Hablar sobre enfermedades mentales aún sigue siendo un tema tabú en México y en el mundo. Yo Fausto, que toma elementos de la anécdota fáustica, es un filme que expone en pantalla lo duro que resulta enfrentar la esquizofrenia y los prejuicios que impiden atenderla a tiempo.
Ciudad de México, 26 de noviembre (SinEmbargo).– Bajo una crítica sobre lado oscuro del núcleo familiar convencional mexicano y exponiendo un tema aún tabú como lo son las enfermedades mentales, se desarrolla el filme Yo Fausto, del cineasta Julio Berthely que compite en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara.
Fausto (Christian Vazquez) es un personaje inspirado en la literatura clásica y que de igual forma se encuentra insatisfecho con la vida que lleva. La presión por estudiar medicina que ejerce su padre (Carlos Aragón) aunado a la enfermedad mental de su madre (Arcelia Ramírez), lo obligan a buscar su propia felicidad.
Sin embargo, aunque él decide dejar todo atrás e ir a conseguir lo que desea, que es hacer fotografía en otro país, se ve obstaculizado.
«Yo Fausto trata de un joven que busca sus sueños, pero que son truncados por una enfermad que destruye por completo la posibilidad de encontrarlos. Entonces, ¿qué pasa cuando a ese ser humano se le borra la posibilidad de alcanzar los sueños y pierde el valor a la vida», se cuestiona el director Julio Berthely entrevista con SinEmbargo.
Justo de esa premisa arranca el filme que es una representación de la obra Goethe adaptada a la familia convencional de México, que comúnmente se rige con los cánones patriarcales y el machismo.
«Quería retratar el lado oscuro del núcleo familiar mexicano a partir de una eventualidad que en este caso es una enfermedad», detalla.
Fausto se ve forzado a dejar la vida que construía en España después de que se entera que su novia está embaraza. Ve como única salida vivir con su padre de nuevo aunque esto implique trabajar para él en su empresa. Su padre se convierte en una especie de «Diablo», del que se lee en la obra literaria, con el que termina por hacer un trato: Beneficiarse de él a cambio de sus condiciones.
Fausto se encuentra atrapado en la vida de la que había huido y de la que de alguna manera es difícil ahora estar fuera. Su infelicidad y la presión le provocan un ataque psicótico que le detona la enfermedad que le había heredado su madre.
Yo Fausto retrata la esquizofrenia, una enfermedad que aún sigue siendo un tema tabú.
«Sigue siendo un tabú no sólo en México sino también en el mundo. Es decir, no nos gusta hablar de eso. No nos gustan esos temas. No nos gusta cuando sentirnos señalados en el aspecto de que pudiéramos desarrollar algún padecimiento, cuando en realidad la salud mental debería tratarse como cualquier tipo de padecimientos».
El director tuvo que documentarse ampliamente para adentrarse en la enfermedad. Entrevistó a médicos, y pacientes con esquizofrenia, visitó hospitales y convivió con personas que la padecen para poder abordar el tema en el guión de su filme que representa su ópera prima.
Señala que la esquizofrenia es un padecimiento que ha sido marginado por la humanidad históricamente, y al momento de que las personas puedan verlo más en pantalla logrará que se vaya cambiando su percepción y provocará que se hable del tema.
«Al momento de abordarlo en una película de alguna manera se vuelve un tema sensible, se vuelve un tema incómodo para ciertas audiencias y eso de alguna forma también me pareció muy atractivo. No puedo negar que es el tipo de cine que me gusta, el cine que incómoda, el cine que hace reflexionar desde otro punto. Un cine más subversivo».
Yo Fausto llega a México en el marco del FIC de Guadalajara después de un estreno mundial y por el paso de festivales como el San Diego, la Muestra de Cine Latinoamericano de Cataluña y El Cairo International Film Festival donde ha sido reconocida.
Por ahora sólo tendrá funciones presenciales en Guadalajara, pero se espera que en 2021 tenga su estreno en salas de cine.