímpico de La Paz, para reclamar que se anulara la prohibición de la FIFA de jugar partidos internacionales a más de 2 mil 750 metros sobre el mar.
En el ámbito deportivo, fue siempre crítico de la dirigencia del máximo ente que regula el futbol en el mundo. Sus acusaciones de corrupción en las altas esferas del organismo tuvieron su correlato al estallar el escándalo del «FIFA gate», por el que fueron condenados varios exdirectivos.
En noviembre del año pasado, el astro rechazó expresamente el golpe de Estado ocurrido en Bolivia desde sus redes sociales. Y el expresidente lamentó este miércoles la muerte de su «hermano», como lo consideró desde su cuenta de Twitter.
SIEMPRE PERONISTA
En Argentina, donde es adorado mayoritariamente por haber llevado a la Selección albiceleste a su consagración máxima, el compromiso de Maradona con el progresismo despierta repulsión en algunos sectores de la derecha, sobre todo del antiperonismo, aunque hay quienes prefieren separar su posición ideológica de lo deportivo.
«Fui, soy y siempre seré peronista», fue una de las últimas frases políticas del exentrenador de Gimnasia y Esgrima La Plata, en ocasión del Día de la Lealtad que celebra el movimiento cada 17 de octubre.
Su constante apoyo a Cristina Kirchner y al actual Presidente Alberto Fernández -con quien se reunió en diciembre, a poco de haber asumido-, así como las durísimas críticas que le dedicó al exmandatario Mauricio Macri, acrecentaron amores y odios a ambos lados de la llamada «grieta» que divide a los argentinos.
Fernández decretó este miércoles tres días de duelo y puso a disposición la Casa Rosada para que se realice allí el masivo velatorio del máximo ídolo deportivo de Argentina, y de la ciudad de Nápoles, en Italia, donde los hinchas realizaban una vigilia para despedir al «rey».